Gallinas y gallos decapitados, altares entre las piedras, además de la basura arrojada y no solo expulsada por la marea hacia la costa es lo que puede encontrarse quien camine por la franja costera que une Bocabarranco con el yacimiento aborigen de La Restinga, en el litoral de Jinámar. Este tampoco, dicho sea de paso, se encuentra en mejores condiciones y lo que contemplan los ocasionales turistas que lo visitan es un lugar abandonado, sin carteles informativos de sus restos ni nada que se le parezca.

Esta parte de la costa teldense, la menos conocida y quizás también la más abrupta por ser de piedra su orilla, la presencia de animales muertos no es una novedad, según comentan en Facebook un número importante de usuarios de la red social. Las opiniones coinciden en su mayoría en que se trata de prácticas de santería -un perro sin cabeza, gallinas destripadas, entre otros restos así parecen corroborarlo-, aunque otros descartan esas afirmaciones y consideran que se trata de maltratadores de animales. El recorrido por los callaos para observar estos hechos puede verse en un vídeo colgado en la red social, donde su autor capta con su dispositivo lo que ve, mientras a una distancia de más de un centenar de metros emerge el edificio de la depuradora de Jinámar. Un paseo complicado porque se trata de piedras, con una marea siempre belicosa en este lugar -donde ya han fallecido ahogadas varias víctimas- y con el riesgo de caerse si se pisa una que no esté firme en la arena. No se exagera en el vídeo, por el mismo itinerario siguen esos restos, algunos invisibles por la marea alta y el oleaje amenazador que impide comprobaciones de cerca, pero no es ninguna novedad, a decir de los internautas.

Playa sucia y revuelta, llena de botellas, latas y otros desechos a los que la mar acoge y expulsa según la fuerza de las olas, de animales muertos por desaprensivos o santeros, y en los que todos coinciden, que existe desidia municipal para conservar el entorno natural. Más si se tiene en cuenta que a su lado, en una pequeña elevación, se encuentra el yacimiento aborigen de La Restinga, otra de las poblaciones de la Gran Canaria prehispánica asentadas en la costa desde hace siglos. Con menos nombre y fama que otros yacimientos de sus características como Tufia o el Llano de las Brujas, el de La Restinga, al que se llega con facilidad desde los aparcamientos habilitados en la vía que conduce al centro comercial, posee unos valores que su suciedad empañan.

Esta zona del litoral, además, es una de las elegidas para convertirla en zona de baño de perros, pero algunos usuarios ya han expresado su negativa a llevar a sus animales domésticos allí. Y menos, como afirma algunos de ellos, viendo lo que hay allí con "esa salvajada". Otros apelan a que se denuncie ante la Policía Local de Telde o al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil para que investiguen estas prácticas, rituales o no, pero con el mismo panorama: seres vivos muertos por desaprensivos.

Algunos comentarios apuntan a que pueden ser animales muertos por sus propietarios o también robados para cometer el maltrato. Aprovechan la noche y la falta de vigilancia en la zona para realizar estos actos, aunque también se apunta que hay incívicos que arrojan basuras allí.