La Fiscalía Provincial de Las Palmas ha requerido una condena de diez años de cárcel para un anciano de origen británico al que acusó de haber abusado de un joven con discapacidad en Vecindario durante el verano de 2017.

El juicio contra Keith H., que ahora tiene 80 años, se celebró este martes en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas. El hombre, que según el ministerio público lleva 16 años en Gran Canaria, declaró con la asistencia de un intérprete de inglés y negó conocer que el afectado presentaba un grado de discapacidad intelectual del 66%.

El acusado explicó que conoció a la víctima en un centro comercial de Vecindario, en Santa Lucía de Tirajana, durante el verano de 2017 ya que lo veía frecuentar ese lugar. Aseguró que mantuvo con el perjudicado conversaciones en español de preguntas y respuestas, así como que no tuvieron problemas de entendimiento.

A preguntas de la fiscal de Extranjería, Teseida García, Keith H. comentó que invitó al joven a su casa porque le pareció que "buscaba captar la atención de hombres". Añadió a su vez que el perjudicado le persiguió hasta uno de los habitáculos, con lo cual confirmó su "sospecha de que era homosexual". "Le pregunté si tenía novio o novia y me respondió que no. También le cuestioné sobre si le gustaban los chicos o chicas y no me contestó de una manera contundente", sostuvo el acusado, al tiempo que apostilló que no se percató de que era difícil que la víctima entendiese esas preguntas.

El procesado alega que el afectado «no mostraba nada extraño en su cara ni físicamente»

El hombre declaró que el afectado "no mostraba nada extraño en su cara ni físicamente" y por eso no se percató de su discapacidad psíquica, así como que al preguntarle por su edad la víctima respondió que tenía 20 años. El primer encuentro sexual que tuvieron, según Keith H., fue en su casa "sin penetración anal ni bucal". También admitió que le entregó dinero al joven tras concluir el acto sexual como un "gesto simpático" ya que le había preguntado si tenía trabajo y el perjudicado respondió que no.

El acusado insistió en que siempre se encontraba con el afectado en el centro comercial pese a que no iba expresamente a buscarlo. En la segunda ocasión, por su parte, el anciano al verlo en el recinto le preguntó cómo estaba y la víctima, según el relato del encausado, le contestó "tu casa", algo que no le pareció extraño. Una vez que llegaron al domicilio entablaron una conversación conforme a lo expresado por Keith H. "Yo le preguntaba si estaba a gusto con lo que estaba ocurriendo y él dijo que sí, en esa ocasión tampoco hubo penetración, solo masturbación", manifestó, al tiempo que agregó que le entregó 20 euros al igual que en el primer encuentro.

La víctima narró que la primera vez que acudió al domicilio del anciano este le quitó la ropa. "Me besaba y me tocaba y yo le decía que no"

En una tercera ocasión, el procesado aseguró que se encontró al joven en una tienda en la que se divertía con videojuegos y después se fueron a tomar un helado. "Ahí mantuvimos una conversación en español tan normal como pude", alegó al hacer referencia a que su idioma nativo es el inglés. Posteriormente, se fueron de la heladería y se trasladaron hasta la casa del procesado donde mantuvieron relaciones sexuales en las que, según él, hubo sexo oral de ambas partes, "pero no penetración". En esa ocasión le entregó 40 euros al joven cuando se iba de la vivienda.

El hombre, que matizó que ha sido homosexual toda su vida, expresó que tras "ver el comportamiento de él (la víctima) en el balcón y en el baño", llegó a la conclusión de que "era obvio que buscaba tener una relación con señores". Keith H. relató que quedaron en tener un cuarto encuentro que no se produjo ya que los agentes de la Guardia Civil se personaron en su casa para detenerlo.

La víctima, por su parte, narró que la primera vez que acudió al domicilio del anciano este le quitó la ropa. "Me besaba y me tocaba y yo le decía que no", comentó, a la vez que destacó que el acusado le entregó 40 euros esa vez. El joven, cuyo interrogatorio se realizó con preguntas claras y cortas por su grado de discapacidad, narró que el investigado le "obligaba" a ir a su casa cuando lo veía en el centro comercial. "Me decía: ven, ven", aseveró, al tiempo que detalló que su abusador no habla español, sino inglés. "Me penetró", lamentó, a la vez que negó que intentase entrar al baño con el acusado ya que no frecuentaba esa zona.

Dos peritos afirman que se nota que el perjudicado presenta una discapacidad intelectual

La logopeda que trata al joven fue quien denunció los hechos después de que la madre del afectado le comentase que había llegado a casa con 40 euros. Según esta testigo, el perjudicado no podía mantener una conversación espontánea con nadie al momento de los hechos. De hecho, para lograr un relato, la especialista se comunicaba con él a través de pictogramas. Tras realizarle varias preguntas se percató de que podía estar sufriendo algún abuso. También explicó que el joven solía salir solo porque tenía mucha hiperactividad. "Yo le decía a su familia que era como Forrest Gump y no lo podían retener en la casa", apostilló.

Dos peritos comentaron que era notable que el perjudicado tenía una discapacidad intelectual, mientras que otra explicó que a simple vista no se notaba, pero sí al entablar una conversación con él.

La fiscal solicitó una condena de diez años de prisión por un delito continuado de abusos sexuales y que indemnice a la víctima con 15.000 euros por los daños morales ocasionados. Mientras, la defensa pidió la libre absolución de su cliente. Keith H. utilizó su derecho a la última palabra para pedirle disculpas al joven «por cualquier malestar que le haya causado». El juicio quedó visto para sentencia.