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La víctima de la estafa de las santeras de Vecindario: «Nos hicieron cortes, nos patearon y obligaron a tocar gallos muertos»

Dos falsas curanderas de Gran Canaria sustraen 60.000 euros en dinero y joyas a una víctima a la que engañaron diciéndole que a un familiar le quedaban tres días de vida

Elementos utilizados en un ritual de santería, en una imagen de archivo

Elementos utilizados en un ritual de santería, en una imagen de archivo / LP/DLP

Las Palmas de Gran Canaria

La enfermedad de un familiar (y la desesperación) llevaron a Rocío -nombre ficticio para preservar su anonimato- a recurrir a prácticas en las que nunca había pensado. Qué podía perder, se preguntó entonces, un día de julio. Un vídeo en redes sociales le dio el impulso definitivo. En él salían dos mujeres, de la localidad grancanaria de Vecindario, que se autodenominaban sanadoras y curanderas.

La angustia y el no ver otra salida la llevaron a descolgar el teléfono y ponerse en manos de esas dos santeras, que se aprovecharon de ella, convirtieron su desespero personal en terror y usaron su vulnerabilidad para estafarla. Entre el dinero y joyas le quitaron 60.000 euros. La Justicia, tras una operación de la Guardia Civil, investiga a las dos mujeres por presuntos delitos de estafa, apropiación indebida, coacciones y lesiones.

«Vi a estas personas en redes sociales que decían que eran sanadoras y curanderas y decidí contactar con ellas. Me dijeron que fuera a su casa con mi familiar. Lo hice», relata Rocío, acompañada de su abogada Sara Grondona Chacopino, del despacho Vokse Abogados. La pesadilla se volvió real. En la visita le dijeron que a su familiar -afectado por depresión- le quedaban «tres días de vida» y que otros sufrirían muertes y enfermedades inminentes. Crearon un clima de terror con un objetivo: lucrarse económicamente aprovechando su vulnerabilidad.

Rocío realizó un primer pago: 5.800 euros. Que su allegado se curase era su única prioridad, costase lo que costase. "Hay que hacer un ritual ya", afirmaron. "Tiene un muerto encima que hay que quitárselo", añadieron. El sacrificio consistió en echarles humo de puros, obligarles a tocar gallos muertos, ensangrentados, recibir escupitajos de alcohol, realizarles cortes en la espalda y patearlos.

Cuando terminaron, no había sido suficiente para las santeras estafadoras, que no habían logrado deshacerse de ese supuesto muerto que merodeaba. Rocío y su familiar necesitaban un segundo ritual para el que había que llamar a un palero mayor y pagar de nuevo 6.000 euros. Y además debía llevar objetos personales de oro, plata y cobre. «Yo no tengo cobre, pero os puedo dar las joyas que tengo», les contestó Rocío, con la idea de que tras el ritual se las devolverían.

Pero eso no ocurrió. Cuando les pidió las joyas le dijeron que debía volver a pagar otros 6.750 euros. La afectada no tenía esa cantidad, pero sí que les dio 6.000. «Por los 750 euros que les quedó supuestamente a deber la persiguieron y amenazaron, la siguieron hasta su casa y le dijeron que tuviera cuidado y mirara a sus espaldas», cuenta su abogada, Grondona. Lograron convertir a Rocío en una persona sumisa a sus deseos. Todo esto en cuestión de solo dos semanas.

Una villa y billetes de avión

Pero aquí no termina la historia. Con la víctima presa del pánico, llegaron los mensajes. «Me dijeron que habían quedado dañadas y que tenían purificarse de los malos espíritus que habían cogido. Para eso debía alquilarles una villa en el sur con piscina para que los expulsaran dándose baños», añade la víctima. También le pidieron billetes de avión en primera clase a Houston. Rocío se negó, se dio cuenta de la realidad, de que se habían aprovechado de ella. En ese momento, contactó con Grondona y Vokse Abogados.

Rocío no ha vuelto a tener contacto con ellas, aunque sí sabe que usan las joyas que le sustrajeron: las estafadoras las exhibían en directos a través de sus redes sociales. En total, entre el dinero y los objetos, el perjuicio económico asciende a 60.800 euros.

La denuncia de la víctima llevó a la Guardia Civil del puesto principal de Vecindario a poner en marcha una investigación que consistió en el cotejo de bases de datos policiales y gestiones con entidades bancarias y telefónicas hasta identificar a las dos supuestas espiritistas. Las mujeres comparten domicilio en Vecindario y los agentes las consideran una trama criminal dedicada a la estafa, apropiación indebida, coacciones y lesiones. No se descarta que haya más víctimas.

La de Rocío es una historia de miedo, engaño y amenazas, pero también de valentía, porque tres meses después de contactar con ellas se atreve a alzar la voz y, pese al temor y al qué dirán, cuenta su historia para que otras posibles víctimas se atrevan a denunciar. «Su objetivo es, pese al miedo, que la gente a la que le pueda dar vergüenza denunciar lo haga», subraya su abogada. Las dos santeras están en la calle, a la espera de juicio mientras avanza la instrucción del caso.

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