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Violencia de género

A los agentes que analizaron el apartamento de Puerto Rico les impactaron los golpes en la cara de la víctima

Los peritos de la Guardia Civil describen que había manchas de sangre por todas las dependencias y que, en su experiencia, muchas de ellas "no eran contemporáneas" sino de otros momentos

El acusado, Lars E. A. -primero por la derecha- junto a su abogado, la letrada de la acusación y el fiscal Jesús Lomba, ayer. | lp/dlp

"Tenía la cara hecha un Cristo, si se me permite la expresión". Así de contundente se mostró este martes, en la segunda sesión del juicio del Tribunal del Jurado por el presunto asesinato a manos de su pareja de una mujer en Puerto Rico, uno de los agentes de la Guardia Civil que analizó el cadáver de la víctima antes de proceder al levantamiento del mismo. En la sesión, también declararon varios vecinos del complejo como testigos, la mayoría de los cuales relataron que la pareja consumía alcohol y drogas, y que había ido cambiado su actitud en los meses previos a los hechos.

El juicio contra un ciudadano de origen sueco, Lars E. A., acusado de haber matado a su pareja en abril de 2019 en su apartamento de Puerto Rico, Mogán, siguió su curso con los testimonios de los testigos, después que este lunes declarara el procesado. También se practicó una parte de la pericial, a la espera que este miércoles concluya la vista para que el jueves se remita el objeto del veredicto al jurado ciudadano, que decidirá sobre la culpabilidad o no del hombre.

Según los agentes de la Guardia Civil que realizaron hasta tres informes sobre el acusado, su vehículo y el propio domicilio en el que tuvieron lugar los hechos, se encontró sangre en distintas dependencias del lugar. Tanto en el dormitorio como en los marcos de las puertas, en el sofá del salón y, aunque en menor medida, también en el baño. Uno de ellos llegó a afirmar que, con su experiencia de tres décadas de servicio, algunas de esas manchas no eran "contemporáneas", sino que se produjeron "en algún otro momento anterior".

El acusado, Lars E. A., junto a su abogado durante la primera sesión del juicio en su contra Ángel Medina G.

Pero si hubo algo que les "impactó" en este caso fue el ensañamiento con la víctima. "Tenía hematomas por todo el cuerpo, pero sobre todo en la cara, y percibimos que tenían más o menos el mismo tono, por lo que entendemos que se pudieron haber producido en el mismo momento", explicó una de las agentes. Otro de ellos relató, en lenguaje llano, que tenía "la cara hecha un Cristo" por todos los golpes que recibió con lo que le pareció un "objeto romo" que, al no encontrar armas en el lugar, entendió que bien pudieron ser puñetazos.

Problemas de alcohol

Muchos de los vecinos que declararon como testigos en el juicio señalaron que la pareja tenía problemas con el alcohol, y que también olía a marihuana en las inmediaciones del apartamento. El presidente de la comunidad de vecinos aseguró que hubo "un cambio radical" en la actitud de la pareja, tanto entre sí como con el resto de personas que vivían en el complejo de apartamentos, así como en el físico. "Parecía tóxico", asestó el hombre, quien también indicó que, cuando vino la madre de la víctima, la salud de esta mejoró "muchísimo", hasta el punto que la llegó a ver caminar por su cuenta -la mujer tenía problemas de movilidad por una operación de cadera, según dijo el acusado en su declaración-.

Lars E. A. durante la primera sesión del juicio por asesinato en su contra, este lunes Ángel Medina G.

Una de las vecinas del complejo también puso sobre la mesa ese cambio de humor. "Al principio, no teníamos ningún problema, pero luego todo cambió porque cada vez bebían más alcohol", agregó la mujer, quien también expresó que había momentos en los que, de tan ebrio que iba, el acusado ni siquiera la reconocía.

Presunto maltrato habitual

Precisamente, fue la madre de la víctima la que le comentó a esa misma vecina que su hija sufría golpes y vejaciones por parte de su pareja y que la estaba maltratando desde hacía "mucho tiempo". Esta mujer, de origen noruego y que como ellos pasaba temporadas en ese apartamento del sur de Gran Canaria, aseveró que "muchas veces" escuchó discusiones entre ambos, incluida una la noche previa a que se encontrara el cadáver de la víctima. "Ambos gritaban esa noche, me despertaron y tuve que levantarme para cerrar la puerta. Ya después escuché solo silencio", contó al jurado.

En junio de 2018, la Guardia Civil ya inició un procedimiento por presuntos malos tratos que tenía a la pareja como protagonista, al acudir la víctima a un centro de salud con varias lesiones. En un primer momento, tal y como declararon la médico del centro sanitario y la agente que instruyó el atestado, relató que había sido por una caída, pero más adelante cambió su versión y dijo que había sido porque su pareja la había pegado. Se inició el protocolo estándar en este tipo de casos y se habló con el acusado, que colaboró en todo momento, pero finalmente la mujer no presentó denuncia y nada más se hizo.

El juicio continuará este miércoles con la práctica de la prueba pericial restante, con el informe forense de la víctima, para luego pasar al trámite de los informes finales de las partes. La Fiscalía solicitaba al inicio del mismo una condena de 29 años de prisión para el acusado, mientras que la acusación particular, encarnada en el Instituto Canario de Igualdad, interesaba 25 años.

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