Es una imagen muy antigua, sin datar, y que tiene una anécdota peculiar. Se trata del Cristo yacente y tiene dos historias, apunta Antonio González Padrón. "Una es que esta imagen estuvo durante mucho tiempo en la iglesia de San Juan y era realmente feo. Hubo un obispo en épocas pasadas que cuando lo vio le comentó al sacerdote que ese Cristo no movía a la devoción, sino todo lo contrario, al espanto, cuando no a la burla y pidió que se enterrara o quemara para quitarlo del culto". Pero el párroco no estaba por la labor y , muy hábil, "lo bajó, lo tapó con una sábana y apareció como Cristo yacente. Pero como había que destruirlo, poco antes de la Semana Santa siguiente él predica contra la masonería y los masones, que estaba muy arraigada en Telde a principios del siglo XX", explica el cronista oficial de Telde. El sacerdote maldice a los masones por ser una lacra contra la sociedad y después dijo que la debilidad de los cristianos permitía que los masones fuesen más numerosos. "En su homilia pidió que se hiciese una urna de cristal para hacer el Santo Entierro y sacar esa procesión a la calle", añade Antonio González, quien relata cómo los masones se reunieron en la trasbotica en San Juan de Fernando Flores de la Iglesia y votan mandar a uno de ellos, excelente tallista y carpintero de lo blanco, una urna de cristal y madera sobre dorado para regalársela al cura sin que supiera que eran ellos quienes la hacían. "A principios de Semana Santa, la dejan en las puertas de la basílica y el cura, al verla ese domingo hace una plática en favor de aquella alma generosa que ha contribuido a la Semana Santa, bendijo a los benefectores, pero todo el mundo, menos él, sabían que eran losmasones".
