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De cuando Luján se llevó su Cristo

El anecdotario histórico de la Semana Santa en Telde está plagado de relatos de fervor, de arte, picaresca o el impago de honorarios al artista guiense l San Juan, el barrio de las procesiones

De cuando Luján se llevó su Cristo antonio alí

Luján Pérez, el más famoso escultor de imágenes religiosas de Canarias, un día no pudo más, se le acabó la paciencia y se llevó de la basílica de Telde su Señor de la Columna que ahora se encuentra en Teror. Cansado del impago de su obra por quienes se la encargaron e incluso sacaron en procesión una Semana Santa, se presentó en el barrio de San Juan con dos mulas y una carreta para llevárselo a su taller.

Esta es una de las historias de la Semana Santa en Telde, evocada por el cronista oficial de la ciudad, Antonio González Padrón, en unas fechas -desde hoy y hasta el domingo- donde el fervor de los feligreses sale a la calle para acompañar a los tronos en las procesiones que se celebran. Hay otras más, como el paño o lienzo con los tres rostros de Cristo durante el Vía Crucis, un pañuelo hecho con la carísima técnica del frivolité o la imagen de un Cristo yacente, tan fea que el obispo de la época ordenó destruirla, "porque más que animar a la fe, asustaba a los asistentes a las misas" o la de un sepulcro pagado por masones en secreto para fastidiar al sacerdote que les criticaba y les deseaba que fueran al Infierno.

"La historia de Luján Pérez, el gran imaginero guiense, con Telde tiene como testigos algunas de sus mejores obras, como la Virgen de la Soledad, pero también el recuerdo de un enfado terrible por el impago de una obra que se le encargó", apunta González Padrón. Evoca el cronista cómo "Luján, cansado de las largas que le daban para pagarle quienes le encargaron un Cristo yacente, se cansó de esperar y un día se lo llevó en una carreta con un par de mulas a su taller. Allí lo puso a la venta y la imagen terminó en la basílica del Pino, en Teror, donde aún se conserva".

La morosidad, en este caso, tuvo premio para los avispados teldenses, ya que lograron, sin pagarle al autor, que saliera en procesión una vez. "Fue una sola vez, ya que pese a que intentaron que se quedara un año más en Telde, Luján Pérez no lo permitió y se lo llevó sin contemplaciones y muy enfadado por no cobrar", señala.

Y de una hermosa imagen de Cristo, a una horrenda, en opinión del obispo de la Diócesis. "Era tan fea", explica Antonio González, "que ordenó al párroco de San Juan que lo eliminara, pero el sacerdote se las ingenió para salvarlo. Le quitó los brazos, le puso en su lugar unas telas y lo utilizaba para el Descendimiento de la Cruz. Después participaba en la procesión del Santo Entierro en un sepulcro, inicialmente modesto, pero que se cambió por uno más lujoso, el actual, que pagaron unos masones y otros ciudadanos criticados por el cura. Este no lo supo hasta años después, pero en la misa en la que agradeció el regalo pidió el Cielo para los donantes, a los que desde siempre quería que ardieran en el Infierno toda la eternidad.

Dos imágenes de María Verónica, una en San Gregorio y otra en San Juan, portan un paño de unos 80 centímetros de largo y unos 70 de ancho en los que se plasman los tres rostros de Cristo durante su pasión, obra del artista José Arencibia. "La imagen que sale en procesión es la de San Juan y acompaña en la procesión de los 10 tronos -Viernes Santo-a la de Cristo cargando la cruz", indica el cronista oficial de Telde.

Y de paño a un lujoso pañuelo donado por una familia teldense por una promesa hecha en el siglo XIX y que se le regalaba a la Virgen de la Soledad cada año.

"Las vecinas Dolores Hernández y Dolores Fleitas, a la que se le conocía como la viuda del caballo blanco en referencia a su marido, gran amante de los caballos y que montaba uno de ese color, bordaban todos los años un pañuelo para la imagen de la Virgen de la Soledad con la técnica del frivolité, cada año distinto y que se le entregaba al sacerdote de San Juan para que lo portara la Virgen de la Soledad en su mano derecha 'y enjuagara su llanto' y es una de las imágenes más bellas de Luján Pérez", expone.

Todas las parroquias de Telde siguen con la veneración del Santísimo, donde se hace un monumento en honor a la Eucaristía con cientos de flores y que se pueden visitar e incluso se suele hacer una ruta por los templos.

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