La Policía cree que el acusado confesó sereno el crimen de La Isleta porque "no podía más"

"Era como si estuviera en una situación que le sobrepasaba y que había llegado la calma. No recuerdo si lloró, sí que estaba apenado, pero era como que asumía que lo había hecho porque no podía más", ha manifestado

El acusado de asesinar el 4 de abril de 2020 en Las Palmas de Gran Canaria a su exmujer, una anciana enferma de 77 años de la que cuidaba, confesó "sereno" su crimen y que "asumía que lo había hecho porque no podía más", según ha señalado este miércoles la inspectora y jefa del grupo de Homicidios de la Policía Nacional.

En la segunda sesión del juicio que se sigue contra José Marcial A.P., la responsable de Homicidios ha indicado al Jurado de la Audiencia de Las Palmas que, cuando lo interrogó horas después de los hechos, el procesado le explicó que la había asfixiado y que ese día estaba "muy ansiosa".

A preguntas del fiscal delegado de Violencia de Género de Las Palmas, Jesús Lomba, la testigo ha atribuido la serenidad de su declaración a la calma que se alcanza cuando se ha acabado con una situación que no se puede sobrellevar.

"Era como si estuviera en una situación que le sobrepasaba y que había llegado la calma. No recuerdo si lloró, sí que estaba apenado, pero era como que asumía que lo había hecho porque no podía más", ha manifestado.

Además, ha detallado que el contenido de su declaración coincidía con lo que el procesado había contado a la Policía cuando llamó al 091 para confesar su crimen tras matar a su exmujer, en la tercera semana de confinamiento por la pandemia de coronavirus.

El acusado también le indicó que días antes se le había pasado por la cabeza acabar con la vida de su exmujer porque no podía con la situación, según ha expuesto la inspectora.

La jefa de Homicidios, que se desplazó a la vivienda del barrio de La Isleta donde sucedieron los hechos, ha dicho que la mujer se hallaba en el suelo del dormitorio principal por las maniobras de reanimación que le practicaron los primeros policías que llegaron al lugar.

Estos le indicaron que la encontraron en la cama, tumbada bocarriba y con las piernas cruzadas, ha señalado la inspectora, quien ha añadido que del estado de la casa "nada le llamó la atención, estaba en orden".

Un extremo que también ha sido corroborado por otros agentes que se desplazaron a la vivienda, salvo que había "como semillas de café" por todo el dormitorio, que el acusado explicó en su declaración que eran caramelos que tomaba para aliviar las molestias que le producía la prótesis dental que tenía la víctima.

La jefa de Homicidios ha ratificado que sobre el acusado pesaban dos denuncias por violencia machista, una de 2019, un año antes de los hechos, y otra de 2008, pero que ninguna prosperó porque su exmujer no quiso denunciarle.

La primera, según explicó el acusado en la sesión de ayer, fue en 2008 por un puñetazo que le dio en la cara al romper un billete de 50 euros que le regaló, y la segunda, en 2019, se debió a una discusión y fue el propio procesado el que acudió a la Comisaría a dar parte, ha señalado la inspectora.

El fiscal de Violencia de Género Jesús Lomba solicita una pena de 22 años de prisión al considerar que se trata de un delito de asesinato en el que concurren las circunstancias agravantes de parentesco y de superioridad de género y la atenuante de confesión, al igual que la abogada del Instituto Canario de Igualdad, Inmaculada Quevedo.

La abogada de la defensa, Dara Lorenzo, califica los hechos como un homicidio en el que concurren los atenuantes de confesión y de arrebato u obcecación, por lo que solicita una condena de cinco años de cárcel.

El juicio continuará este miércoles en la Audiencia de Las Palmas con la declaración de los peritos.