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Fiestas de Melenara El vicepresidente da el pregón que se retrasó por los atentados de Barcelona

Pablo Rodríguez viaja por su niñez en Melenara

Criado en las calles del barrio costero, llevó a cabo un homenaje a su infancia y a los pioneros de su crecimiento

El pregón de las fiestas de Melenara se celebró ayer, tras su suspensión el pasado viernes en señal de duelo por el atentado que sufrió la ciudad de Barcelona. Pablo Rodríguez Valido, vicepresidente del Gobierno de Canarias, fue el encargado de leer el pregón de unas fiestas que comenzarón este fin de semana.

Numerosos vecinos se dieron cita en la playa de Melenara con el objetivo de escuchar y ver a uno de sus vecinos más emblemáticos: Pablo Rodríguez. En el comienzo de su pregón tuvo un especial y cariñoso recuerdo al pueblo catalán bajo el lema: "Somos más y no tenemos miedo", toda una declaración de intenciones que está recorriendo el mundo estos días.

Bien es cierto que son pocos los afortunados que se convierten en profetas en su tierra y este vecino de Melenara, de toda la vida, lo es. "Para mí es muy especial estar aquí. No voy a negar que me emocioné con el ofrecimiento y a la vez me llenó de orgullo". Un guiño hacía un persona que comenzó su carrera política siendo concejal del ayuntamiento del municipio.

Pablo Rodríguez ha vivido y disfrutado de las fiestas desde que era pequeño. Por eso, para él, aunque los años pasen siempre tendrán la consideración de "las fiestas de la playa", nombre por el que antes eran conocidas. Las fiestas de la playa era toda una tradición a la que asistían expectantes tanto pequeños como mayores.

"Son unas fiestas entrañables, hogareñas, que han sabido preservar su esencia y encanto", resalta Rodríguez. En ellas se ha preservado y respetado las actividades más tradicionales, que han pasado de generación en generación. Unas fiestas que sirven para preservar y reforzar la identidad de un pueblo.

"Soy parte de este lugar, del mar, la arena, la brisa que le rodea y el ambiente que se vive", porque el lugar en el que se desarrolla la infancia es en el que "habitas el resto de tu vida". Son lugares, situaciones y vivencias que marcan y conforman como personas.

Rodríguez recordó su infancia en la que contaba los días para que llegara el verano, "unos meses en los que se duplicaba la población". En los que "salíamos de casa con un balón, el bugui o la caña de pescar", según el día y el tiempo, pero lo que siempre los acompañaba eran las ganas de disfrutar y pasarlo bien.

Son muchas las anécdotas de ese grupo de amigos que permanecen entre las calles de la costa y la arena de la costa. Pero si algo demostró Rodríguez con este pregón es su carácter reivindicativo. "A más de uno nos dió por recoger firmas para presentarlas en el Ayuntamiento" para que hicieran una cancha en la que dar patadas al balón. "Costó pero se logró con la misma fórmula con la que siempre funciona todo: tiempo y perseverancia". De la misma forma que se les ocurrió organizar pequeños campeonatos de bodyboard o estuvieron en el meollo con los primeros triatlones.

Una playa que exprimió y vivió con intensidad. Y un pregón en el que también hizo un pequeño guiño a todas las personas que han marcado la historia del barrio. Desde los 'Alcaldes de Mar', la autoridad máxima en los asuntos de pesca que estaba compuesta por Compalune, Juanero y Periquito Cruz. "Ellos vigilaban y controlaban que se cumpliera la ley, y hacían de juez en las disputas entre marineros".

Sus recuerdos también engloban a las barcas que llegaban a la orilla de la playa, cargadas de pesado, a las que se hizo un pequeño tributo el pasado domingo con la tradicional Varada del Pescado. "Recuerdo ese olor a mar profundo, la imagen de los pescadores con las manos arrugadas y llenas de escamas" y sus mujeres que "eran las encargadas de coser las redes o vender el pescado" por las casas.

Con el paso de los años los barrios van cambiando y los llenan de vidad sus habitantes y los negocios que se crean. Es así como se extendieron en Melenara las tiendas de aceite y vinagre. "La tienda de la playa siempre será la de Isidro y Asunsionita, ubicada en la plaza de Clavellinas. La recuerdo plagada de niños pidiendo golosinas y helados".

"La plaza Clavellinas, la de la estrella, el buzón amarillo y la cabina es un lugar especial, era el centro de nuestra infancia, donde jugábamos desde la mañana hasta la tarde" unos recuerdos imborrables.

La playa guarda historias particulares que las han construídos las personas que la han habitado. Es fruto de los vecinos y los colectivos que han aportado su granito de arena para que "Melenara sea el lugar maravilloso que es y mantenga la esencia de lo que fue".

El pregón fue un recorrido por los recuerdos y las vivencias de un barrio ejemplificada en la vida de aquel niño que se hizo mayor: Pablo Rodríguez.

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