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Doble asesinato en Adeje | El escenario del crimen

Las víctimas fueron atacadas con una piedra de 8,5 kilos, según la Guardia Civil

El sargento jefe del Laboratorio de Criminalística manifiesta que en la roca hallada junto al cuerpo del menor de edad había sangre, pelos y restos de masa encefálica

El acusado del doble asesinato al llegar a la sala de vistas. |

Los tres agentes del Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil que realizaron la inspección ocular y el informe fotográfico en la cueva donde aparecieron los cadáveres del doble asesinato ocurrido en Adeje en abril del 2019 informaron este jueves en el juicio que, junto al cuerpo de Jakob, apareció una piedra con la que presuntamente se atacó a las víctimas y que la misma tiene un peso superior a los ocho kilos y medio.

En la citada piedra había muchas manchas de sangre, pero también restos de masa encefálica y pelos, tanto largos como cortos, según refirió el sargento jefe del citado grupo de la Unidad Orgánica de Policía Judicial del Instituto Armado.

Ramas rotas

Una de las conclusiones a la que llegó el Laboratorio de Criminalística fue que en el exterior de la cueva se produjo una agresión, puesto que varias ramas de los arbustos del lugar se hallaban rotas y tenían diversas manchas de sangre. Además, en la entrada había una importante mancha de sangre que estaba tapada con una piedra grande. En un exhaustivo informe fotográfico, que comenzó durante la tarde del 24 de abril, los citados guardias civiles expusieron las características del entorno del sitio en el que fueron localizados los cuerpos, así como el interior de la cueva, el estado de los cadáveres y lo que había alrededor de los mismos.

En el exterior de la cueva donde se hallaron los cuerpos se produjo una de las agresiones

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La cavidad posee tres accesos diferentes y un corredor de 28 metros de largo, así como varias pequeñas dependencias a ambos lados del mismo. En base al análisis del paraje, la agresión ocurrió junto a una de las entradas de la cueva, por la que se produjo el acceso del acusado y las víctimas. En este paso, no había restos de arrastre de cuerpos. En los otros dos accesos no había indicios de que alguien hubiera accedido de forma reciente. A preguntas de las partes, el sargento del Laboratorio de Criminalística afirmó que no es fácil llegar a la entrada a dicho espacio si no se conoce previamente.

Boca abajo

La mujer fue encontrada tendida, boca abajo y vestida, con su mochila a la espalda. Tenía una piedra sobre la cabeza y, en principio, todo apunta a que la misma fue colocada allí después de que sufriera el ataque mortal. En la mochila de la citada víctima había documentación, 678 euros en billetes y monedas, una llave del Volkswagen Caddy que había alquilado el día antes en el aeropuerto Tenerife Sur o varias friambreras pequeñas. El jefe del Laboratorio de Criminalística confirmó que, debido al estado de los rostros, la identificación de ambas personas hubo que hacerla mediante pruebas de ADN.

El hijo mayor del acusado, Jakob, apareció a unos tres metros y medio de su madre, tendido en el suelo sobre uno de sus costados. También tenía importantes lesiones en la cabeza y la cara. Y una agente del mencionado grupo de Policía Judicial explicó al abogado defensor que en el interior y en el exterior de la cueva hallaron restos de sangre, tanto de “goteo” (caída vertical desde el cuerpo al suelo) como de «transferencia» o «proyección» (aquellas gotas que salen despedidas con cierta fuerza hacia las inmediaciones del cuerpo).

Casa limpia

En el domicilio del acusado, Thomas Handrick, no se encontraron restos de interés para la investigación. Esta inspección se efectuó durante la jornada del 26 de abril. No obstante, los agentes intervinieron un ordenador, dos teléfonos móviles y documentación de viaje. Los integrantes del Laboratorio de Criminalística encontraron en la vivienda “todo muy limpio”. Es decir, que si Handrick se quitó ropa ensangrentada en el interior de la misma, lo hizo con mucho cuidado para no ensuciar nada. De hecho, tras aplicar la luz forense y otros elementos, los guardias civiles no encontraron resto alguno de sangre, ni en el suelo, ni en las paredes ni en la bañera o el lavabo.

El 24 de mayo, más de un mes después del doble asesinato, los agentes de la Unidad Orgánica de Policía Judicial realizaron una nueva inspección en la vivienda de Thomas Handrick en la calle Ramón y Cajal y la encontraron muy deteriorada. Entre otras cosas, descubrieron que se había producido un delito de robo con fuerza.

La caja fuerte

Los autores forzaron una caja fuerte que se hallaba bajo una escalera y tenía un tamaño similar al de una mesa de noche. Según el ahora acusado, en el interior de la misma había unos 160.000 euros en efectivo. El subteniente del Equipo de Delitos contra las Personas de la Unidad Orgánica de Policía Judicial (UOPJ) señaló que, por ahora, se desconoce de dónde procedía la mencionada cantidad de dinero. El referido mando sí aclaró que, en un análisis realizado en sus cuentas bancarias, se detectó que, en octubre del año 2018, es decir, semanas antes de que el ciudadano alemán se estableciera en el Sur de Tenerife, extrajo 40.500 euros.

Los agentes no encontraron indicios de interés en el domicilio donde vivía el acusado

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Cámara del centro cultural

Dos agentes que se ocuparon de la búsqueda de imágenes en el casco urbano de Adeje manifestaron ante los miembros del Jurado que una cámara situada en el centro cultural de la localidad captó a cuatro personas cuando se dirigían a la calle El Molino; es decir, la vía que conduce a la entrada del Barranco del Infierno y, desde ahí, en sentido opuesto, a la subida hacia la Boca del Paso y la parte alta del municipio.

Handrick aseguró a los funcionarios que le robaron 160.000 euros del interior de una caja fuerte

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La ropa del menor

Uno de los guardias civiles explicó que la ropa del niño menor coincidía con la que llevaba Jonas una vez que fue localizado por dos vecinos en la carretera entre La Quinta y Las Moraditas. Sin embargo, los mismos agentes expresaron que, en las cámaras revisadas, no se captó el regreso de ninguna de esas personas. Es decir, que el presunto autor de los crímenes pudo llegar a su domicilio a través de calles en las que no había cámaras.

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