Lo más parecido a una ópera rock que podría hacer un grupo de hardcore en estos momentos es un disco como el que nos ocupa. Porque el quinto álbum de la banda canadiense recuerda, guardando las distancias, al Sandinista de los Clash por su interés en jugar al máximo con los ritmos y melodías pasados por la apisonadora de su propuesta particular. El grupo mete 18 temas en este trabajo que incluye canciones como Torch to light en una línea cercana a los Plasmatics más furibundos. O Talking pictures que absorbe algo del Alice Cooper de los setenta. Todo adornado con pinceladas de géneros que van del music hall al soft-pop. Incendiarios.
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