Raúl y Adrián, el socorrista y el hamaquero que salvaron a un turista de morir ahogado: «Gracias a nuestra coordinación sigue con vida»

Los profesionales rescataron a un bañista, de 71 años y origen sueco, en la playa de Costa Alegre de Mogán

La víctima, de origen sueco, fue evacuada crítica al Insular

Salvan a un turista de morir ahogado en Mogán

La Provincia

Las Palmas de Gran Canaria

La bandera roja ondeaba este martes en la playa de Costa Alegre, en Arguineguín. Raúl Montesdeoca, socorrista, acababa de cambiarla debido al fuerte oleaje y a la subida de la marea. Eran las 12.30 y estaba acompañado por Adrián Cabrera, hamaquero de Mogán, que aprovechaba para cobrar el servicio de tumbonas a unos turistas. El reloj se detuvo en ese instante. «¡Adri, al agua!», gritó Raúl, de 23 años.

En el mar, en una zona peligrosa, un bañista gritaba pidiendo auxilio. El socorrista lo vio, justo cuando empezaba a ahogarse. Sin tiempo para pensarlo –y sin necesidad de hacerlo–, Raúl y Adrián se tiraron al mar. Su rápida intervención –un minuto más tarde ya lo tenían en la arena– salvó la vida al individuo, un turista sueco de 71 años que se recupera en el Hospital Insular. 

«Estábamos controlando Costa Alegre y Las Marañuelas. Adri iba a cobrar unas hamacas y yo estaba mirando hacia el agua. Ahí lo vi, gritaba desde una zona peligrosa. Solté todo y le dije a Adri que iba para el agua», explica Raúl, joven moganero, sobre cómo comenzó el rescate. Él corrió por la arena hacia el interior del mar; Adrián también dejó sus quehaceres para ayudar. Salió disparado por un muro y, a la altura del turista, se tiró al agua. «Raúl ya lo tenía agarrado. El señor en ese momento ya estaba semihundido», añade Adrián, de 31 años. Los dos lograron sacarlo y trasladarlo a la arena. Un lugar seguro. 

La víctima expulsaba agua y espuma por la boca, toda la que había tragado estando en apuros en el mar. En la arena, lo taparon con una sombrilla y lo colocaron en posición de seguridad. «Cuando reaccionó estaba en ‘shock’. Nos miraba sin poder decir nada», añade Raúl, que controla y da seguridad en las playas de Mogán desde hace dos años. También agradece a Adrián que se tirase: «Gracias a que se lanzó, porque si no yo también me las vería complicadas para salir de allí con el señor». «No lo iba a dejar solo», le responde el compañero.

Adrián tiene claro que el rescate exitoso fue posible gracias a la buena comunicación que tuvieron y a no perder los nervios en ningún momento, «pese a lo complicado de la situación». «Gracias a la grandísima coordinación entre Raúl y yo pudimos ayudar a esta persona para que hoy siga con vida», confiesa, orgulloso, este hamaquero natural, también de Mogán. Esa cercanía al mar y ese conocimiento de la costa hicieron que ayer salvasen una vida.

Mientras Raúl lo atendía en la arena, Adrián dio aviso al 112. La víctima, en ese momento, tenía las constantes vitales muy débiles. «Me sorprendió la coordinación, que no nos pusimos nerviosos y controlamos la situación Dentro de lo malo, hemos salvado una vida y eso es satisfactorio», añade el hamaquero con dicha.

Traslado del turista al helicóptero que lo evacuaría al Insular, ayer, en Arguineguín

Traslado del turista al helicóptero que lo evacuaría al Insular, ayer, en Arguineguín / LP/DLP

Una vez llegaron al lugar, el Servicio de Urgencias Canario (SUC) trasladó al turista hasta el muelle de Arguineguín, donde un helicóptero lo esperaba para evacuarlo al Hospital Insular. Lo hicieron, según el informe del 112, en estado crítico. Pero vivo, gracias a la proeza de Raúl y de Adrián, que espera poder ver de nuevo estos días a la víctima por Arguineguín; al menos, para conocerlo.

«Los socorristas y hamaqueros de Mogán son un gran equipo que responden a la altura de las circunstancias», dice, sin titubear, el concejal de Playas, Limpieza Viaria y Vías y Obras, Willy García, orgulloso de los dos profesionales que intervinieron. García pone en valor los cursos de formación y la apuesta municipal por estos trabajadores. «En días de oleaje actúan entre cuatro y ocho veces, cuatro u ocho rescates diarios. Eso es ejemplo de perfección y gran profesionalidad», destaca el responsable del área, que hace hincapié en «lo orgulloso que está del equipo –formado por una veintena de personas– y de su reacción –siempre– inmediata».

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