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Adiós a un modelo familiar de sanidad

Julia Martel, una de las trabajadoras jubiladas en el ambulatorio de San Juan, hace una despedida simbólica del centro médico referencia en Telde y otros municipios

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El ambulatorio de San Juan se traslada a El Calero

El próximo 7 de mayo la atención sanitaria en Telde cerrará una etapa en el centro de atención de especialidades (CAE) de San Juan para proseguir, con mejores instalaciones y más medios en su nueva sede en El Calero. No abandona del todo en el casco histórico, ya que seguirá como centro de salud para los usuarios de los barrios de las medianías del municipio, La Pardilla o San Juan.

Toda una trayectoria para cuidar de la salud no solo de los teldenses, sino también de pacientes procedentes de Carrizal de Ingenio, Valsequillo y Jinámar e incluso Marzagán, que lo han convertido en un centro de referencia para miles de personas. Así lo recordaba ayer Julia Martel Martín, trabajadora jubilada de este ambulatorio, quien quiso realizar una emotiva y simbólica despedida del recinto donde pasó décadas de su vida y que recuerda como felices.

Con la bata firmada por sus compañeros, el bolso y el reloj que le regalaron en su jubilación, Martel recorrió los pasillos y algunas dependencias que forman parte de sus vivencias profesionales y personales. Así, evocó "que había muy buen ambiente en el trabajo, donde todos nos ayudábamos y transmitíamos un trato cercano, familiar, a los pacientes. Al ser muchos de la plantilla de Telde, los usuarios nos conocían y manteníamos una relación de confianza".

Eran tiempos de consultas de hasta 100 personas diarias, donde el personal sanitario, apunta, "era las otras manos del médico, había un trato muy cordial y nunca hubo agresiones verbales ni físicas. Los pacientes nos tenían como su referencia porque cuando se iba el médico que los atendía a otro destino, siempre estábamos el personal sanitario conocido y eso les daba confianza". Julia Martel se detenía y saludaba a sus antiguos compañeros y comentaba con ellos los cambios que vienen desde el lunes y cómo era la actividad en esos años, con unos laboratorios a toda marcha, ya desmontados, del trajín entre planta y planta para que los usuarios recibieran la mejor atención posible y, además, desagobiar a los compañeros que tenían más tareas en ese momento.

Toñi, Juani Sosa, Juanjo, María de los Ángeles, Germán, Norma, con quien se hizo fotos de recuerdo, aún en activo, ven el traslado a El Calero como un hecho acorde a los tiempos, el de la búsqueda de mejores y más modernas instalaciones, aunque admitan que supondrá un trastorno, más o menos grande, para quienes residan en los barrios menos céntricos del municipio. Aunque para ellos también es un cambio, algunos incluso que van ahora a pie a su puesto de trabajo, tendrá ahora que desplazarse en vehículo, público o privado, pero ven más alegría que pena.

Para Julia Martel, testigo de los años en que el CAE de San Pedro Mártir, su nombre oficial, ha sido no solo un lugar para hacerse radiografías, analíticas o ser atendidos por especialistas, que se mudan a la nueva sede, sino un lugar que ha generado negocio y actividad económica en San Juan.

Una actividad que continuará en los bares y cafeterías del barrio histórico-artístico, aunque será a partir del 7 de mayo cuando se empezará a conocer el impacto real del traslado. De ese barullo, Martel Martín ya se ha despedido, pero no de cada escalón, consulta y pasillo de su querido ambulatorio.

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