La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Emprendimiento fundido en plata

Paola Velázquez abandonó su carrera como arquitecta para fundar su propia marca de joyas, 'Ola Alloy' l Los diseños de sus piezas siguen su herencia arquitectónica

28

Paola Velázquez y su marca de joyas 'Ola Alloy'

Trabajar en una oficina durante doce horas al días, sentada en una mesa casi sin ver la luz del sol. Con la cabeza gacha centrada en un folio en blanco. Pocos descansos, intermedios o motivos por los que continuar. Sin vacaciones, a miles de kilómetros lejos de casa y sin motivación. Trabajar, trabajar y trabajar. Una vida que nadie anhela, porque contrariamente a lo que el sistema nos conduce, se trabaja para poder vivir y no al contrario. "Me cansé", sentencia con contundencia Paola Velázquez, emprendedora teldense, al recordar su anterior empleo: un estudio australiano de arquitectura asentado en la ciudad de Hong Kong, China, en el que estuvo trabajando durante tres años.

Abandonar todo lo que has construido desde hace años para enfrentarte a un nuevo reto (con posibilidad de fracasar y perderlo todo) puede ser una imagen aterradora. Velázquez es de las valientes, que confían en su propio instinto y apuesta por lo que más desea. "Tenía una vida completamente diferente, diseñaba interiores de yates, mansiones de lujo y grandes restaurantes: no me sentía a gusto, estaba asfixiada", admite. "Decidí trabajar para mí misma: quise fundar mi propia marca de joyas", sostiene con una risa. En el 2016 pasó de un empleo fijo a la autonomía, un billete al otro lado del mundo y una maleta a rebosar de ilusión y confianza.

Velázquez aprendió el oficio por pura curiosidad. "Cuando cursaba el último año de la carrera decidí aprender sobre joyería y empecé a ir a clases por las tardes, sin pretensiones de dedicarme a ello en un futuro: de hecho, aunque mis padres me regalaron un set de principiantes para elaborar joyas, cuando terminé la carrera no volví a hacer nada relacionado con eso", asevera.

Sin embargo, el gusanillo por la joyería nunca se marchó y cuando decidió abandonar el país asiático no tardó. "Empecé a trabajar desde que llegué, aunque hacía tres meses que tenía pensado el nombre de la marca, Ola Alley -que proviene de su propio nombre Paola y de la palabra en inglés Alley, que significa aleación-; el logotipo y el diseño de las primera joyas que quería realizar", asevera. No tardó nada en ponerse manos a la obra, aunque asevera que los comienzos fueron bastante difíciles.

"El mundo de la joyería es complicado, más para Canarias: la adquisición de materiales se hace un mundo porque casi todo hay que pedirlo a la península y las aduanas son otro gran hándicap", revela la orfebre. "Trabajé durante mucho tiempo yo sola, estaba durante muchísimas horas en el taller, pasaba las noches en vela y cogía aviones para comprar materiales fuera cada poco tiempo: fue complicado, necesité mucha ayuda", resopla recordándolo.

Sin embargo, continuó. "Estuve muy centrada en mi objetivo, convencida al cien por cien de que era esto a lo que me quería dedicar de verdad: en el camino se interponen muchísimas situaciones adversas, que te hacen dudar de ti misma", confiesa para recalcar que "solo la disciplina y el tesón van a hacerte alcanzar tus metas, creo que estas palabras pueden definir a la perfección mi marca".

Elaboración de las piezas

En estos tres años, la emprendedora se ha forjado un nombre en el mundo de la joyería. "He encontrado mi propio mercado, compuesto por gente que aprecia este estilo de joyería: me gusta que las piezas sean visibles, que tengan peso y calidad", asevera. Velázquez, además de diseñar sus piezas, también produce artesanalmente cada joya. Fundir, soldar, cortar. Moldear, laminar o calar. Existen diferentes técnicas para elaborar anillos, collares, pendientes o brazaletes. El principio precisa de un diseño, que la artista hace un boceto en un folio y después recrea en el ordenador mediante un programa de modelaje 3D. "Tardas un poco más, pero permite crear formas mucho más complejas", puntualiza, y admite que no concibe el diseño sin la arquitectura.

"No me dejo llevar por la improvisación, lo tengo todo muy atado antes de empezar a trabajar", añade. Sus diseños siguen una línea casi minimalista, reduciéndose cada pieza a formas geométricas simples. Los cuadrados, los triángulos y los rectángulos son, a día de hoy, una de sus señas de identidad. "Es cierto que en estos tres años he experimentado una gran transformación: mis primeras colecciones son más sobrias, rígidas, con acabados perfectos", explica. Habla de series como City, compuesta por joyas que representan las grandes ciudades del mundo como Nueva York, Barcelona o Mumbai, o Cosmos, en la que cada pieza representa un elemento del universo.

Sin embargo, en las últimas colecciones Velázquez ha permitido dejar fluir su imaginación. "Aunque me cueste, estoy intentando trabajar con mi creatividad para crear piezas con mayor movimiento, crear colecciones más relajadas; en esta última añado color con piedras preciosas, que nunca había incluido en ninguno de mis proyectos anteriores", manifiesta.

Confía en lo que hace, es la clave de su éxito. "Trato de hacer joyas que me gusten a mí, que me representen: creo que solo así puede surgir algo bueno, porque parte de la honestidad", asevera. Velázquez critica el mundo de la moda que venden las redes sociales y los medios de comunicación. "Hay mucha hipocresía, en el mundo en el que vivimos las modas son efímeras y conceptuales: yo soy súper sensata con lo que hago, siendo fiel siempre a mí misma porque considero que si crees en ti mismo, sin miedo a fracasar y sin pausa realmente consigues el éxito", asevera convencida.

De este modo, muestra su gran mundo interior a través de sus pequeñas piezas de orfebrería, que elabora cuidadosamente casi todo el tiempo en un estudio situado en el barrio de San Gregorio.

Compartir el artículo

stats