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Lola Galovart, la jueza "de acción" que cuelga la toga

Quien también fuera diputada socialista se jubila tras décadas de trayectoria en la judicatura con un compromiso hacia la ciudadanía y la mediación | Su intención ahora es fundar una ONG en la isla

Lola Galovart junto a la playa de Las Canteras, cerca de donde tiene su residencia actualmente José Carlos Guerra

Sin saber muy bien por qué -«casi todos los días se jubilan jueces»-, Lola Galovart (Vigo, 1955) resume su amplia trayectoria en la judicatura, donde ha desarrollado la especialidad de familia durante muchos años en juzgados gallegos y, este último, en Las Palmas de Gran Canaria en materia de violencia de género. Su compromiso con las causas sociales la llevó a países como Guatemala, Bolivia, Grecia o Perú y al Mediterráneo.

Tras casi tres décadas de servicio en los juzgados, Lola Galovart (Vigo, 1955) cuelga la toga. Y lo hace con la tranquilidad de haber hecho en todo ese tiempo lo que consideró mejor para la ciudadanía, a la que trató siempre de acercar la justicia, que muchas veces es vista como algo lejano e inalcanzable para el común de los mortales. Y lo hizo siempre desde la búsqueda de la conciliación y el acuerdo, donde cree que reside la utilidad de su función. Muy comprometida con las causas sociales, ahora tratará de llenar su tiempo con un proyecto de ONG en las islas, que espera poder registrar próximamente para ayudar a combatir la exclusión a la que se ve obligada mucha gente en Canarias.

«Yo me considero una jueza de acción», señala Galovart. Lo basa en que le gusta estar cerca de las personas que pasan por su despacho, que siempre tenía las puertas abiertas a todos los profesionales que quisieran dialogar y por hacer «más asequible» la justicia. «Siempre he querido entender la psicología de la víctima, observar, escuchar...», explica la ya exjueza, observando con la perspectiva de la dorada jubilación todo su desempeño desde que en 1978 saliera de la facultad de Derecho de la Universidad de Santiago de Compostela. Antes de llegar a presidir las salas, fue abogada durante diez años, por lo que sabe lo que era estar al otro lado. 

Precisamente, con su experiencia como jueza de familia ha visto cómo ha ido evolucionando la sociedad española. Y es que los divorcios han ido aumentando conforme los años avanzaban, nada tiene que ver con el principio de su carrera, si bien sí que ve que todavía persisten ciertas actitudes parecidas a las de antaño: «Pasa que muchas chicas jóvenes, formadas, cuando tienen hijos se olvidan de toda esa formación, la sociedad hace que se olviden de cuál es su posición profesional». Como un «polvillo o un magma cultural» que está ahí presente.

Sin embargo, gran cantidad de esos divorcios son de mutuo acuerdo, con convenios reguladores, mientras que los conflictivos se reducen a una mínima parte del total que, si bien han ido aumentando, no llegan a ser mayoritarios. Lo que sí opina que falta son oficinas de mediación judicial en los juzgados o anexas a estos. Y es que considera importante «el intentar el pacto, el arreglo, fundamentalmente por la salud y el bienestar de los hijos». 

"Si no existe un apoyo psicológico, es muy difícil que las mujeres lleguen al final del proceso judicial", afirma

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En su último año como jueza, desde que solicitó su traslado al Juzgado de lo Penal 5 de Las Palmas de Gran Canaria, ha pasado a juzgar casos de violencia de género. Cree que todavía existe cierto grado de «soterramiento» en esta cuestión, en el sentido que muchas mujeres siguen teniendo miedo a denunciar. «Si no tienen un apoyo psicológico, un acompañamiento, les es muy difícil seguir el procedimiento judicial, que dura mucho, y el maltratador, ese ave de rapiña que se esconde en muchos hogares, vuelve otra vez a buscar a su presa, logrando muchas veces que vuelva a su casa», explica con crudeza. Y, aunque admite no tener explicación para el aumento de casos de violencia de género que se está viviendo en la actualidad, sí que ve una suerte de «lluvia fina» que impregna a toda la sociedad desde temprana edad.

Lola Galovart en la playa de Las Canteras José Carlos Guerra

Sobre las carencias de un poder judicial que conoce muy bien, cree que es «imperioso» dotarle de más recursos «de todo tipo», aunque lo realmente «vergonzoso» es que se dé la imagen que se está ofreciendo a la ciudadanía con el bloqueo del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Da una imagen «enfangada» de la justicia, de que no funciona como debería. «El PP, como todo ciudadano, tiene que cumplir las leyes, y después intentar modificarlas», agrega con rotundidad. 

Fue diputada por el PSOE

Galovart también ha tenido algo que decir en política. Fue propuesta por el alcalde de Vigo, Abel Caballero, para ser cabeza de lista del PSOE en las elecciones generales del año 2015 por Pontevedra, saliendo elegida en esa pequeña legislatura que terminó en repetición electoral porque no se logró conformar Gobierno. Volvió a salir elegida en esos comicios y permaneció en la Cámara Baja hasta 2019. «Yo sentía, cada vez que me sentaba en el escaño, un escalofrío, una responsabilidad de tener que hacerlo bien, porque tenía un deber para con la confianza que depositó la gente en mí», admite para luego añadir que aprendió mucho en esa etapa.

También tuvo claro cuándo dejar esa etapa atrás, cuando sintió que su marido, enfermo de Párkinson, la necesitaba cerca. «Igual que llegué de forma natural, me fui de forma natural», señala para luego ensalzar que no cree «bueno» que las personas que entran en política dependan «toda su vida de ello» porque tienden a «confundir el interés personal con el público»

Ahora, se pone nuevas metas. Junto con unas compañeras, están a punto de registrar una nueva ONG que se llamará Hoy por ti Canarias, y que buscará «hacer una red de restaurantes solidarios, de ópticas solidarias, de gimnasios solidarios, de dentistas solidarios, de ocio y familia». Así, se ofrecerá a personas en riesgo de exclusión, o que ya lo están, esos servicios y productos a los que no pueden optar. «Es una manera de dignificar a estas personas», concluye.

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