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"Con otro cura tendríamos iglesia"

El promotor de las fiestas de El Caracol y los vecinos solicitarán al obispo que les cambie de sacerdote porque el actual "se mueve poco"

Emilio Guedes, ayer, en la capilla instalada en el local social de El Caracol. QUIQUE CURBELO

La capilla, a la que se le están dando los últimos retoques, acoge las imágenes de San Ramón Nonato, Nuestra Señora de la Merced y la Virgen del Carmen, todas donadas por Emilio Guedes, vecino de El Caracol, restaurador e impulsor de las fiestas del barrio. En su vivienda del barranco de Las Bachilleras, Guedes posee otras tallas, algunas por restaurar, que terminarán en la sala del local social habilitada para el culto, aunque su ilusión y la de los vecinos es que todas ellas formen parte algún día de la futura iglesia del barrio.

El templo se demora, pero el afán del propio Guedes y los vecinos más veteranos de El Caracol por erigirlo no cesa. Desde el ya lejano octubre de 1970, cuando comenzaron los festejos en honor de San Ramón Nonato y tres años después con la compañía de la Virgen de la Merced, el deseo de contar con su propia iglesia es vivido en este pequeño núcleo residencial de unos 1.500 habitantes como un reto colectivo.

El barrio, que solo tenía luz, como recuerda Emilio Guedes, "cuando se enchufaban unos motores para celebrar las procesiones y luego volvíamos a estar a oscuras", ya cuenta con las infraestructuras básicas para atender la demanda de servicios municipales. No están descontentos con el Ayuntamiento de Telde. "No se ha portado mal con el barrio", apunta Ángeles Artiles, presidenta de la comisión de fiestas mientras observa cómo se monta el escenario donde se centrarán los actos populares. De hecho, en Urbanismo se ha contemplado en el Plan General un espacio destinado a la construcción del templo, pero el descontento no es con los políticos, sino con los eclesiásticos por su falta de movimiento para impulsar la iglesia.

"Hemos ido a hablar con el obispo y nos ha mandado al párroco de San Gregorio, pero él no se ha molestado mucho en este tema y creemos que con otro sacerdote podríamos tener la iglesia", concreta Guedes mientras observa cómo ha quedado equipada la capilla. De hecho, su intención es, junto a otros residentes en El Caracol, pedirle a Francisco Cases que destine a su barrio al padre Báez. "Nos parece que tiene más energía y determinación que el actual y con él estamos seguros que se podría avanzar mucho en lo de la iglesia".

No están en contra, dice, del párroco, pero buscan más compromiso con el barrio, sobre todo si hay solar para el templo y se puede conseguir más adelante que se cumpla su ilusión. Ángeles Artiles es una de las personas que le gustaría ver la iglesia construida y que sus hijos o nietos se casen algún día en ella. Anhelo que otras vecinas que se acercaban ayer a ver cómo había quedado la capilla comparten como algo propio.

Mientras, El Caracol ya se siente en fiestas y el jueves el desfile de los papahuevos para informar sobre el comienzo de las fiestas es lo más inmediato. El pregón del viernes anuncia oficialmente los festejos, con 45 años de historia.

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