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El máximo compromiso posible

Aunque eclipsados por el carisma de otros grandes nombres del noise, el grupo californiano Medicine aporta las ideas más fascinantes del género desde los 90

El grupo Medicine durante una actuación en directo. lp / dlp

El cerebro que lidera de esta impresionante banda californiana de noise responde al nombre de Brad Laner, y es un genio a la hora de elaborar una música arriesgada e innovadora partiendo de las ideas que impusieran a finales de los ochenta la santísima trinidad del noise Sonic Yout, My Bloody Valentine y Jesus and Mary Chain. El músico norteamericano ha demostrado, desde comienzo de los noventa hasta ahora, y tanto en su banda matriz Medicine como en sus innumerables proyectos paralelos, una capacidad casi inhumana para construir piezas de ruido melódico con una calidad tan desbordante que ha situado a dicho proyecto en una supuesta cuarta posición en un posible top de grupos alternativos. Acompañado de la fiel Annette Zilinskas, en su haber se encuentran otras bandas tan interesantes como Amnesia, Electric Company, The North Valley Subconscious Orchestra o Debt of Nature en las que siempre ha destacado su talento para sumar nuevos alicientes a su carrera. A ellos hay que sumar una metódica carrera en solitario y una labor como productor que incluye bandas independientes de todos los géneros posibles. Una de las carreras, sin duda, más fecundas y prolífica en el universo de la música alternativa. Laner es, además, noticia este noviembre 2019 que hoy finaliza porque han visto a la luz tres trabajos que llevan su firma. Por un lado Medicine ha publicado dos discos. El primero, Scarred for life, incluye versiones de ídolos con temas de gente como Peter Blegvad, Bob Welch, Neil Young o Frank Zappa, con ese manto de distorsión típico suyo.

Pero el grupo ha sacado más recientemente otro trabajo aún más interesante que, con el título de Falls, incluye composiciones que Laner tenía ocultas, pero que resume todas las pulsiones que han movido a este auténtico prodigio en el arte de la composición. Hay desde ejemplo de ruido melódico que podrían estar en sus discos más clásicos ( Onion flower) hasta ejercicios de arty rock con un toque de paranoia ( Wrought), pasando por piezas pop algo más domesticadas( Lotta love). Y destacar sobre todo, la calidad de su nuevo disco en solitario, Ligaments 1-5, otro ejercicio de fidelidad a un género donde este otro geniecillo oculto de la escena contemporánea da rienda suelta a sus ideas más fascinantes y vanguardistas durante dos horas y media.

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