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Música y sociedad.LA PROVINCIA/DLP

Telde, entre la oración y la jarana

Las fiestas de Fin de Año se 'colaron' en la Navidad en la tercera década del siglo XX

La ciudad tenía una gran tradición religiosa que en Navidad se acentuaba, pero en la tercera década del siglo XX ir a misa o cenar en casa con la familia ya le parecía monótomo a una parte de la sociedada teldense, la más acomodada. Sus integrantes, profesionales liberales con recursos económicos, la burguesía y grandes propietarios agrícolas querían imitar el ambiente festivo de las grandes capitales de España como Madrid, Barcelona o Bilbao o, en su defecto, a Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife. El caso era divertirse lejos de los cirios e imágenes o por los menos después de cumplir con la tradición tan arraigada.

No obstante, tampoco es que hubiera tanta modernidad como ahora, que se sale desde antes de las campanadas anunciadoras del cambio de año. Antonio González Padrón, cronista oficial de la ciudad, destaca que "el 31 de diciembre era una celebración familiar hasta las 12 de la noche. Se cenaba en los domicilios y se partía el año allí, mientras se oía el repique de las campanas de las iglesias cercanas para anunciar que se acababa el año y entraba otro nuevo".

Los jóvenes salían con timples y guitarras, cantando algunas canciones picantes a la niñas que estaban en los balcones. Los más pequeños, con misto y otros materiales escandolosos estampaban contra el suelo las bombas fabricadas, que hacían un ruido atronador. Pero la fiesta no les duraba demasiado: a las 0.30 horas regresaban a sus casas para que fueran los más mayores los que continuaran de fiesta por la madrugada. "Pero no todo el mundo, empezando por la edad", explica González Padrón. "Solo podían salir sin problemas esa noche los hombres que tuvieran 21 años y las mujeres con 25 o las más jóvenes que estuvieran casadas y acompañadas por sus maridos. Además, era el momento de la burguesía alta, la pequeña nobleza el rico propietario agrícola, que sí aprovechaba la ocasión para lucir sus mejores galas, ellos mayormente los esmoquínes y ellas los trajes de noches e iban a partir el año en La Fraternidad o el Casino", argumenta el cronista.

Alli tocaban las mejores orquestas y entre ellas, la formada por Los Falcones, cuyos miembros, originarios de Los Llanos, eran muy solicitados y se formaban alguna que otra guerra de contratos entre ambas sociedades para ver cuál contaba con sus servicios esa noche. Fueron los reyes durante varias décadas frente a otras orquestas en las décadas de los 40 y 50. Su relevo fueron grupos como los Full Stop, los Diabólicos los que en los años 60 y posteriores tomaron el relevo a esta orquesta. Los que se lo podían permitir disfrutaban de un cotillón, que fue una iniciativa pionera en Telde del Casino, que lo imitó del Gabinete Literario y el Real Casino de Las Palmas.

Y siendo Telde, no podía haber nada sencillo. Hubo los fines de año algún que otro hecho luctuoso que entristecía la fiesta. El más sonado, por el personaje, fue la muerte del pintor José Arencibia Gil cuando bailaba con su mujer.

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