El corazón de Jinámar palpita con fuerza, tanta que siempre recuerda a los suyos en la adversidad, aunque sea en un entorno festivo. Es el caso de Daniel y Eduardo, dos jóvenes de 17 y 14 años que fallecieron hace 23 en la potabilizadora cercana al Valle mientras realizaban pesca submarina y que ayer volvieron a estar presentes en el ánimo de todos durante la disputa del triangular de fútbol en su memoria celebrado en el estadio municipal Pedro Miranda.

Algo más alejado, en la plaza pública y en la carretera general se concentraba la organización de los actos previstos por el Día del Artesano y el Labrador, la exhibición de 12 vehículos mini o de deportes vernáculos, una cita anual también en el Día de la Constitución y que atrajo a vecinos y visitantes desde las 10.00 a las 12.30 horas, cuando finalizó la luchada por parte del equipo del Castro Morales, que fue precedida por una muestra del juego del garrote canario en el mismo espacio. Todo muy junto, pero con sus diferencias y se podía pasar de contemplar las evoluciones de los practicantes del juego del garrote canario o la posterior luchada de los canteranos del equipo teldense a observar una docena de vehículos aparcados en batería y que tuvo al Mini GC-61646, del año 1969, en el más veterano de la parrilla. Los aportó el Club de Amigos del Mini de Gran Canaria, fundado en el año 2000 y que es la segunda vez que acudían a las fiestas patronales de Jinámar.

No faltaron tampoco dos de las referencias gastronómicas y tradicionales de este pueblo, la degustación de leche con gofio y el reparto de más de 300 platos de potaje de berros elaborado durante horas y que se sirvió en una primera tanda sobre las 14.00 horas para los puestos de artesanía y venta de turrones y, ya por la noche, a los peregrinos que acudieron desde San Juan y otros barrios a honrar a la Inmaculada Concepción. María del Carmen Hernández, María Medina y Esther Ramírez, con casi 20 años al mando del potaje, emplearon 16 kilos de berros, 25 kilos de papas, un saco de piñas,12 kilos de carne cochino y 20 kilos de batata. El resultado, un plato para disfrutar y que los peregrinos dieron buena cuenta de él en la algo más fresquita noche de ayer en Jinámar.

El reparto de leche con gofio empezó a las 10.00 horas y terminó casi al mediodía y Rosa Santana, con 25 años en el papel de repartidora, mostró su alegría porque los 25 litros de leche, repartidos en 250 vasos se habían agotado, así como los 10 kilos de gofio, "mejorando lo del año pasado, que nos sobró algo de leche".

Fue el hueco del programa a la tradición, mientras los feligreses entraban en la iglesia de la Concepción para honrar a la imagen de la Virgen. Por la tarde, peregrinos procedentes de San Juan, del Cruce de Marzagán y otros barrios, acompañados por grupos folclóricos y la Escuela Municipal de Folclore para la realización de una ofrenda ante la imagen de la Inmaculada Concepción, a las 20.00 horas. Más tarde, el previsto reparto de platos de potaje de berros y un posterior baile de taifas.

A unos 10 minutos a pie, en el estadio Pedro Miranda, el deporte, además de ejercicio, en Jinámar es también alma, corazón y generosidad para los demás. El espíritu solidario y de vecinos de siempre que inspira a los habitantes de Jinámar tiene en la celebración del triangular en memoria de estos dos chicos fallecidos en 1994 -ahora tendrían 40 y 37 años, respectivamente- uno de sus más genuinos exponentes. Año tras años familiares, amigos y conocidos de ambas familias -ayer estaban presentes, entre otros Agustín Suárez y Dolores Hernández, padres de Daniel, y Benjamín Bedoya, progenitor de Eduardo en la grada del estadio-, mientras que primos y amigos de las familias jugaban en el césped del Pedro Miranda por unos simbólicos trofeos, tangibles por su forma y peso, aunque lo de menos era el vencedor. Lo más valorado, sin duda, el cariño que se llevan los familiares de ambos fallecidos, quienes con agradecimiento y emoción contenida observan que sus hijos no han sido olvidados.

Así lo expresaban Agustín, Dolores y Benjamín, quienes veían el partido desde la grada. Serenos, emocionados y orgullosos de contemplar cómo cuentan con personas que se sienten muy cercanos a ellos y que durante una mañana se visten de corto para que el tiempo no se convierta en verdugo de la memoria de la vida cortada en pleno florecer de estos dos chicos que tuvieron en la fuerza mecánica de las turbinas de la potabilizadora un final trágico. Tres equipos, con familiares como Killians Santana y Oswaldo Amador, primos de Daniel, que en un ambiente de camaradería y con una temperatura agradable recorrían el césped en busca de la portería contraria. Ambos primos llevan años participando en el torneo, Killians con 14 presencias y la mitad Oswaldo, que venía de Madrid para jugar.

Un colegiado del club de árbitros Arbican ponía el toque oficial al torneo, aunque el juego limpio y la deportividad, lemas de este memorial, no le hizo ser tarjetero durante los tres encuentros. Al final, entrega de trofeos para los equipos y flores para las familias, a la espera de una nueva edición del memorial que les une en el dolor, pero también en la ilusión por el cariño que transmite.