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Vecinos de La Majadilla denuncian el mal olor y rebosamientos de una alcantarilla

Los habitantes de la zona aseguran que el problema persiste desde hace años, "sobre todo cuando llueve"

En la parte inferior derecha de la fotografía se observa la alcantarilla de donde se origina el mal olor por los continuos rebosamientos. YAIZA SOCORRO

Algo huele mal en La Majadilla. O eso es lo que aseguran los vecinos del barrio, que admiten que desde hace años (y en ciertas fechas) el olor que llega al vecindario se hace insoportable. Conocen su origen: se trata de una alcantarilla situada en las proximidades de la rotonda que conduce al centro comercial de Las Terrazas y a Telde, por donde los residentes de este barrio deben pasar para acceder a sus casas si llegan desde Las Palmas de Gran Canaria. "Cuando llueve siempre se rebosan las aguas de esa tubería, desprende un olor impresionante y el charco que se forma en la calzada y que llega hasta el barranco hace que todo parezca un estercolero", admite José Jesús, vecino de la zona. "Los que somos de aquí sabemos que hay que cruzar despacito con el coche para no empapar la parte inferior del agua sucia, pero aún así siempre se acaban manchando y el hedor se mantiene durante días y se expande por las calles del barrio", afirma el residente, que también admite que el problema se repite frecuentemente "incluso sin lluvias", destaca este vecino. Y es que en la zona hay muchos que piensan que podría tratarse de vertidos de aguas fecales, aunque no lo afirman con seguridad.

Asimismo, no son los únicos que han sufrido los hedores que se desprenden de esta cloaca. El pasado miércoles, la teldense Nieves del Rosario pasó por la zona con el coche para acceder al campo de golf de El Cortijo y se encontró de pleno con la porquería desprendida por la carretera. "No me fijé hasta que estuve dentro, pero aunque hubiese querido no lo habría podido evitar porque el charco cogía las dos partes de la calzada; la de dirección norte y la de sur", afirma esta vecina, que es comerciante en el barrio de San Gregorio desde hace más de 30 años y que ayer entregó una denuncia al Ayuntamiento de Telde por las consecuencias que le ha traído las manchas del vehículo. "He llevado el coche a tres talleres diferentes para que me limpiaran la carrocería, pero resulta que el charco era tan profundo que me ensució hasta el motor y después de una semana sigue desprendiendo mal olor", afirma indignada esta vecina, y añade que "incluso en uno de los talleres me rogaron que sacara el vehículo". Asimismo recalca que "no soy la única, ya que en el taller me dijeron que esta semana han tenido que atender por lo menos a cuatro clientes por las manchas de la alcantarilla de esa rotonda; además me alertaron de que si son aguas fecales podría estropear el motor y el cableado".

"Nosotros tenemos que tener pase directo en la gasolinera que hay cercana al barrio, porque siempre acudimos al servicio de lavado de coche cuando surge este problema", ríe José Jesús.

Por otro lado, Felipe Diez, otro usuario de El Cortijo y vecino de La Garita, asegura que también la pasada semana cruzó por el charco de barro que se produjo en la calzada. "Me dijeron en el campo de golf que esa alcantarilla conectaba con el barrio de Jinámar, y que cada vez que la limpian rebosa la porquería en la rotonda", explica. "No sé qué problema tendrán, pero está claro que lo tienen que solucionar de alguna manera; al igual que el asfaltado de esta zona, que está en mal estado".

Sin embargo, desde el Ayuntamiento de Telde revisaron la zona ayer para comprobar si había o no realmente un incidente con la alcantarilla. "No hay ningún problema con la red de saneamiento", sostuvo el concejal de Aguas, Agustín Arencibia. "Lo único que podría producir el olor son los vertidos que hacen en el campo de golf en los agujeros del terreno, llevan unas semanas limpiando las balsas con camiones cuba", explica Arencibia dubitativo. "Sí que podría ser del campo, quizás son vertidos que llegan desde el hotel rural; sea lo que sea, es un problema que estos últimos meses se ha acrecentado", cuenta Paco Medina, otro vecino de La Majadilla.

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