Caso Abierto - La Provincia - Diario de Las Palmas

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Piden hasta 28 años de cárcel para una banda que prostituía nigerianas

Los procesados obligaron a una de las víctimas a realizar un juramento de pago en el que debía someterse al ritual de comerse el corazón de una gallina

Mabel M. desde el Hospital Insular de Gran Canaria cuando denunció que su marido le mandó a rociar ácido.

La Fiscalía solicita condenas que van desde diez hasta 28 años de prisión para una banda acusada de prostituir nigerianas en la Isla. En el escrito de conclusiones provisionales de la acusación pública se desvela que los nigerianos Mabel M., su marido Kingsley O., sus hermanas Dorcas I. y Blessing E., los hermanos de su pareja; Kelvin O. y Eddy O., en conjunto con su amante Antonius J., natural de Países Bajos, se dedicaron entre 2009 y 2015 a «captar mujeres» en el país africano. La banda, que está en situación regular en el país, actuaba de forma «coordinada y perfectamente estructurada», y prometían a las víctimas un puesto de trabajo digno en España.

Una vez que arribaban al país, se valían de «amenazas» para obligarlas a ejercer la prostitución. Tanto los procesados, como intermediarios se encargaban de captar a las afectadas, para ello contactaban directamente con ellas o con sus familiares. Después les sometían a rituales ‘yuyu vudú’ para obligarles a pagar los gastos del viaje. Durante la investigación llevada a cabo por la Policía Nacional y el Juzgado de Instrucción número 2 de San Bartolomé de Tirajana, se determinó que a la testigo protegido número fue captada en 2009. Fue a través de un amigo de Mabel M., conocido como ‘Otokinadu’ aunque no ha podido ser identificado. Esta persona trasladó a la víctima a un lugar donde le obligaron a tragarse el corazón de una gallina como parte de un «juramento» de pago que incluía la «amenaza de muerte».

A la afectada le entregaron por órdenes de Mabel M. un pasaporte falso con el cual viajó desde Nigeria hasta Estambul, Turquía. Ahí estuvo unos dos meses en la vivienda de un hombre desconocido, donde habían otras mujeres captadas para ser trasladadas a Europa. La principal acusada le hizo llegar a la denunciante otra documentación ilegal para que viajase en una barca hasta Atenas, Grecia, en compañía de terceros. Tras llegar a ese país, fue alojada en otra casa con varias mujeres donde, según la Fiscalía, «fue objeto de agresiones físicas y sexuales» por parte de varios implicados que se encargaban de vigilarla. 

Transcurridos dos meses, Mabel M. contactó a otra mujer, no identificada, para que trasladara en avión a la testigo protegido con destino a Madrid, con otra documentación falsa. Al día siguiente, marzo de 2010, arribó a Gran Canaria y cogió un taxi con rumbo a Vecindario, donde fue recogida por la principal acusada quien la llevó hasta su domicilio en la calle Diego de Ordaz. En esa vivienda, señala el ministerio público, residían también Kingsley O., Dorcas I y Antonius J. hasta 2012. Estos tres «actuaban bajo las órdenes» de Mabel M. y se aprovechaban del bajo nivel cultural de la víctima, de sus circunstancias económicas y de género para obligarla a prostituirse para pagar la deuda contraída con la banda que ascendía a 50.000 euros, además de los gastos de alquiler. Así, la afectada se vio obligada a ejercer la prostitución -bajo amenazas de muerte y agresiones- para después entregar todo lo que recaudaba por ello, así como lo que percibía en su trabajo de limpiadora en los bungalows Dragon Club, propiedad de Antonius J.

La víctima obtenía mensualmente 200 euros destinados al alquiler y 50 para la comida, que sacaba Mabel M. del sobre entregado por la afectada para hacer el recuento de lo recaudado. Además, la principal acusada y su hermana Dorcas I., golpeaban a la víctima para compelerle a pagar. La testigo protegido estuvo al menos cinco años ejerciendo la prostitución, al tiempo que mantenía relaciones sexuales consentidas con Antonius J. hasta que en 2015 saldó la deuda. La afectada presenta estrés postraumático, depresión, estigmatización y dificultades para adaptarse a causa de lo ocurrido.

Otra víctima, la testigo protegido número cuatro, fue captada en 2012 cuando tenía 17 años tras contactar con Mabel M. y su marido Kingsley O. quienes le ofrecieron ejercer la prostitución en España. En 2013 a Marruecos, estando embarazada, mientras que en el trayecto su madre fue llevada a «prestar un juramento» que consistía en comerse un hígado de cabra, con la finalidad de obligar a la afectada a pagar la deuda de 35.000 euros que iba a contraer. En Nador, Marruecos, donde estuvo cinco meses, fue agredida físicamente por los hermanos de Kingsley O. y sexualmente por Eddy O. -quien sabía que estaba en gestación-. Después viajó en patera con estos últimos acusados hasta Melilla, de allí viajó a Madrid donde Mabel M. le gestionó, a través de la embajada de Nigeria, unos documentación que «no correspondía con sus datos reales». El 22 de junio de 2014 ambas salieron con destino a Gran Canaria.

La afectada se prostituyó en Las Palmas de Gran Canaria y en Playa del Inglés, San Bartolomé de Tirajana, y no abonó dinero a los procesados por no disponer de recursos económicos. A causa de esto, la víctima presenta ansiedad y depresión.

Ácido

Mabel M., denunció a su marido Kingsley O. en 2013 por, supuestamente, orquestar, desde Vecindario, un ataque el 22 de abril de ese año en su contra cuando ella estaba en Nigeria. La acusada estuvo al borde de la muerte después de que le rociaran un ácido en el cuerpo, que le desfiguró el rostro. Todo esto mientras se estaba separando. Por ello, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de San Bartolomé de Tirajana ordenó el ingreso en prisión sin fianza del procesado el 11 de junio del mismo año, en una causa diferente a la que se juzga ahora.

La Fiscalía pide 28 años de cárcel para Mabel M. por un delito de trata de seres humanos en concurso ideal con prostitución coactiva y falsedad en documento público. Mientras que para Dorcas I., Antonius J. requiere 11 años y seis meses de cárcel y para Blessing E. 11 años, estos por un delito de trata de seres humanos en concurso con prostitución coactiva. Respecto a Kingsley O. y Kelvin O. interesa diez años y tres meses para el primero y diez años y dos meses para el segundo por el delito de trata de seres humanos. Y para Eddy O. solicita 12 años por trata de seres humanos en concurso con falsedad en documento público. Pide, además, una indemnización de 100.000 euros para cada víctima. El juicio contra esta banda comienza el próximo lunes.

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