Este año se han reunido entre 80 y 90 familiares, aunque la familia entera asciende a 150 miembros. No todos pueden acudir cada año a la cita debido a problemas de agenda y a que buena parte de la familia vive fuera de la Isla. El año pasado sí se reunieron más de un centenar.

"Desde que nuestra madre nos dejó no hemos dejado de vernos". El domingo 12 de octubre la familia Brito de la Nuez, de Telde, celebró su vigésima reunión en las instalaciones del colegio Claret de Tamaraceite.

"Allí estuvimos todos los hijos que quedan porque éramos diez hermanos y solo quedamos tres. Nos vimos padres, hijos, nietos, biznietos y hasta tataranietos. Hay dos nuevos de pocos meses. Compartimos comida y alegría en una armonía muy grande", afirma Carmen.

"Esta vez coincidió con el Sínodo de la Familia presentado por el Papa, que terminó ayer (por anteayer). Seguimos con la familia unida. Todos los hermanos nos llevamos siempre muy bien y ante cualquier acontecimiento estamos todos. El 27 del mes que entra cumple mi hermano un año de muerto. Él estuvo el año pasado. Y una hermana que murió anteriormente, el día del Pino, falló también el año pasado. Pero todos sus hijos con sus respectivas familias siempre van a la reunión porque saben que es una ilusión de sus padres".

Cuando falleció su madre, Carmen de la Nuez Rivero, su hija Carmen tan solo contaba con nueve años. Su padre, Tomás Brito Collado, murió siete años después, cuando ella tenía 16.

Hermanos

Los únicos hermanos que viven, además de Carmen, son Juan Gilberto, de 72 años, y José Moisés, de 76. Ella está en medio de los dos. "Pino fue la pionera de estas tradicionales reuniones familiares. Después de que mi madre murió, pensamos recordarla todos los años y hacerle una misa. En aquel tiempo solo nos reuníamos los hermanos y ella siempre nos daba a todos el desayuno en su casa y luego salíamos a Tufia o a cualquier playa cercana y nos pasábamos el día en familia, siempre recordándola".

Su primer nieto cumplió 20 años en mayo y la reunión se celebró en octubre, tenía unos pocos meses. "Y a partir de ahí me dijeron mis hijos: mamá, vamos a seguir haciendo esto, que es muy bonito reunirnos todos cada año. Entonces cogíamos una guagua, porque no había coches en aquel tiempo, e íbamos toda la familia de excursión".

Carmen tuvo cinco hijos pero una hermana suya ya fallecida llegó a tener quince, el triple. Su hermana tuvo 53 nietos de esos quince hijos. "Hemos celebrado el encuentro anual en varios sitios: en Santa Cristina, donde hacía mucho frío por esa época y tuvimos que cambiar; en el Bailadero de las monjas de Telde, pero había que pagar por niño, por persona, por lo que se nos subía un montón el coste. Tengo una sobrina que tiene hijos y nietos, que se le ponía muy caro. Hasta que mi hijo, el aparejador, consiguió el colegio de los claretianos porque es antiguo alumno. Está muy bien aquello porque tiene su piscina, aunque ese día estuvo lloviendo".

Entre los más pequeños hay bebés. La más pequeña de la familia, María, tiene tres meses. Es de una nieta de su hermano Juan Gilberto. El mayor del grupo es su marido, Francisco José Aguiar Acosta, que tiene 79 años. Este año su hermano mayor no pudo venir de Madrid, donde vive. Ella y su otro hermano más pequeño residen en Telde.

Padres

Sus padres eran de Telde. Carmen fue criada en un colegio de monjas, se fue a vivir a Las Palmas durante décadas, casi cuarenta años, pero finalmente regresó a Telde. "Telde no lo olvidamos así como así", dice.

"Este año vino por primera vez una sobrina de Guadalajara, una hija de mi hermana la que murió el año pasado, que el día del Pino hizo el año. Y me dijo que no se perdería más una reunión familiar. Me comentó que el año que viene vendrá con sus hijos y su marido".

"Nuestros encuentros familiares son muy bonitos porque no hay ni pleitos ni borracheras ni nada. Todo ahí es armonía, cantar con la guitarra. Nos pusimos a cantar, recordando las canciones que le gustaban a mi madre. Esto parece que no, pero une mucho a la familia. Mientras yo viva seguiré con estos encuentros porque yo soy la que los organiza. Ya mis hijos me lo han dicho: mamá, no te preocupes, que cuando tú falles nosotros continuaremos".

Cada uno contribuye con una comida a esos encuentros. "Uno lleva la ensaladilla, el otro la tortilla, otros llevamos una pequeña paella para repartir? Todos nos ponemos de acuerdo para repartirnos la comida. Yo llevo un flan, pero últimamente tengo que llevar dos flanes porque uno solo se me hacía poco".

Este año su sobrina iba a venir desde Tenerife pero perdió el barco. "Claro, ella trabaja el lunes y no merecía la pena que cogiera un barco más tarde porque luego iba a estar aquí corre que corre, y no era plan. Además, vive en Guía de Isora, por lo que además del barco de Santa Cruz tiene que recorrer unos buenos kilómetros en coche. Hace dos años vinieron todos los de mi hermana la que había muerto hacía poco. Vinieron de Tenerife unos veinte para honrar la memoria de su madre. El año pasado estuvimos 108 familiares".

Su hermana Eloína tuvo quince hijos. Tres están en Málaga, otro en Valencia, en Cádiz también. No pudieron venir todos pero de su familia estuvieron unos veinte. "Son pocos para todos los miembros que son, pero a veces no pueden venir en esa fecha por diversos motivos".

"El año pasado no lo hicimos porque estaba disgustada por las circunstancias, pero este año me propuse no nombrar a los que se han marchado porque empezamos todos a llorar y lo que yo quiero es alegría y unión. Mi hermano me regaló una planta porque dice que me lo merecía", añade Carmen Brito. En la comida familiar de este año estuvieron hasta las seis de la tarde "porque había que recoger y además los niños tienen clase al día siguiente porque es lunes, día lectivo y de trabajo".

"Nosotros procuramos hacerlo siempre el día del Pilar porque fue la fecha en la que falleció mi madre. Este año no teníamos sacerdote, pero el anterior sí lo tuvimos y nos dijo una misa por todos los hermanos muertos. Fue también un día de recogimiento, pero ya sabe cómo es la juventud, que prefiere una reunión sin misa. Opiniones hay para todos, pero el que no quiera ir a la misa que no venga y el que quiera que venga. Que nadie se sienta obligado. Es la vida que estamos viviendo y hay que aceptarla".

Una hija de su hermana Eloína está en Bali. "Un hijo de mi hermano Juan Gilberto está en Santander trabajando. Otra vino de Guadalajara. Vinieron también de otras islas, de Lanzarote, Tenerife, Fuerteventura? La familia es muy amplia y está diseminada por muchos sitios".