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Un fondo 'buitre' entra en El Cortijo tras comprar la deuda de 4,8 millones

El fracaso de un plan de ampliación de capital provocó que la Caixa decidiera vender el crédito

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Instalaciones Deportivas de El Cortijo

Un fondo buitre ha entrado en el accionariado de El Cortijo Club de Campo al comprar la deuda de 4,8 millones de euros que la sociedad tenía contraída con la Caixa. Cerberus, que es como se llama el fondo de inversión americano, se ha convertido en el principal acreedor hipotecario después de haber adquirido a la citada entidad financiera dos préstamos impagados que no habían abonado los propietarios del Club de Golf, situado en el Valle de Jinámar.

El consejo de administración está presidido desde 2016 por Rocío Muñoz Rojas Manrique de Lara tras derrocar a su primo Agustín Manrique de Lara. Después de hacerse con el respaldo de la mayoría de la participación familiar que controlan los herederos de Agustín Manrique de Lara y Bravo de Laguna, intenta cerrar un acuerdo con empresarios locales que supuestamente están dispuestos a desembolsar esta cantidad para hacerse con la deuda, que ahora controla el citado fondo de inversión. El anterior presidente solo cuenta con el 10% de la participación de la saga Manrique de Lara frente al 30% que apoya a su prima.

Fuentes de la actual dirección rechazaron desvelar los empresarios que están detrás de esta operación, que dijeron se va a firmar en los próximos días con representantes del fondo de inversión Cerberus que se trasladarán a la Isla.

Desde la otra parte de la familia se limitan a señalar que desde hace casi dos años que no tienen información de la estrategia que va a seguir su prima para sanear la sociedad, al tiempo que se muestran preocupados por la situación financiera de la sociedad, puesto que las pérdidas en este periodo han aumentado en 1,1 millones y la deuda se ha elevado a 906.031 euros. Los ingresos han bajado un 32%. También les inquieta el deterioro que están sufriendo las instalaciones, donde además del campo de golf, hay pistas para jugar al tenis, pádel y también un espacio para practicar equitación.

Plan de viabilidad

Los problemas económicos de El Cortijo vienen de lejos. Fuentes de la sociedad aseguran a este periódico que 2009 fue "el último año bueno". Los accionistas externos, que disponían de unas 1.200 participaciones, advertían en 2007 de la mala gestión y denunciaron que mientras ellos pagaban cuotas que además fueron incrementadas, la familia Manrique de Lara, que tenía en sus manos otras 1.200 acciones, no aportaba ni un solo euro.

En 2012, la entidad ya tuvo que hacer frente a la captación de recursos financieros para atender las obras de renovación de la Casa Club y la mejora de las instalaciones. La caída de ingresos derivada de la crisis económica había complicado la gestión, además de los balances porque provocó una pérdida de ingresos y de socios.

Ante esto, el consejo de administración, presidido por Agustín Manrique de Lara Benítez de Lugo, decidió poner en marcha un plan de viabilidad para reducir gastos, que fue respaldado por la junta general, y que se basaba en llevar a cabo ampliaciones de capital en un plazo de cinco años para reforzar la estructura patrimonial de la sociedad y contar así con recursos propios. Para ello, el también presidente de la Confederación Canaria de Empresarios logró convencer a un grupo de empresarios locales encabezados por los grupos Satocan, Domingo Alonso y Lopesan, entre otros, que estaban dispuestos a apoyar la consolidación del proyecto de El Cortijo.

Para garantizar el éxito de esta entrada de capital, la Caixa , que era el principal acreedor, marcó una hoja de ruta. En primer lugar, puso como condición que se saneasen los balances con recursos propios. Con este objetivo, la junta general autorizó al consejo de administración abrir sucesivas ampliaciones de capital hasta el 50% del existente para captar 4,8 millones mediante la emisión de 1.601 nuevas acciones.

Con la aportación de los empresarios locales, así como de algunas personas físicas, el consejo de administración logró inyectar un millón de euros a través de la suscripción de 346 acciones que se adquieren entre 2014 y 2016.

Estos recursos permiten sanear de alguna forma los números, y poner a la sociedad al corriente del pago con las administraciones públicas, proveedores, y empleados, si bien siguen sin atenderse los créditos suscritos con la Caixa.

Y para resolver esta deuda se autorizó al consejo, en junio de 2016, a poner marcha el último tramo de la ampliación de capital, por 3,7 millones de euros.

Pero tres días después se produce un cambio de timón en esta sociedad. El 26 de junio, en la junta general, tres de los cuatro grupos familiares que promovieron El Cortijo Club de Campo se unieron para sustituir a todo el consejo de administración, presidido por Agustín Manrique de Lara hasta entonces con el respaldo de los cuatro grupos, que suman un 40%. Los hijos de su tío Luis Ignacio disponen del 10%, su tía María del Pino otro 10%, al igual que su tía María, y el otro 10% es el que tiene Agustín con sus tres hermanos.

Lo que sucede es que los tres hijos de Luis Ignacio, ya fallecido, así como María del Pino y María Manrique de Lara no están dispuestos a suscribir la ampliación de capital puesta en marcha por su primo o sobrino, porque no quieren que se diluya su participación social, por lo que presentan otro plan.

La nueva presidenta lidera desde entonces otra estrategia y aunque busca nuevos socios, el capital externo no entra a la sociedad y la deuda sigue acechando al Cortijo Club de Campo.

Las presiones de la entidad bancaria que ven que ya no se lleva a cabo la ruta trazada no dejan otra opción que entrar en concurso de acreedores. La plantilla también sufre las consecuencias de la situación financiera, que se ve afectada por un Expediente de Regulación de Empleo (ERE).

Ante las disputas familiares de los herederos de Agustín Manrique de Lara y Bravo de Laguna, propietario de las todas las tierras de plátanos del Valle de Jinámar donde se levanta El Cortijo, la entidad bancaria optó por deshacerse del crédito y venderlo al fondo de inversión Cerberus.

Y mientras la nueva dirección cuenta que está a punto de cerrar la entrada de nuevos inversores, la otra parte de la familia lamenta el daño que está provocando la incertidumbre que se ha generado en este tiempo en torno a la gestión. Estas instalaciones se promovieron por iniciativa del grupo familiar, que captó recursos bancarios, y realizó ampliaciones de capital con la entrada de 1.800 familias locales.

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