El Ayuntamiento de Telde y el Cabildo de Gran Canaria alcanzaron ayer un acuerdo para rehabilitar el horno Justo Cubas. Es un espacio emblemático dentro del municipio y que incita a todos sus habitantes a mantener vivas las tradiciones de la Isla. Dentro del plan de la Fedac y su proyecto de divulgar la cultura el Cabildo aportará 50.000 euros para que se acometan las obras de rehabilitación de la instalación.

"Se busca continuar e incitar a la profesionalización de los artesanos para que conserven y rescaten el patrimonio de esta profesión", señaló Minerva Alonso, consejera de Industria, Comercio y Artesanía del Cabildo. "Las obras se centrarán en el exterior colocando unos muros perimetrales y reparando el interior de las instalaciones que tienen las humedades y los baños no se encuentran en condiciones, por ejemplo. Estas deficiencias son fruto del tiempo que lleva en desuso. Se busca que el espacio vuelva a estar abierto a todos los vecinos y que los colectivos de alfarería puedan impartir clases en sus instalaciones. Es una manera de recuperar y mantener vivas nuestras tradiciones, además de que nos permite crecer como municipio", apuntó la concejala de Cultura y Educación, Marta Hernández.

El horno Justo Cubas es propiedad del Ayuntamiento pero el Cabildo será quien ponga los recursos para su recuperación. "La rehabilitación se incluye en el plan de la Fedac para la divulgación de nuestra cultura tradicional. Lo que se persigue es la conservación y el rescate de nuestro patrimonio, por lo que también estamos filmando y creando un archivo histórico. Son distintas líneas en las que estamos actuando, como también impartir cursos en los municipios", apuntó Minerva Alonso.

La instalación cuenta con dos hornos en los que se pueden realizar las piezas de barro para que adquieran la consistencia necesaria y alcanzan temperaturas de 800 grados, mientras que hay un tercer horno que alcanza hasta 1.200 grados y permite el esmaltado de las piezas y la posterior decoración.

En sus comienzos, a principios de los años 90, era un horno sin protección en el que trabajaba el alfarero que le da nombre, Justo Cubas, quien destacó como uno de los mejores de la Isla. "Fue él quien lo creó y junto con los primeros alumnos a los que les enseñó el oficio, le pidieron al Cabildo que adecuara las instalaciones con un cierre para el horno o un lugar en el que guardar la leña", explicó Caridad Rodríguez, alfarera de profesión y vocación. Unas instalaciones que con el paso de los años se han convertido en uno de los referentes de la alfarería canaria. Ahora desde el Ayuntamiento y el Cabildo intentan mantener vivo el espíritu de Justo Cubas con la rehabilitación y reapertura del horno para mantener vivas las tradiciones y acercarlas a los ciudadanos.