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Los propietarios de la antigua Casa de la Mujer quieren convertirla en un hotel

Los promotores han solicitado a Urbanismo el cambio de uso del suelo para su explotación turística l Buscan reformar la casona en un complejo 'boutique'

Imagen del patio trasero, que hace décadas fue el jardín-huerta del doctor Juan Castro Ojeda. lp / dlp

El casco histórico del barrio de San Juan puede contar en los próximos años con un segundo complejo hotelero -después de la apertura del hotel Siglo XVI-, ya que los actuales propietarios de la antigua Casa de la Mujer (inmueble dedicado al cuidado y la atención especializada de la mujer durante la década de los 80) han solicitado en la Concejalía de Urbanismo el cambio de uso del suelo urbano -actualmente catalogado como suelo de uso social- para proceder a su explotación turística.

La intención es convertir esta vivienda en el primer hotel boutique del municipio, una categoría que integra un servicio personalizado, un diseño único de sus infraestructuras y una buena ubicación en la ciudad. Los empresarios pretenden reformar de forma integral el conjunto mobiliario, aunque sostienen que respetarán la estructura en la medida de lo posible y los elementos más antiguos de la casa como es el caso de los pisos de suelo hidráulico.

Fueron los hermanos Pérez, una familia natural del barrio de San Juan, los que adquirieron el edificio hace aproximadamente ocho meses con la intención de reformarlo y convertirlo en alojamiento turístico, y de este modo integrarse en las múltiples posibilidades empresariales que ofrece el casco del municipio. "Nos estamos retrasando por la burocracia; cambiar el tipo de suelo es un procedimiento complejo", asevera Clara Pérez, una de las promotoras de la vivienda. Los Pérez poseen al mismo tiempo el primer hotel boutique de Las Palmas de Gran Canaria, el Bed?c. "Cuando lo inauguramos era un concepto muy novedoso de establecimiento turístico ya que integra la arquitectura clásica con el estilismo más moderno: el Ayuntamiento nos lo reconoció concediéndonos el premio a la innovación turística en 2014", explica Pérez.

"Queremos adoptar este mismo modelo en la casona; Telde tiene mucho potencial y encanto, es un destino por descubrir, auténtico y autóctono, dos ingredientes mágicos para el turista 4.0", asegura la titular, que por otro lado tiene claro que la futura instalación hotelera poseerá como mínimo un total de 30 habitaciones. "La inversión que hay que hacer en el inmueble es muy grande, saldría más barato tirarlo y construirlo todo de nuevo", confiesa. Sin embargo, el edificio posee un valor histórico y cultural incalculable, por lo que los propietarios piensan que es probable que reúna todas las condiciones para convertirse en un hotel emblemático y apuestan encarecidamente por el proyecto.

"Nuestra experiencia en el parque Santa Catalina nos ha demostrado que este tipo de iniciativas empresariales dinamiza y revaloriza toda la zona que lo rodea", recalca la propietaria. "Esperamos poner en marcha cuanto antes este proyecto empresarial", asevera.

Edificio histórico

La casona "es una infraestructura que se construyó en el siglo XVIII, aunque fue restaurado en el siglo XIX, ", explica Pérez. El doctor Juan Castro Ojeda, conocido médico del municipio que recibió el título de Hijo Predilecto de la Ciudad, compró junto a su esposa el edificio y estableció su consulta en la planta baja a finales de siglo. El inmueble se hizo muy conocido en la época por "el espectacular jardín romántico que albergaba", sostiene por otra parte Antonio González, cronista oficial de Telde, que relata que en este estaban plantado un árbol de las especias -raro especímen único en la Isla, proveniente de La India, y conocido por generar tres tipos de sabores similares al de la pimienta, el laurel y el tomillo-; un amplio jazminero; muchos rosales pitimini (que al crecer se enredaban en el quiosco aún intacto); geranios; claveles; naranjos y limoneros.

"El conjunto armonizaba con unos bancos que imitaban la madera y que servían para que la familia o los invitados tomaran el té por las tardes", explica el cronista. "Era el jardín más hermoso de todo el sur de la Isla", expresa González en palabras del poeta Saulo Torón.

Tras la muerte del médico el edificio fue cobrando diferentes vidas. Los herederos de la vivienda alquilaron el inmueble en multitud de ocasiones a diferentes organismos públicos y privados. La casona cobró mayor popularidad cuando en la década de los 80 se convirtió en el primer centro dedicado exclusivamente a la mujer (que fue bautizado como la famosa bailarina Isadora Duncan), una proyecto pionero en el Estado. "Fue todo un revulsivo para la época; las mujeres podían solicitar asesoramiento sobre su vida familiar, pedir información si querían divorciarse, inscribirse a cursos de todo tipo y sobre todo fomentó muchísimo la educación femenina", explica el cronista.

Asimismo, antes de que el Ayuntamiento de Telde instalara este centro (que se correspondía con la Concejalía de Igualdad), en los años 70 ya se había establecido el Instituto Femenino de Enseñanza Media. "En este época se ejecutaron nuevas reformas del edificio", asevera González. El cronista define estos primeros cambios como atentados en la estructura y la estética del edificio. "Para adaptar la casona a un centro escolar se debieron quitar algunos tabiques interiores, se modificó uno de los baños y se aumentó el garaje; esto restó espacio a la huerta y el jardín, que ya de por sí se acabó perdiendo por la falta de cuidado y mantenimiento", detalla el cronista. "Por otro lado, debieron habilitar un espacio para que la niñas hiciesen gimnasia y pudieran jugar en los recreos: acabó pavimentándose parte de este terreno", asevera.

Esta fue la primera de una horda de cambios que ha tenido que experimentar el edificio para adaptarse a sus diferentes usos. "La Casa Insular de Ahorros modificó buena parte de su fachada para instalar sus oficinas, destruyendo la uniformidad neoclásica del edficio", añade González.

Por otra parte, también critica la instalación de tubos de alumnio y maquinaria extractora de humo hace unos años por los propietarios de la cafetería 'La Casona' que estuvo instalada en este espacio. "Pero creo que el peor atentado al patrimonio de este inmueble fue la sustitución de unas gárgolas de cantería de Arucas, que estaban sobrepintadas de blanco y tenían forma de agujero de cañón, por unas caños de plástico", rememora con enfado.

Finalmente, el edificio quedó abandonado durante bastante tiempo. Esta primera compra, realizada por los hermanos Pérez, podría regenerar el movimiento y la vitalidad de un edificio que cambió la vida a muchos teldenses de diferentes épocas de la historia. Desde el doctor Castro Ojeda, que decían incluso que en muchas ocasiones no cobraba sus consultas para ayudar a los pacientes con mayor necesidad económica, hasta las miles de mujeres del municipio que recurrieron a la casona para pedir ayuda en algunas ocasiones y entretenimiento en otras.

González aprovecha la ocasión para reclamar al Ayuntamiento de Telde que "exijan una reforma respetuosa" para un edificio que alberga tanta historia. La casona está registrada, al igual que el resto de viviendas del entorno del casco antiguo del barrio, en el Plan General de Ordenación Urbana como inmueble de protección ambiente. Aunque solo afecta a la primera crujía del edificio. "Nuestra intención en todo momento es ser fieles a la estructura original que tiene forma de L, nos encanta y tiene mucho potencial", asevera Pérez, que por otro lado asegura que el propio entorno de la casa servirá como experiencia a los futuros clientes del hotel.

La cercanía del edificio con la plaza de San Juan, la Básilica, la ermita de San Pedro Mártir o las Casas Consistoriales mejoran la experiencia de alojamiento. Asimismo, la casona se encuentra situada a las puertas del barrio de San Francisco, "uno de los barrios más antiguos de Canarias, en el que pasear por sus callejuelas te transportan al siglo XVIII", explica Pérez emocionada, que junto a su familia tiene la ilusión de reavivar este gran edificio de corte colonial en mitad del casco histórico.

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