La Provincia - Diario de Las Palmas

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Un momento estelar de la humanidad

El área digital, la computación y la robótica no han dejado de avanzar a raíz del éxito de la 'Apolo 11' y su tripulación. La experiencia sirvió para impulsar la Telemedicina y ayudas a la navegación global por medio de satélites artificiales

Despegue del cohete Saturno V de la misión 'Apolo 11' que puso al primer ser humano en la Luna, en julio de 1969. LP/DLP

Aunque los soviéticos ganan a los estadounidenses en casi todos los hitos de la carrera espacial al inicio, no consiguieron adelantar al programa Apolo estadounidense a la hora de posar un hombre en la Luna. Tras los primeros éxitos soviéticos, especialmente el vuelo de Gagarin, el presidente Kennedy y el vicepresidente Johnson buscaron un proyecto estadounidense que capturara la imaginación del público. El nuevo Programa Apollo cumplía muchos de sus objetivos y prometía vencer a los argumentos, tanto de la izquierda (que defendían programas sociales) y la derecha (que defendía un proyecto más militar). Las ventajas del programa Apolo incluían:

? Beneficios económicos, sobre todo creación de puestos de trabajo ydinamización de la economía, en varios estados clave para la siguiente legislatura.

? Cerrar la "brecha de misiles" reclamada por Kennedy durante las elecciones de 1960 mediante un uso doble de la tecnología.

? Y beneficios técnicos y científicos diversos derivados de los avances que se conseguirían.

En una conversación con el director de la NASA, James E. Webb, Kennedy dijo: "Todo lo que hagamos debería estar realmente vinculado a llegar a la Luna antes que los rusos... de otra manera no deberíamos gastar todo ese dinero, porque no estoy interesado en el espacio... La única justificación (para el coste) es porque esperamos ganar a la URSS para demostrar que en lugar de estar por detrás de ellos por un par de años, gracias a Dios, les hemos adelantado".

Así, aunque las sondas sin tripular soviéticas habían llegado a la Luna antes que cualquier nave estadounidense, el estadounidense Neil Armstrong se convirtió en la primera persona en poner el pie sobre la superficie lunar el 21 de julio de 1969, tras haber alunizado el día anterior. Como comandante de la misión Apollo 11, Armstrong recibió apoyo del piloto del módulo de mando Michael Collins y del piloto del módulo lunar Buzz Aldrin en un evento presenciado por 500 millones de personas de todo el mundo. Los cronistas sociales reconocen ampliamente al alunizaje como uno de los momentos clave del siglo XX, y las palabras de Armstrong al poner el primer pie sobre la superficie de la Luna se han hecho igualmente memorables: "Es un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad".

A nivel personal, para un muchacho de 16 años, significó algo emocionante poder ver por televisión prácticamente en directo el alunizaje y como Armstrong daba los primeros pasos de un ser humano en la Luna. Fue, como hubiera dicho Stephan Zweig, un momento estelar de la humanidad. Yo estaba en Madrid premiado en un concurso nacional de redacción y disfruté de aquella noche mágica. Posteriormente, a principios de Octubre del mismo año 1969, pude conocer en mi ciudad a los tres astronautas del Apolo XI en su primer viaje tras la hazaña de la Luna.

En el mes de enero de 1970 visitamos, los alumnos del PREU del Colegio Corazón de María, la estación de seguimiento espacial de Maspalomas, donde pudimos ver todos los equipos: ordenadores, sistemas de telecomunicaciones, antenas, un 'reloj atómico', etc que sirvieron para hacer el seguimiento y apoyo a la misión del Apolo XI. En esta visita aprendimos que todos los lanzamientos relacionados con el Proyecto Apolo, así como de los anteriores de Mercury y Gemini, se hacían desde Cabo Cañaveral, Florida, en dirección este para aprovechar la velocidad de rotación terrestre, y con baja inclinación, así que era fundamental contar con una estación de seguimiento espacial en un lugar como Maspalomas, en la misma latitud que Florida.

Los tres momentos reseñados me sirvieron de motivación y me generaron un gran interés por la investigación espacial, por la ciencia (matemáticas, física, química,?) aplicada y por los aspectos propios de la ingeniería y las tecnologías de la información y la comunicación que rodeaban la investigación espacial.

Este proyecto supuso un antes y un después no solamente en el campo aeroespacial o geopolítico, sino también en otras áreas que difícilmente era previsible imaginar en sus comienzos.

Esa desenfrenada carrera espacial por el liderazgo requirió de muchísima investigación, desarrollo e innovación, lo cual provocó que se anticipara en varias décadas, tanto la participación de la iniciativa privada en el campo aeroespacial como la llegada al consumidor de determinados artículos y servicios que en la actualidad se han convertido en elementos imprescindibles en nuestras vidas. Por ejemplo (sin pretender ser exhaustivo):

El área digital, la computación y la robótica, no han parado de brindar cada día sorprendentes avances y novedosos artículos.

El complejo mundo de las comunicaciones; los teléfonos móviles, la televisión digital, los enlaces de comunicación intercontinentales vía satélite, etc. germinaron con fuerza y nos han inundado con sus adictivos frutos.

La observación de nuestro planeta desde el espacio; predicción meteorológica, detección y explotación de recursos terrestres, avisos de posibles catástrofes, vigilancia de tratados, etc. nos ofrece una valiosa información, y salvan vidas al emitir alertas meteorológicas, riesgos de tsunamis, etc.

La ayuda a la navegación global, en tierra, mar o aire, por medio de constelaciones de satélites artificiales. Poniendo a disposición de los usuarios, su posición en cuatro dimensiones, 24 horas al día durante todo el año, con equipos profesionales o personales, que caben en la palma de la mano y a un precio más que asequible.

El desarrollo de la telemedicina. Ya en los años 60 del siglo pasado, recibíamos en las estaciones de seguimiento datos biomédicos de los astronautas desde que salían de la Tierra hasta que regresaban. Permitiendo diagnosticar y prescribir medicamentos desde lugares a miles de kilómetros de los pacientes.

Hay también un número casi ilimitado de objetos de uso cotidiano que normalmente no relacionamos con la investigación espacial; materiales especiales resistentes al fuego o tejidos transpirables, aislantes térmicos muy eficientes y de poco peso, fibras súper resistentes incluso a las balas, utensilios de deporte, sistemas de purificación de agua, herramientas eléctricas sin cables de conexión a la red, protección para las lentes de nuestras gafas o cámaras contra los arañazos, y un largo etc.

Para EEUU, ¿qué sigue ahora al Programa Apolo? Pues el Programa "Artemis", por Artemisa hermana gemela de Apolo y diosa de la Luna en la mitología griega.

Recientemente el presidente Donald Trump emplazó a la agencia a que repitiera la gesta de Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins para el año 2024. "Esta vez no vamos a repetir lo que hizo el programa Apolo. Esta vez vamos a ir a la Luna para quedarnos", aclaró el director de la NASA, Jim Bridenstine, señalando que el objetivo final es ir de la Luna a Marte, y recalcando que "Artemis no es sólo un programa, es una idea, es un concepto, es una nueva generación. Somos, de hecho la generación Artemis"?

Sería ideal que en el primer viaje del Programa Artemis, previsto para el año que viene, fuera de astronauta el propio Donald Trump, para ver si el efecto perspectiva (Overview Effect*) modifica su actitud de negacionista climático militante.

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