El hombre acusado de agredir sexualmente a su hija adoptiva durante seis años alegó que ella "está poseída por el demonio" y por eso "se lo inventó todo". Asimismo, aseguró que su relación con ella era buena y que solo discutían porque la víctima "quería salir y llegar a casa de madrugada", pero ni él ni su madre se lo permitían.

Durante la sesión del juicio llevado este martes en contra de M. S. B., de 59 años por, presuntamente, agredir sexualmente a su hija adoptiva desde el año 2010 y hasta el verano de 2016, el procesado declaró ante la jueza de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas, Pilar Parejo, que "no es cierto que tuviese relaciones sexuales con la agredida, con o sin consentimiento". De igual forma relató que la adopción se llevó a cabo en un país africano del que tanto él como su esposa y la víctima son nativos. "Mi mujer la adoptó cuando yo estaba de viaje, la niña tendría tres o cuatro años. Yo cuando llegué a mi casa y me encontré con ella la acepté como a mi hija y así la he criado", manifestó el encausado.

"Ella puede mentir y manipular, pero es buena persona", resaltó el acusado. "Ella tiene un comportamiento muy fuerte y está poseída por el demonio. Cuando empezamos a tener problemas con ella, su madre biológica nos pidió que la lleváramos de nuevo a África para que le practicaran un exorcismo que consistió en rezos y bañarla con la sangre de un animal muerto, pero sigue endemoniada y por eso inventa este tipo de cosas", sentenció el procesado.

Por su parte la víctima, explicó cómo comenzó a ser abusada y agredida sexualmente por su padre adoptivo. "Llegamos a España en 2010 y a las dos semanas empezó a tocarme los muslos en las mañanas. Yo me hacía la dormida y me ponía encima la manta para que dejara de hacerlo". "Un día me levanté y le dije que no me gustaba lo que me hacía, que odiaba eso, pero me dijo que si se lo contaba a mi madre él lo arreglaría con ella en la cama. Desde ese día tuve claro que mi padre se quería acostar conmigo", declaró la joven entre sollozos.

La agredida reveló que su padre la amenazaba con devolverla a África si no accedía a sus deseos. "Me sentí obligada, se tumbaba sobre mí y yo no podía sacármelo de encima hasta que terminaba de penetrarme", lamentó. "Cuando yo no cumplía durante el acto sexual como él quería se molestaba y después buscaba cualquier excusa para pegarme", resaltó la víctima.

La joven narró que todas las agresiones ocurrieron en el cuarto de sus padres adoptivos y que mientras vivió con ellos no la dejaban salir ni hablar con nadie. Intentó contárselo a su madre pero no le "prestó atención".

En la habitación de la afectada se encontraron unas bragas que tenían restos de ADN del acusado y de la víctima. La madre adoptiva aseguró que esto se debe a que "restregó una toalla" que el procesado y ella utilizaban para limpiarse tras las relaciones sexuales y que por eso estaba presente el perfil genético de su marido. Esta tesis fue negada por el forense ya que explicó que el tipo de muestra obtenida no es compatible con una transferencia de ese tipo.

La fiscal Rosa Rubio solicitó una pena de 14 años de cárcel, la letrada de la acusación particular, Elena López pidió 15 años de prisión, ambas por un delito continuado de agresión sexual. Mientras, la defensa, representada por Pablo Giozza, interesó la libre absolución.