A sus ocho años, Nauzet Hernández, un niño de Las Palmas de Gran Canaria, probó este domingo por primera vez un zumo de caña dulce. A su paladar, aquel producto cultivado durante los últimos meses en Jinámar le pareció mucho más dulce de lo que esperaba y su cara lo decía todo, pero no por ello dejó de degustar un alimento que le facilitó su padre, Santiago Hernández, comprado minutos antes en uno de los puestos instalados por los comerciantes para la ocasión. "Es muy necesario conservar nuestras tradiciones y consumir los productos que plantamos en nuestra tierra, e igual de importante es que nuestros hijos conozcan los usos y costumbres que nos han traído hasta aquí", explicó este asistente a la fiesta.

Padre e hijo fueron tan solo dos de las más de 8.000 personas que este domingo participaron en la fiesta de la Concepción y la Caña Dulce de Jinámar, según datos facilitados por la organización, y que durante unas horas colapsó la carretera general. Esta festividad es la más antigua de Canarias, con más de 500 años de historia; y en este pueblo, Jinámar, el cultivo de la caña dulce se remonta a finales del siglo XVIII. La conmemoración de estas fiestas gozó ayer de una notable afluencia de personas al coincidir a este año con la celebración del mercadillo dominical.

Santiago y su hijo Nauzet son asistentes repetidores a esta festividad. Llegados desde el barrio capitalino de Escaleritas, lo hicieron, dijo el progenitor, porque el zumo de caña dulce que él lleva años y años consumiendo "es pura gloria bendita". Y esa percepción no es para nada discutible, a juzgar por las numerosas personas que caminaban por Jinámar chupando una caña y las colas que se creaban en varios de los puestos de venta de caña dulce para adquirir este producto en todas sus formas, desde la caña propiamente dicha hasta los zumos, pasando por pequeños trozos de este alimento envasado. De hecho, Santiago se llevó consigo un paquete de caña dulce para regalárselo a su hermano. "Es para que mastique y chupe como si fuera un chicle, y que luego lo tire", relató mientras tomaba su zumo.

Vitaminas y natural

Durante esta edición de las fiestas de la Concepción y la Caña Dulce los comerciantes tanto de caña, como de artesanía, juguetes, frutas y verduras y productos típicos se han mostrado más satisfechos con sus ventas, ya que el año pasado no estuvo el panorama como para lanzar voladores.

Jorge Rodríguez, vecino de Jinámar, despachó casi el 90% de los 600 kilos de caña que puso a la venta en su puesto. Lleva una década cultivando este producto en su finca, ubicada en este pueblo, aunque lleva 49 de sus 57 años participando en estas fiestas. "He traído 600 kilos de producto, pero aunque parezca una cifra elevada, realmente es muy poco", afirmó ayer este comerciante. Y es poco, dijo, en comparación a lo 13.000 kilos de caña dulce que antaño llegaban a vender entre todos los puesteros juntos. Jorge Rodríguez logró vender prácticamente todo su género a última hora de ayer, porque lo cierto es que durante la jornada del viernes y el sábado poco pudo hacer porque la lluvia espantó a todos los asistentes a las fiestas.

A otro de los comerciantes, Rogelio Peñate, no le daban las manos para introducir la caña en la máquina y exprimirlas para obtener el zumo. Pero pese a eso consiguió que muchos de los participantes pudieran probar al menos un sorbo de su producto. Este agricultor, procedente de Pozo Izquierdo, en el municipio de Santa Lucía de Tirajana, lleva doce años participando en esta fiesta, a la que ayer llevó otros 600 kilos de caña dulce. "Es importante esta festividad para poner en valor nuestro producto", afirmó, momentos después de comprobar que sus ventas fueron buenas durante toda la jornada.

Ante su puesto de agrupaban las personas para conseguir el zumo que obtenía de la molienda de la caña. "A la gente le llama la atención la máquina", sostuvo. Rogelio defiende el zumo de caña dulce como un producto rico en vitaminas y 100% natural. Y el truco está, dijo, en servirlo con un chorro de limón para evitar que se oxide.

Durante la jornada no solo se vendió caña; agricultores como David Rodríguez, de la empresa Don Tomás, ofrecieron en esta fiesta 3.000 kilos de naranja de Valle Los Nueve. Ese comerciantes descató también su buena venta y la aceptación y la apuesta que está haciendo la ciudadanía por consumir producto de cercanía.

Las fiestas de la Concepción y la Caña Dulce de Jinámar celebró también una feria de ganado con casi un centenar de cabezas entre ovejas, cabras, vacas, toros y burros que hicieron las delicias de los más pequeños, muchos de los cuales veían un animal de estas características y envergaduras por primera vez. Esta feria repartió 1.800 euros en 32 premios, el mayor de ellos de 120 euros y el menor de 35 euros.

Esta festividad concluyó con la eucaristía presidida por el vicario general de la Diócesis de Canarias, Hipólito Cabrera, acompañado de los sacerdotes Ricardo Medina, Luis Labarga, Antonio Ibáñez, Fernando Báez y José Socorro. A las 13.10 horas de la tarde, la imagen mariana salió en procesión pr las calles del pueblo con su manto blanco y celeste, acompañada por cientos de personas. En su camino, Pedro Bermúdez y Pino Socorro cantaron sendas malagueñas desde varios balcones de la carretera general de Jinámar, al tiempo que otros vecinos lanzaron pétalos a la virgen. La jornada terminó en este pueblo con un sonoro espectáculo de fuegos artificiales.