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Los paños rojos de Lomo Magullo

Varios barrios de las medianías y cumbre de Telde usan esta señal desde hace unos 80 años para indicar al repartidor de gas butano que les lleve las bombonas a sus casas

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Reparto de bombonas de butano en Lomo Magullo

Un paño de color rojo atado a la puerta o en el balcón de cada vivienda es la peculiar forma de pedir una bombona de gas butano a Carlos Martín Sánchez, el repartidor de este servicio de jueves a sábado en la zona de medianías y cumbrera de Telde. En la era del uso desaforado de las nuevas tecnologías para casi todo, los barrios de Lomo Magullo, Cazadores, La Breña, Arenales, Tecén, Balcón de Telde o Montaña Las Palmas pasan de la comunicación inalámbrica y prefieren la tela y cocinar con gas que con placa de vitrocerámica.

Una tradición, la del trapo rojo anunciador de la demanda al repartidor del gas, que se remonta, según calcula, a hace al menos unos 80 años, iniciada por su padre a lomos de una yegua y un burro con las bombonas a cuestas por una zona que vio la paulatina transformación de la antigua cocina en horno de leña a la de gas y que se ha convertido en un oficio que llevan sus herederos en la sangre y que Carlos Martín mantiene vivo después de más de medio siglo participando con el resto de su familia.

Nada o muy poco ha cambiado en el reparto, en todo caso, apunta Carlos Martín, "ya que mi padre, Santiago Martín Herrera, conocido como Martín, lo hacía con una yegua y un burro y ahora lo hago yo en esta furgoneta, que tiene más gastos que transportar las bombonas con los animales". Impuestos, permisos y otros trámites inexistentes en la época de su progenitor y que ahora debe cumplir para hacer la misma labor es una diferencia. Un trabajo que conoce desde siempre él y sus hermanos -tres varones con él y tres féminas-, ya que recuerda que desde pequeño acompañaba al padre y "ahora tengo casi 60 años".

Del horno de leña al gas butano

Santiago Martín vio un nicho de negocio en la llegada del gas butano a Lomo Magullo y otros pagos de las medianías. "La gente estaba acostumbrada a cocinar en horno de leña", explica, "no se fiaba de las cocinas de gas, las consideraban peligrosas, pero poco a poco las fueron comprando y mi padre estuvo 50 años vendiendo las bombonas en sus animales, nosotros los acompañábamos y cuando mi hermano Santiago, a quien también conocen como Martín, se sacó el carné compramos un furgón y repartíamos las botellas de gas butano a los clientes".

Él continúa con este servicio tres días a la semana, de jueves a sábado, para cubrir las peticiones de los barrios a los que les suministra, divididas en tres rutas. En la del jueves, Carlos Martín se desplaza cada 15 días a La Breña; a Cazadores irá este lunes, 1 de julio, con una frecuencia de una vez al mes para hacer el reparto y en ocasiones, aquí si tienen que llamarlo, también las lleva a Llanos de Madrid. Es un recorrido largo para un servicio de unas 20 botellas de butano, con clientes mayores y en el que tarda entre cuatro y cinco horas en realizar.

El viernes es el turno de Lomo Magullo, Arenales y Altos de Lomo Magullo, un itinerario que hace en unas dos horas, mientras que el sábado son los barrios de El Barrillo, Tecén, Montaña Las Palmas, la bajada de Tara, Balcón de Telde y Valle de los Nueves donde le esperan con el trapo rojo para pedirle el gas butano.

En total, el reparto habitual durante estos tres días es de 60 bombonas, un trayecto que empieza a partir de las 10.30 horas, aunque la mejor hora es la del mediodía, "cuando los vecinos ya están en casa y acabo sobre las tres de la tarde, aunque tengo un horario flexible según las peticiones". Primero va a Salinetas, a la planta de Disa a recoger las botellas en su furgoneta, y desde allí comienza el reparto de estas.

Fabiola Martel, con el paño rojo en la ventana, salió cuando Carlos Martín tocó la bocina para avisar de que había llegado. Desde siempre ha usado este sistema, así lo han hecho sus padres durante años, y le parece práctico. Un poco más arriba, Lalita Quintana, esperaba en su sillón que Carlos le entregara una bombona tipo butsir y reitera que esta forma de reparto es una tradición muy arraigada en el pueblo. Y lo mismo opinaban otros usuarios, como Loly Sánchez, que recoge dos bombonas naranjas y bromea con el pose parecido a llevar la talla de la Traída del Agua. Como el resto de los clientes de Martín, el sistema le parece muy práctico y un hábito consolidado en Lomo Magullo y alrededores.

"La comida sabe mejor"

El reparto de butano es una actividad que no decae en las zonas de medianías y cumbrera de Telde. Si cuando empezó el padre de Carlos a venderlas había un rechazo y temor por cambiar del horno de leña a la cocina con gas, ahora la defensa del butano se impone al uso de las placas de vitrocerámica, sea cual sea su tipo.

"La comida sabe mejor, me dicen las personas mayores y otros clientes para rechazar una placa de vitrocerámica para cocinar, no es que lo diga yo para defender mi negocio, sino que en esta zona la gente prefiere más el gas butano que la electricidad", apunta Carlos Martín, acompañado de Tino para ayudarle a llevar las bombonas a los domicilios.

Un trabajo del que cobra a comisión, según el número de recipientes que venda, que le pagan sus clientes el mismo día o cuando lo vean, sin mayor problemas. También regenta un bar en el pueblo heredado de sus padres y que compagina con este otro.

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