El jurado popular declaró ayer culpable a Sira María Quevedo de los delitos de asesinato con alevosía, estafa, estafa continuada y apropiación indebida. La fiscal incrementó su petición de condena de 26 a 28 años por todos los cargos que se le imputan. Asimismo, absolvió a Vicenta Sirvent del delito de encubrimiento del que venía siendo acusada.

Para el tribunal quedó probado por unanimidad que Sira María entre el 26 de febrero y el 4 de marzo de 2016 atacó de forma sorpresiva a Daniel Ceballos, de 30 años, mientras estaban en el domicilio donde residían en Telde y "con la intención de acabar con la vida" de su pareja le asestó varias puñaladas, aunque no está probado que el ataque se haya iniciado por la espalda. El jurado consideró acreditado que la procesada fraguó un plan para asesinarlo con el fin de ocultar que ella vendió el coche del fallecido sin su consentimiento y evitar ser acusada de estafa. Daniel Ceballos sufrió heridas punzantes en la región axilar derecha y dos más en el trapecio izquierdo, durante la agresión la víctima intentó defenderse y recibió cortes en su antebrazo y en la mano, lo que causó que perdiera tres dedos.

El fallecido sufrió un traumatismo posterior en la cabeza. Una vez que quedó inconsciente o conmocionado por el golpe que recibió, la encausada abandonó la vivienda o permaneció en ella mientras dejaba que Daniel sangrase profusamente. Posteriormente, Ceballos falleció tras perder grandes cantidades de sangre y sufrir un shock hipovolémico.

El 4 de marzo de 2016 la acusada compró un bidón de 210 litros y cinta americana. Allí metió el cadáver dentro del tonel, lo selló y se mudó a Las Palmas de Gran Canaria. El cuerpo de Daniel Ceballos permaneció en el bidón dentro de la vivienda de Telde más de dos meses. El 9 de mayo de 2016 trasladó el cuerpo ya que se produciría el desahucio del piso por el impago del alquiler. La procesada llamó a un amigo que desconocía el contenido del bidón para que la ayudara a bajarlo hasta la entrada del domicilio. Después fue llevado a la azotea de la casa de su amiga Vicenta Sirvent en la calle Anzofe de La Isleta por un transportista que tampoco sabía el contenido del tonel.

Al día siguiente Sira María volvió a mover el bidón, esta vez a casa de su padre en la calle Jerez y es el 12 de mayo cuando lo llevó hasta El Confital. Una vez allí Sira María, con la ayuda de Sirvent, "empujó el tonel a plena luz del día por todo el paseo hasta que llegaron a la zona frecuentada por pescadores con escaleras que dan a las rocas", allí esperaron que cayera la noche y sobre las 22.00 horas empujaron el bidón, por lo que el cadáver quedó "a merced del mar". El 13 de mayo un vecino descubrió el cuerpo sin vida de Daniel Ceballos flotando.

Estafas

Antes de cometer el asesinato Sira María vendió el coche de la víctima sin su consentimiento, y cuando su pareja descubrió que el vehículo no estaba en el garaje dio parte a la Policía, por eso ella decidió matarlo. Así lo entendió probado el jurado popular, por lo que la declaró culpable de estafa.

Una vez la acusada acabó con la vida de su pareja se hizo pasar por Ceballos y le escribió a la familia para decirle que había dado a luz a los gemelos que supuestamente estaba esperando y les pidió dinero porque nacieron enfermos. La familia le ingresó 415 euros. La gestación la inventó para que la víctima no la dejase y también la motivó a matarlo ya que se acercaba su fecha de parto. Por ello también fue condenada por un delito de estafa continuada.

La mujer dio unos electrodomésticos de la vivienda que arrendó para vivir con Ceballos a una amiga a cambio de que esta la ayudase a limpiar el domicilio sin que esta supiera que allí se había cometido un crimen, ante esto el jurado le condenó por un delito de apropiación indebida. En cuanto a Vicenta Sirvent, el tribunal la absolvió del delito de encubrimiento al carecer de pruebas.

Tras el veredicto, la fiscal elevó su condena a 24 años de cárcel por asesinato con alevosía y agravante de parentesco, dos años por estafa, dos años por estafa continuada, una multa de 900 euros por el delito de apropiación indebida y una indemnización de 120.000 euros para los padres de Ceballos. La defensa interesó una pena de 18 años de prisión y se opuso a la imposición de una indemnización. De esta manera, el juicio quedó visto para sentencia.