Música y danza de El Hierro para homenajear a la Virgen del Pilar en Valle de los Nueve, un hecho inédito que fue ayer la gran sorpresa reservada por el patronato de fiestas Los Naranjos a los vecinos y "un sueño hecho realidad" para Juan Alejandro Domínguez López, su presidente. Los 38 miembros de la Agrupación Cultural Bailarines de El Pinar animaron y fueron admirados por los presentes, que no salían de su asombro, durante el recorrido de la procesión de las imágenes de la Virgen del Pilar y San Hermenegildo, los dos patrones de Valle de los Nueve, que celebraba el día grande de la festividad de Nuestra Señora del Pilar.

La actuación de los danzarines herreños, quienes no pudieron estar al completo -son 90, pero por problemas de reservas todos no se desplazaron a Gran Canaria- fue la guinda de una jornada festiva que volvió a reunir a los residentes de este pequeño barrio de las medianía de Telde en los escenarios habituales de la feria de ganado, plaza pública para escuchar la misa, la carretera general para acudir a la procesión y vuelta a la plaza para disfrutar de una paella acompañada con sangría. Con una temperatura que alcanzó los 30 grados sobre las 14.00 horas, el día del Pilar volvió a convertirse en el punto de encuentro de residentes y de nacidos en el barrio que viven en otras zonas en torno a las tradiciones.

El colegio público se transformó durante unas horas en el escondite de los bailarines de El Pinar, ya que nadie debía conocer su presencia -solo la conocían el presidente y un miembro de la junta directiva- hasta que comenzara la procesión. Juan Alejandro Domínguez mostraba su satisfacción por lograr que esta agrupación herreña participara en las fiestas del barrio y ver que su afán por traerla había fructificado. La subvención del Gobierno regional y las gestiones para buscarles alojamiento y manutención permitieron, además de la actuación gratis de los herreños, que no supusiera un sobrecoste para las modestas finanzas de la asociación vecinal.

Domínguez indicó que "como canario y amante de nuestras tradiciones, creo que es el mejor regalo que le podemos hacer a los vecinos del barrio, ya que el espectáculo de esta agrupación es espectacular y enriquecerá la procesión". Y así fue, ya que la agrupación herreña, presente en las últimas cinco ediciones de las fiestas patronales de San Bartolomé de Tirajana, animaron a los acompañantes de las dos imágenes con sus danzas y el sonido ancestral de pitos herreños, chácaras y tambores por el recorrido procesional, más corto de lo que están acostumbrados, pero no fue inconveniente para maravillar a los asistentes.

Luis Felipe Martínez, presidente de la Agrupación Cultural Bailarines de El Pinar, aseguró que "estamos encantados de estar aquí, es un pueblo pequeño y nos gusta mucho cómo nos tratan". Después de la procesión, se les invitó a degustar la paella mixta elaborada por Víctor Manuel con el patrocinio del restaurante The Diamond, ubicado en el pueblo de Jinámar. Había para todos, ya que las tres paelleras contemplaban alimentar a más de 500 comensales

Los 75 litros de sangría elaborado por los hermanos Ildefonso y Manuel Alexis Benítez, que continúan la tradición iniciada hace cuatro décadas por su padre, Emilio Benítez, ya fallecido y que "es una aportación de nuestra familia a las fiestas, ya que nuestra madre paga la elaboración de la sangría".

Antes de todo eso, al mediodía se celebró la misa, oficiada por Manuel Merchán, actual párroco de Los Giles y que lo había sido del barrio y también de La Pardilla. Estuvo acompañado por los sacerdotes Fernando Báez, José Ramírez, José Antonio Socorro y el rector del Seminario, Salvador Santana y donde la plaza del barrio se llenó en el acto religioso. Después vendría el desfile del ganado premiado en la feria ante la imagen de la Virgen del Pilar, con la entrega de los trofeos correspondientes.

Y es que la feria de ganado, este año sin presencia de cabras y ovejas, volvió a evidenciar el esfuerzo que realizan sus organizadores para mantener la tradición de mostrar los mejores ejemplares de la ganadería insular. Veteranos y jóvenes trajeron sus animales, donde el ganado bovino y la cabaña caballar volvieron a ser motivo de curiosidad por los presentes.

Desde una pequeña pony de siete años y 70 kilos de peso, unos toros y vacas con una hermosa planta, además de dos burros y varios potros, siempre hay una historia que contar. En este caso, la de Laura Pan, una joven ganadera con una finca en Hoya Manrique y su yegua Kimba, que se quedó coja y casi la sacrifican, pero ella ha logrado que vuelva a cabalgar.