Aparcado junto al parque urbano de San Juan, el coche eléctrico de Rafael Martel pasaría por ser un modelo más de la marca japonesa que lo fabricó. Su exterior no delata que carece de cilindros, de marchas, de gasolina o diésel o de otros componentes del vehículo convencional, pero si se observa su interior, la verdad es que tampoco tire para atrás la sorpresa de su aspecto y configuración, la de un turismo moderno. Y esta realidad es la que pretende transmitir esta noche en la conferencia en el Círculo Cultural de Telde, la de un vehículo que arrastra prejuicios y falsos tabúes por la desinformación que se ha difundido. Son coches para el 90% de los conductores, asegura.
"Me gustaría desmitificar algunos paradigmas y axiomas que tienen los usuarios de coches convencionales; me gustaría desmitificar temas como la autonomía, el precio o su potencia. Pero, además, haré una pequeña historia del nacimiento del coche eléctrico, que es bastante interesante y bonita", adelanta Martel sobre el contenido de su charla a los asistentes.
La aparición de un vehículo impulsado por energía eléctrica y comercializado por marcas automovilísticas se produjo en un año mítico para la historia: 1989, el mismo que derrumbó el Muro de Berlín y empezó con la decadencia del sistema comunista. En el caso del coche eléctrico, fue al otro lado del Atlántico, en Los Ángeles, donde se marcó este hito en la movilidad universal. "En 1989, debido al alto nivel de polución existente en Los Ángeles, las autoridades exigieron a los fabricantes de vehículos que incluyeran en sus catálogos modelos que no contaminaran y fue tal el éxito de las ventas, que cambió definitivamente la forma de pensar sobre los coches eléctricos", expone Rafael Martel.
Sin embargo, la desinformación sobre estos vehículos lastra sus ventas en Europa y en Gran Canaria, concretamente, no llegan a 10 los coches eléctricos que han salido al mercado. La razón, "además de la falta de puntos de recarga en la Isla que hace desistir a los conductores de su compra porque temen que su autonomía sea escasa, el precio puede parecer alto y no tenga potencia, pero eso es falso".
El presidente de la Asociación Eólica de Canarias cree que todo lo nuevo causa desconfianza, "pero el futuro del automóvil es el coche eléctrico, pero casi nadie se ha decidido por apostar por él hasta que no se produzca una demanda importante. Es el pez que se muerde la cola, no se compra porque si no se fabrica mucho no bajan los precios, pero no se fabrican porque poca gente los compra".
Su argumento es contundente: no contamina, su autonomía se puede mejorar y su recarga -incluso casera es muy barata-, pero la clave está en los puntos de recarga.
