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Opinión

Cuatro años

Mientras yo tomo mil decisiones y hago cábalas y sortilegios para llegar a final de mes, para subsistir y sobrevivir, tú tomarás las decisiones para que nuestro país, región y municipio sean un mejor sitio para vivir, o al menos eso es lo que esperamos de ti

Ángel Pérez.

Cuatro años. Mucho tiempo. En cuatro años me puedo comprar una casa, vender mi coche, ponerme y quitarme la ortodoncia, ser madre, cambiar de trabajo y de sexo, renovar la encimera de la cocina, terminar el máster y todo eso y mucho más en los mismos cuatro años que tendrás en tus manos mi presente y mi futuro. Mientras yo tomo mil decisiones y hago cábalas y sortilegios para llegar a final de mes, para subsistir y sobrevivir, tú tomarás las decisiones para que nuestro país, región y municipio sean un mejor sitio para vivir, o al menos eso es lo que esperamos de ti.

Porque para eso te vas a presentar, para que tu vida y la mía sean mejor. No es poco pero para eso te presentas, para lograr la quimera del estado de Bienestar o lo que es lo mismo, para que todas y todos estemos bien. Casi nada. Estar bien es comer bien y que todos comamos, trabajar bien y que todos trabajemos, tener buena educación, cultura y sanidad y que todos las tengamos. Casi nada.

Pero cuando aceptaste ir en una lista asumiste que vas a trabajar para que cuando llegue el último día de los cuatro años te digamos que lo hiciste, que lograste que todo esté mejor que cuando llegaste. Si no es así habrás fracasado y habrás perdido y nos han hecho perder cuatro años. Párate. Un consejo: si tienes aspiraciones políticas (que es tan digno como tener cualquier otra), reflexiona y medita si estás preparada, cualificado, si tienes tiempo, ganas y fuerzas para hacer de este un mundo mejor. No pruebes, no lo intentes, no te metas si no estás convencido y convencida que sabes cómo hacerlo y que lo harás. No te voy a dar cuatro años para que aprendas. Mi tiempo y el de los míos vale mucho para que tú veas los próximos cuatro años como un "Erasmus", como un periodo de prácticas formativas.

Si no tienes la garantía y la máxima confianza de qué estás capacitada para desempeñar la misión que espero de ti, da un paso atrás. Y reflexiona sobre tus principios y tus ideales. Pregúntate, haz examen de conciencia de lo que es para ti la Justicia social, la Igualdad de Género, la Igualdad de Oportunidades y de qué estás dispuesto a hacer y defender para que dejen de ser ideales y se transformen en realidades. Ponte frente al espejo y reconoce tus prejuicios y cuánto te dominan. Piensa en un inmigrante, ponte en la piel de un homosexual y de una mujer que quiere abortar, de un huérfano del franquismo y de un independentista, de un animalista y de un okupa.

Valora si tienes la respuesta y la solución para una mujer parada de larga duración, para un autónomo que se ahoga en impuestos o para un discapacitado que no subsiste con la Ley de Dependencia. No relativices, no edulcores, no fracciones, no seas mediocre. Si no sientes una necesidad vital total y absoluta, una empatía con los que no tienen voz, una pasión desmedida por lo social, esto no es lo tuyo. Si crees que no vas a poder gestionar con sensibilidad y eficiencia, planificar con cercanía y eficacia, gobernar con valentía y consenso, si los techos de cristal no te molestan, si las cotas de representación te incomodan, si palabras como inclusión, sororidad, sostenibilidad y visibilidad te parecen secundarias y de alternativos, tienes y tenemos un problema. No te engañes. No te quedes en "lo haré lo mejor que pueda" o "pondré mi granito de arena".

Para velar por el bien público las buenas intenciones y las limosnas de buen samaritano son tan insuficientes como vergonzosas. O se está o no se está. O se tiene la formación y el compromiso, o no se tiene. Y piensa y actúa a lo grande, en todas y en el futuro. Te doy cuatro años para que pienses y hagas acciones fundamentadas en necesidades reales, costeadas con transparencia, que reviertan en la mayoría y en las minorías, que sean para hoy y beneficien y favorezcan el mañana. Si te has asustado, si consideras que te pido y que te exijo demasiado, es mejor que asumas que no estás aún preparado o que tus aspiraciones son incompatibles con el ejercicio de la política que queremos y necesitamos, o que tus ganas de cargo pueden satisfacerse con ser presidente de tu comunidad de vecinos. Para que reflexiones, para que no te agobies, para que no te hagas daño y nos hagas más daño, no te presentes ahora y lo hablamos dentro de cuatro años.

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