El Timón continúa firme aunque en sus alrededores todo se haya desmoronado por las dos duras jornadas de aguacero sobre Telde. Este emblemático edificio de la playa de La Garita, situado en un enclave privilegiado, junto a la misma arena y a pocos metros del mar fue de los pocos que aguantó el embate de las escorrentías que se han cebado contra el litoral.

Su posición elevada, no a ras de calle, le permitió que toda el agua que bajaba desde la autovía del Cabildo a una velocidad que sancionaría el radar de la Policía Local no le afectara en su interior, aunque, como señalaba su propietario, Paco, "las mesas y sillas que tenía colocadas como terraza sí que se las lanzó hacia el mar, aunque las he podido recuperar". Ahora, sujetas con fuertes candados y a la espera de un mejor tiempo para desplegarlos, estos elementos ya están más controlados.

No tuvieron la misma suerte otros locales, la mayoría de restauración, que están instalados en el paseo de La Garita. La barranquera arrambló con sus terrazas y se llegó a introducir en su interior, ocasionando daños que ahora cuantifican sus propietarios y que esperan les pueda cubrir el seguro, si no en su totalidad, al menos en gran parte.

Juan Carlos, dueño del restaurante El Galeón, comentaba ayer que su negocio se ha visto dañado por los efectos de estas dos jornadas tormentosas y estaba ya a comenzar de nuevo, aunque reconocía que les costará. "El agua se llevó las servilletas, las cartas, sillas y mesas y entró en el interior, causando problemas, pero nuestra intención es abrir hoy [ayer para el lector] para atender a los clientes".

Juan Luis, un emprendedor de La Garita y expropietario de Casa Santiago, admitía que "en los más de veinte años que vivo aquí no había visto nada igual, el temporal ha sido impresionante y ha dejado los negocios y la playa con daños, pero cuando se acabe y vuelva todo a la normalidad remontará la situación. Hoy da pena verla así".

El negocio situado al inicio del paseo, una pizzería, al igual que el edificio del fallido centro comercial situado enfrente, han sido de los más perjudicados por las precipitaciones de estos días, sobre todo el jueves y viernes, ya que ayer, aunque llovía, nada tenía que ver con lo caído en jornadas precedentes y no se temía nada. Los bajos de ambos edificios se inundaron por dos veces, el jueves y el viernes, e incluso los bomberos tuvieron que acudir a sacar vehículos hace tres días por el agua depositada. Uno de ellos, una moto que apenas se le podía ver el color por la gruesa capa de barro que le cubría. Ayer se volvía a abrir el local y había varios clientes, a la espera también de que el sol vuelva y se olvide esta semana aciaga para la costa teldense.

Más arriba, ya en la calle superior, otros negocios también sufrieron las consecuencias de las escorrentías, que ofrecieron el viernes unas imágenes más propias de fenómenos atmosféricos de otras latitudes que de Canarias. Solo un local de la esquina, elevado, logró salvar el tipo y ayer estaba en plena actividad, casi como un día habitual, salvo por la vista de la vía algo llena de tierra de la resaca de las escorrentías llegadas a raudales desde la autovía del Cabildo.

Pero volverá a pasar. Éste es el dictamen de Paco, el del Timón, como quiere que se le conozca. Este empresario, que lleva 22 años en La Garita, considera un "desastre muy grave lo que ha ocurrido, en el tiempo que vivo aquí nunca había visto nada igual, pero me temo que volverá a pasar hasta que no se mejoren las canalizaciones.

Pudo ser un drama también para una persona que estaba por la zona y que "un vecino y yo tuvimos que rescatar porque el agua se lo llevaba hacia el mar, pero por suerte no llegó a ocurrir nada grave".

También fue este temporal de agua ha traído, dentro de los acontecimientos que ha derivado, un momento casi para el humor. Lo explica Paco, el del Timón. "Tuve que rescatar con mi vehículo a cuatro clientes porque no podían llegar a sus casas por la cantidad de agua que corría. Estaban en el local y no se atrevían a irse, por lo que cogí mi coche, los llevé a cada uno a su domicilio para que llegaran sin problemas.

Al igual que ocurría en Melenara y también en Hoya del Pozo o en Salinetas, La Garita estaba muy concurrida de visitantes, ávidos de sacar fotos o grabar vídeos para captar la imagen inusual de una cala que ayer reflejaba el destrozo que ha sufrido por los embates de las precipitaciones y el agua procedentes de la parte alta de la ciudad. Algunos, en su afán de buscar el mejor sitio no tenía en cuenta el suelo que pisaba y como advertian el personal de Proactiva, la empresa concesionaria del servicio de vigilancia de las playas de Telde, "no se dan cuenta que están pisando en lugares inestables y que pueden caerse de una buena altura, pero eso es una cuestión de cada uno, nosotros avisamos, pero ya ve que son personas con la edad suficiente para ser responsables".

La playa, también cerrada hasta nuevo aviso, sufre, como las calas vecinas, una importante pérdida de arena que tardarán en recuperar en bastante tiempo.