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La joya de la escena belga

El francés de origen español Emile Bravo eleva la calidad de la nuevas aventuras de Spirou al nivel de la época de Franquin

Spirou y Fantasio pasan en uno de los caminos por los que huyen algunos exiliados desde Bélgica. lp / dlp

Los dos buques insignias del noveno arte europeo viven un resurgir de sus respectivas épocas gloriosas. Si por un lado, el equipo formado por Jean-Yves Ferry y Didier Conrad ha recuperado la esencia de las aventuras de Astérix en esta nueva década tras las múltiples infamias acometidas por Uderzo en solitario en el pasado, ahora tenemos que repetir lo mismo con Spirou. Porque efectivamente, Emile Bravo acaba de publicar el primer volumen de la aventura del inmortal botones titulada La esperanza pese a todo que confirma lo que ya intuíamos con su anterior Diario de un ingenuo, y es que nos encontramos con el mejor Spirou de los últimos 40 años, y con el autor -de origen español, por cierto- que ha plasmado las mejores aventuras del inmortal héroe después de Franquin.

Publicado dentro de la serie S pirou por... con el objetivo de que autores de prestigio puedan dar una versión diferente de este personaje con mayor libertad, este título es el primero de una tetralogía que saldrá hasta 2021.

La historia comienza en Bruselas en enero de 1940, cuatro meses antes de que la Alemania nazi invada Bélgica, a pesar de ser este un país neutral. Por lo tanto aparecen momentos históricos como la caída de Ében-Émael, la capitulación del país, la persecución de los judíos, las carencias de productos de primera necesidad, el éxodo de la población, los prisioneros políticos, etc. En este contexto Spirou tiene una novia de origen polaco a la que han deportado desde Rusia y Fantasio es uno de los jóvenes movilizado por el ejercito belga ante la amenaza nazi.Y si en Diario de un Ingenuo Spirou pasa de la infancia a la adolescencia, aquí se empieza a convertir en adulto.

Pero lo que convierte a este álbum en imprescindible es la gran capacidad que demuestra Bravo para realizar encuadres perfectos, confeccionar viñetas deliciosas que, en la tradición más brillante y sublime de la línea clara y del cómic franco-belga en general, es capaz de lograr que cada escena sea un prodigio en cuanto a colorido y la proliferación de detalles interesantes.

Además, en la línea de los títulos magistrales en este terreno, no existe ni un solo encuadre sin cubrir de forma artística por el dibujo. Y por eso, a estas alturas podemos asegurar que este nuevo Spirou es uno de los pocos cómics que logran acercarse al manierismo inimitable de Hergé.

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