Ya son varios los años en los que los usuarios del Centro Ocupacional de Telde, situado en Cruz de Jerez, manifiestan sus quejas por la falta de servicios y atenciones. El mal estado del edificio, la falta de organización para las actividades diarias y, recientemente, el parón de la suministración de agua embotellada son sólo algunas de las deficiencias que los usuarios y sus familiares han estado denunciando con especial alarme en las últimas semanas.

"Hace mucho tiempo que esto va de mal en peor, pero este último año ha sido un verdadero desastre", señala con indignación Antonia, hermana de Luis, uno de los usuarios habituales del centro, que alberga aproximadamente a 70 alumnos de diferentes edades y que se encuentra activo cada mañana de 9.00 horas a 14.00 horas.

"Esperemos que el centro no se cierre, pero no sorprendería a nadie", añade con pena, pues según detalla "las instalaciones están en pésimas condiciones; las raíces de los árboles han levantado los cimientos y estropeado varias de las aulas y del inmobiliario; no hay agua en los baños, los chicos han tenido que estar cogiendo garrafas para poder bajar la cisterna porque cada poco se tupe el inodoro".

Asimismo, Julia Rodríguez, madre de Saúl, opina que "el centro está casi para echarlo abajo y volver a hacer; los baños son la peor parte, estuvieron cerrados y, aunque en agosto lo arreglaron, los chicos nos comunican que vuelven a estar taponados y que no funcionan bien".

Los malos olores, la falta de cuidados del jardín y, sobre todo, el cierre del "mini-piso" han provocado que el enfado entre los padres y demás familiares aumente considerablemente en los últimos años. "Los chicos podían aprender a realizar las tareas del hogar en esta pequeña instalación que había bajo el centro; limpiar, cocinar, hacer las camas, etcétera", explica Carmen Delia, cuya hermana, de 37 años, lleva casi veinte años asistiendo al centro. "Está cerrado, y además hecho una auténtica basura; todo absolutamente roto", cuenta horrorizada por la situación.

Sin embargo, a pesar de que la suciedad y los destrozos preocupan seriamente a sus usuarios, lo que más afecta es la ausencia de personal cualificado y la falta de actividades que los chicos realizan.

"Mi hermana está inscrita en el taller de costurería, pero salvo algún detallito que realiza para la época de reyes no hace más que hacer recortes de periódico", admite Carmen Delia.

Por otro lado, el hijo de Rodríguez asiste al taller de jardinería, "este no existe más que en el nombre, pues mi hijo no hace otra cosa que barrer las hojas del suelo; yo no pido que le den un título a mi hijo, pero sí que le den formación", explica su madre, y añade que lleva dos años denunciando para que se cambien las cosas.

"Mi hijo está contento porque tiene amigos allí, pero yo no lo llevo para que me lo cuiden, para eso ya está su casa. Quiero que le enseñen, y la realidad es que no hay gente preparada para eso", considera Julia Rodríguez, que además asegura que se ha intentado poner varias veces en contacto con la concejala del área de Educación, Marta Hernández

"Llevo cuatro meses esperando la cita de la concejala para que me de una explicación, si esto sigue así tendré que quitar a mi hijo como ya lo han hecho otros padres", sentencia la señora.