M. P. C. M., procesado por un presunto abuso sexual a su hijo de seis años, niega los hechos por los que se le acusa y apunta a que su expareja y madre del menor le influyó "para que diga todo esto". Así lo ha declarado este jueves ante la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas, donde se celebró el juicio por los supuestos actos delictivos siete años después de la interposición de la denuncia. La Fiscal pide una condena de 11 años de prisión y una indemnización de 8.000 euros, aunque en la sesión de ayer aceptó un atenuante de dilaciones indebidas porque "el procedimiento se ha dilatado más tiempo de lo habitual".
La madre del niño, que tiene un retraso madurativo en el habla, sospechó que ocurría algo el 27 de marzo de 2016, cuando el pequeño le intentó tocar sus partes íntimas, aunque días antes ya había detectado un enrojecimiento en su trasero. Le preguntó al menor si hacía eso con alguien más y él le confesó que lo hacía con su papá, pero que "eran juegos", según contó la testigo entre lágrimas. Al explicarle lo ocurrido a su jefa, esta le animó a llevarle al médico para que le hiciera un reconocimiento, acción que llevó a cabo al día siguiente.
El menor le dijo a su madre en la consulta que el acusado "le había metido un dedo en el culo en repetidas ocasiones", según afirma su progenitora. El propio pediatra detectó en el informe inicial que había una gran dilatación en el esfínter anal y, ante los indicios de una posible agresión sexual, derivó el caso al médico forense. El segundo profesional, que testificó como perito, confirmó la primera detección del pediatra, pero, atendiendo al caso concreto del menor y a que no existían lesiones previas en la zona, se inclina a concluir que no ha habido una introducción de objetos en el menor.
Antecedentes de malos tratos
El procesado ya había sido condenado cinco años antes a seis meses de prisión por un delito de malos tratos, que fueron sustituidos por seis meses de trabajos en beneficio de la comunidad. "El daño ya está hecho, pero quiero que lo reconozca", se dirigió la denunciante al procesado. La defensa, ejercida por el letrado Jesús García Hermosa, pide la absolución al entender que "el meollo acusatorio se basa en lo que la madre le dijo al niño" y argumenta que, desde el 23 hasta el 27 de marzo, el acusado se encontraba en Tenerife.
El procedimiento se llevó a cabo sin una declaración del menor debido a que, por sus condiciones en el habla, se cerraba a mencionar el tema. Las psicólogas forenses que le atendieron en mayo de 2017 detectaron que el niño "no sabía relatar algo que hubiese hecho, sino que decía cosas sueltas", por lo que no pudieron extraer nada concluyente para el caso. Tras las declaraciones de las partes, el juicio quedó visto para sentencia.