Traslado o diáspora es la situación a la que se enfrentan los comerciantes del Mercado municipal, todo dependerá del tiempo que se tarde en tener en funcionamiento las 32 casetas de Narea, su nuevo lugar de trabajo. Quince días, según les anunció el Ayuntamiento, pero que según algunos afectados, esos cálculos no son del todo reales y se temen una demora mayor. Pero esta mañana tocaba salvar sus mercancías y analizar qué hacer con estas y lograr el menor perjuicio posible, sin olvidar tanto la situación del dueño del negocio como de sus empleados, quienes se quedarán sin ingresos durante este periodo de incertidumbre. Y otra circunstancia que afirman se debe tener en cuenta, la campaña de Navidad y los productos encargados por su clientela para esas fechas.

A primera hora de la mañana comenzaron a desmantelar sus puestos después del cierre obligado del recinto por el corte del suministro eléctrico ante la alta peligrosidad de las instalaciones detectada por la Consejería de Industria del Gobierno canario en un informe técnico que el viceconsejero de Industria y Energía, Gonzalo Piernavieja, calificó de demoledor. Un operario de la empresa encargada de cortar el suministro fue muy explícito con los afectados, al definir de "bomba de relojería" el sistema eléctrico del edificio.

Los puesteros aprovecharon la luz solar para realizar su tarea, mientras personal de la concejalía de Mercados explicaba a los clientes que el inmueble no está operativo. Aún podía contemplarse escenas de propietarios y trabajadores llorando mientras retiraban sus mercancías, muchas de ellas sin otra salida que la donación o la basura. Algunos de los clientes habituales mostraban su sorpresa y también su indignación por lo sucedido y algunos de ellos animaron a los vendedores a ser más combativos y reivindicar ante las autoridades locales una solución urgente. Una de las clientes indicó que "esto es una vergüenza para la ciudad, nunca creí que esto iba a pasar en Telde y muchos deberían tomar nota de los políticos que tenemos". Y es que, como apuntan los vendedores, la clientela también sale perjudicada con este problema, sin olvidar negocios cercanos al recinto, que cuenta entre sus clientes a los propios puesteros.

De momento, compás de espera para comprobar si el Ayuntamiento cumple lo prometido el martes en su improvisada reunión con los puesteros -la aceleración de las obras del área polivalente de Narea- y puedan instalarse en su sede provisional hasta la finalización de la rehabilitación del edificio. Un periodo de ocho a nueve meses es lo previsto desde el inicio de las obras, pero aún no hay empresa contratada para su ejecución, aunque el concejal de Vías y Obras, Eloy Santana, les anunciaba el martes por la tarde que intentarían adelantar en lo posible la ejecución y finalización de las obras. Esta mañana mantuvo, junto a su compañera de gobierno Marta Hernández, una reunión con los representantes de los puesteros para abordar posibles soluciones, pero según Juan Fernando Pérez, presidente de la asociación de comerciantes del Mercado, "ha sido más de lo mismo oído ayer [el martes para el lector] y no compartimos su optimismo sobre los plazos del traslado al área polivalente, no creemos que sean reales".

Pocos son los comerciantes que tienen claro cuánto pueden perder con esta situación, aunque tienen claro que serán cuantiosas. Pedro Benítez, propietario de Quesos Pedro Benítez, metía en una camioneta los quesos que tenía en sus dos puestos del Mercado. Se llevaba 600 kilos a unas cámaras frigoríficas, "pero muchos de ellos están partidos y no se podrán vender, a ver qué hago con ellos, me temo que irán al carajo".

Benítez mostraba su preocupación también por sus dos empleados "porque tendré que hablar con un asesor para ver qué puedo hacer durante el tiempo que estemos sin abrir". Sobre el traslado a las casetas, explicaba que "las casetas no reúnen las condiciones necesarias porque no son como los puestos, pero nos arreglaremos como podamos porque es una situación de emergencia". No confiaba en que sean 15 los días en los que se produzca el traslado a Narea y recuerda que este es un problema que se viene arrastrando desde hace años, "pero nadie ha hecho nada y ahora estamos nosotros pagando el pago, con gente llorando ayer por no tener empleo, son gente humilde, trabajadora. Entre y verá todavía gente llorando porque esto se ha hecho mal".

Carmelo Galván, propietario de Frutería Carmelo Galván, también estaba retirando sus frutas con sus dos empleados. Las donará a la parroquia de San Juan para que no se pierdan. No las pueden conservar porque no cuentan con cámaras frigoríficas ni vender de forma ambulante porque los denunciaría la Policía Local. "Hemos recibido muchos wasap de clientes dándonos ánimos y aquí solo queda pensar y pensar hasta que nos traslademos a la caseta asignada en Narea, esto es como un desahucio", expone. Lleva toda la vida en el negocio, primero en el mercado viejo y en el actual desde que se abrió y señala también que ellos, los trabajadores, son los más perjudicados.

Otro veterano comerciante es José Cruz, toda la vida en el Mercado municipal, y que confesaba que "esto es un sinvivir, no sabemos qué va a pasar con las tres personas que trabajamos aquí". Cree que perderá la mitad de la mercancía, aunque venderá lo que se pueda y también regalarará y se muestra escéptico sobre el traslado. "Han hablado de que nos mudaremos en 15 días, pero este problema lleva desde 2016 y no lo han solucionado, no creo que lo solucionen ahora en dos semanas. Lamenta que se ha llegado a este extremo, sobre todo "porque hemos hecho una inversión en el puesto para poder trabajar y ahora resulta que aunque paguemos por trabajar, no nos dejan y encima pagamos el pato. Pero habrá que apechugar y tranquilizarnos, viendo lo que hay".

En la parte alta del edificio, donde se encuentran los puestos de carne y pescado, también el panorama era de una zona desmantelada. Lourdes Ramírez esperaba en su puesto de charcutería al notario para que levantara acta. Calcula que puede perder por el corte de luz unos 25.000 euros y quiere tener el acta notarial para presentar luego la reclamación de indemnización ante las administraciones públicas responsables.

Lleva 15 años trabajando en el Mercado, los últimos ocho como propietaria y cree que aún queda un recorrido largo para el traslado al nuevo puesto en Narea porque falta ponerlo en condiciones óptimas para ejercer su actividad. Se va a una caseta más pequeña que su puesto y le supone poner menos mercancía y confía en que con el Mercado ya vacío, se adjudiquen las obras y comiencen cuanto antes.