La historia de San Gregorio no puede entenderse sin el colegio María Auxiliadora, conocido como el Colegio de las Monjas, un centro educativo que ha forjado generaciones de teldenses y que siempre ha mantenido su compromiso con la sociedad del municipio. Con estas palabras presentó la alcaldesa de Telde, María del Carmen Castellano, a las tres pregoneras de las fiestas compatronales de la ciudad, y lo hizo entre emocionada y orgullosa de contar como anunciadores de las fiestas con un colegio al que calificó como toda una institución. Las tres ponentes, que representan el signo de los tiempos actuales y de los que el Colegio de las Monjas no es ajeno, fueron la presidenta de la Casa, la religiosa Virginia Pinto; la directora del colegio, la seglar Agustina Santana, y una exalumna del centro y presidenta de la asociación juvenil MAJO, Paula Falcón.

La iglesia de San Gregorio, muy cerca del María Auxiliadora, estaba llena mucho antes del pregón, inicialmente previsto para las 20.00 horas, pero se retrasó unos diez minutos. Con las puertas centrales abiertas en una noche calurosa, las tres pregoneras hicieron un recorrido por la historia del colegio, que en parte es también de la sociedad de San Gregorio, no en vano son 66 años los que llevan las Hijas de María Auxiliadora, una orden salesiana, instaladas en el barrio. Fue en 1948, gracias a la generosidad de dos mecenas teldenses.

Con un retablo presidido por la Virgen del Buen Suceso y con la imagen de San Gregorio en un lateral, sor Virginia Pinto, vestida de 'civil', fue la primera en iniciar el pregón. Después de agradecer la elección del colegio como pregonero, la presidenta de la Casa recordó que se celebra el bicentenario del nacimiento de San Juan Bosco, fundador de la orden salesiana, "que cobra un significado, aún más especial, el hecho de que podamos pregonar, sí, contar a los cuatro vientos que esta familia se siente orgullosa de la herencia carismática que nos legaron nuestros fundadores y que a lo largo de los años ¡y no han sido pocos! nos hayamos empeñado sin reservas en la educación de millares de niños y jóvenes teldenses".

Posguerra

Después de agradecer el esfuerzo de religiosas y seglares en la consolidación del colegio, Virginia Pinto dio paso a Agustina Santana, a la que calificó de "mujer íntegra, sabia y prudente, pilar de nuestra casa durante 32 años de entrega como profesora y actualmente como directora".

Agustina Santana, quien reconoció que el colegio que ahora dirige es como su segunda casa, hizo un recorrido por la labor del centro en el municipio y la llegada, en 1948, de las hermanas sor Carmen Roig, sor Concepción Suárez, sor Sinesia y sor Alejandra. Se encontraron, según señaló Santana, "con una sociedad compleja desde el punto de vista económico, social e ideológico. La guerra había traumatizado a la sociedad y la posguerra marcó en Telde más que en otros lugares, donde existía una división social, con muchas necesidades: falta de alimentos, analfabetismo y enfermedades, eran tiempos de cartilla de racionamiento, en los que faltaba la luz y el agua había que ir a buscarla a los pilares y las acequias". Santana recordó la generosidad del matrimonio mecenas, formado por Rafaela Manrique de Lara y Santiago de Ascanio Montemayor, que fundaron el colegio para la educación cristiana, cultural y social de los niños y jóvenes de las clases populares. El trabajo de esas cuatro primeras monjas de la orden salesiana, "una bendición" en aquellos tiempos de carencias y es un hito la fecha del 7 de enero de 1949, cuando "el colegio abre sus puertas para recibir a 25 niñas llegadas aquel primer día. Unas puertas que continúan abiertas después de más de medio siglo".

La directora del María Auxiliadora tuvo un recuerdo para las incontables generaciones de teldenses de todas las condiciones sociales, porque "la grandeza y alegría de esta obra es haberlos acogido y seguir acogiéndolos, educando y sirviendo a todos. Un colegio que ha estado y está en la aceptación y el cariño de la gente porque es difícil encontrar una familia que no haya mantenido algún vínculo con él". Agustina Santana, al final de su intervención señaló que "con devoción y júbilo procuramos atender y acrecentar esta labor para que ilumine el presente y el futuro".

Paula Falcón, miembro de la asociación juvenil MAJO, fue la encargada de finalizar este 'pregón a tres'. Falcón basó su intervención en dos frases de San Juan Bosco: 'la educación es cosa del corazón' y 'hemos de procurar hacer de los jóvenes buenos cristianos y honrados ciudadanos". Para Paula Falcón, estas dos frases del fundador de las salesianas "resumen y representan nuestra forma de educar y de evangelizar. Educar y evangelizar, dos conceptos que no tiene por qué ser independientes ni tratarse de forma aislada".

De hecho, la presidenta de MAJO recordó que ésta es una de las máximas de la pastoral juvenil salesiana y tras explicar el origen de la pastoral, Turín, entró en materia y apuntó que "vivimos en una sociedad en la que prima lo inmediato", una sociedad de lo efímero donde los jóvenes atienden más a las redes sociales que a sus padres. La superación de esta situación la marcó Falcón en tres pilares: razón, amor y religión, con los que conseguir el alimento intelectual que necesitan los jóvenes, un amor que perdura y no efímero y, por último, la religión, "un tema espinoso" porque los medios y las redes sociales existe una crítica "en ocasiones disimulada y otras clara y furibunda hacia todo lo que representa la religión".Tras explicar la labor de MAJO, que busca educar a los jóvenes en valores salesianos y cívicos, agradeció la oportunidad de pregonar las fiestas y dar protagonismo a los jóvenes, "porque ha llegado la hora de dar vida a nuestros sueños".