Clara Rodríguez es profesora de Secundaria y fue a los 16 años cuando descubrió que quería dedicar su vida a las artes plásticas. Con el paso del tiempo, ha presentado sus obras en diversas exposiciones en Lanzarote, su tierra natal, pero esta es la primera vez que da a conocer su trabajo en Gran Canaria, en la ermita San Pedro Mártir. Una galería para llevar al público de la tierra al cielo, a través de sus cuadros llenos de color, azar y paciencia.

"Cuando estaba estudiando Secundaria me aburría, así que me apunté al turno de noche y por las mañanas me iba a la escuela de arte, que es lo que me gustaba", explica Rodríguez con emoción. Pasando por las enseñanzas de grandes profesores de su Isla, como Santiago Alemán, aprendió las primeras técnicas necesarias para llegar hasta donde está hoy. Así, agradecida a sus maestros y con ganas de más, se aventuró a estudiar Bellas Artes en la Universidad de La Laguna.

Al terminar, volvió a Lanzarote donde, en 2006, hizo su primera exposición con las obras que había ejecutado a lo largo de la carrera. "Gustó y vendí mucho", asegura la artista. Asimismo, cada dos años organizaba una galería nueva, y así durante diez años. "Ahora aquí, en Telde", comenta con ilusión al ser su primera vez en Gran Canaria.

Afirma que se trata de una pasión "desde pequeña, porque cuando me preguntaba mi madre que quería si me portaba bien yo le decía que ceras y un blog de dibujo". Con el atrevimiento y la curiosidad que le caracterizan cuando crea, explica que "el tiempo desaparece cuando me pongo a pintar". "Subo arriba, al cuarto que tengo en la azotea, pinto y dejo atrás mis tensiones", añade con brillo en los ojos.

Ahora, resultado de meses de trabajo, donde la paciencia ha estado presente en cada momento, el municipio recibe 33 obras abstractas de texturas y color. Una galería que no tuvo título hasta que no fue acabada. "Del cielo a la tierra porque el cielo es algo que me encanta, siempre está ahí y no nos fijamos", relata mientras asegura que los estados de ánimo dependen siempre de cómo esté este. "La luz es muy importante, por eso lo canarios tenemos esta forma de ser", determina.

Los trabajos están agrupados según las diferentes técnicas utilizadas para su ejecución. Por un lado, están los cuadros hechos a través de ceras derretidas; por otro, con ceras aguadas "sobre un soporte no absorbente"; y, para terminar, otros que recogen la mezcla de ambas con fotografías como elemento principal. Así, la mayoría de las ilustraciones que presenta son hechas por ella misma en los diferentes viajes que lleva a cabo, ya que viajar es otra de sus pasiones. "Y no podía olvidarme de Lanzarote", explica mientras enseña sus obras hechas con acuarelas dedicadas a su Isla.

Entre peces, puestas de sol, el universo o vegetales podrán viajar aquellos que se acerquen a disfrutar de su talento colgado en las paredes de la ermita. "No me gusta ser figurativa, sino que el que vea mi arte se coma la cabeza y suponga", señala, mientras puntualiza que "muchas veces lo abstracto es más difícil, porque partes de cosas que solo existen en tu cabeza". Por ello, tanto la paciencia como el azar son clave en su trabajo "que no siempre sale a la primera".

Con color en cada esquina y corazón en cada trazo, no cabe duda de que acierta con su descripción: "Soy como una planta, si no me da el sol y veo colores no vivo".