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Cadena de favores en el Valle de Jinámar

La Plataforma por la Dignidad facilita de forma solidaria asistencia a las personas con más necesidad

Cadena de favores en el Valle de Jinámar

La Plataforma por la Dignidad (Avanza con esperanza), afincada en el Valle de Jinámar y fundada por vecinos del barrio, tiene como objetivo último el prestar asistencia desinteresada a todo aquel ciudadano que la solicite y, dentro de las posibilidades, cambiar su realidad social. Para ello se basan sin buscarlo en un sistema de ayuda mutua entre residentes del barrio.

"Siempre hemos tratado de amparar a vecinos que se encuentran en una posición desesperante, y finalmente estas personas quedan tan agradecidas con nuestra labor que buscan colaborar en ella de alguna forma; de modo que puedan ser partícipes en evitar que nadie más tenga que llegar a una situación de necesidad", explica Esther Hernández, presidenta de este colectivo solidario, que lleva actuando en Telde desde hace seis años.

Es una realidad que en el municipio existe una profunda sensación de aprieto económico entre las familias, así como que en el Valle de Jinámar se concentra un gran número de personas con problemas en este ámbito.

En concreto, según los datos registrados el año pasado por el Observatorio Canario de Empleo Obecan, 3.453 del total de desempleados teldenses pertenecen al Valle de Jinámar -1.574 hombres y 1.879 mujeres-. Por otro lado, a pesar de estas cifras, también es una realidad que muchos colectivos vecinales y asociaciones solidarias luchan por cambiar las malas circunstancias sociales y el desamparo de las personas.

La Plataforma por la Dignidad (Avanza con Esperanza) es una de esas agrupaciones que se mueven desinteresadamente y solo con la finalidad de ver un futuro mejor para su barrio y para su municipio. "Lo queremos abarcar todo", admite su presidenta, Esther Hernández, pues no se ponen límites a la hora de ofrecer ayuda. Donaciones de alimentos, materiales escolares, ropa e incluso se disponen a informar y asesorar sobre las posibles ayudas a las que se puede acoger cada familia según su situación.

"Desde Servicios Sociales no se suele indicar a las personas individualmente sobre las subvenciones a las que se pueden acoger", resalta Hernández, por lo que ellos mismos se encargan de recoger toda la información necesaria y servir de intermediarios entre ciudadanos e instituciones. En total, el año pasado 1.574 personas del Valle recibieron prestaciones por desempleo.

El número de hombres que optaron a la ayuda fue mayor al de mujeres, a pesar de que hubo más demandantes registradas según los datos de Obecan. Quizá esto suceda por no cumplir con los requisitos o quizá por desconocimiento. "Nosotros acompañamos a esas personas hasta las oficinas municipales y nos encargamos de que salga con unas ideas claras y esperanza con respecto al futuro", admiten desde el colectivo.

La idea surgió en el año 2012: con un café y gracias a la empatía de sus propios fundadores, ya que muchos se encontraban en una posición desafortunada. "Yo misma estaba desempleada y sabía lo mal que se podía pasar", admite Esther González, que se unió a otros vecinos del barrio para comenzar un proyecto solidario.

"Cerca de las fechas navideñas decidimos hacer una recolecta de dinero para comprar alimentos con la finalidad de que cada familia que conocíamos pudiera organizar una cena digna en Navidad", rememora la presidenta. A partir de ahí "quisimos comernos el mundo", admite Hernández riendo, pues comenzaron a organizar varias iniciativas solidarias, como el reparto de alimentos o de material escolar; asistencia a personas desahuciadas; apoyo a mujeres que han pasado por malos tratos; colaboración en manifestaciones a favor de diversas causas sociales y un largo etcétera.

Ahora la plataforma posee un local físico -situado en la Gerencia de Jinámar- donde poder recibir a los demandantes, pero no fue siempre así. "Muchas veces nos reuníamos en plena calle, y atendíamos a quien supiese de nuestra existencia; nos fueron conociendo mediante el boca a boca", señala la presidenta.

Disponibilidad plena y completo desinterés. "Desde el principio los miembros de la plataforma se volcaron en ayudar, sin recursos ni regularización", María Valido, secretaria del colectivo, que se ha encargado desde el año pasado de realizar algunos cambios dentro de la administración interna para un mejor funcionamiento y orden de la asociación.

"Actualmente contamos con 43 socios que pagan mensualmente la cuota obligatoria: 50 céntimos", explica Valido, una cifra necesaria para poder tener los estatutos en regla. "Paguen o no paguen nosotros seguimos ayudando a todo el mundo, y de hecho este mes hemos atendido a unas 150 familias", añade Fermín Pérez, vicepresidente de esta agrupación.

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