La vivienda quemada el pasado sábado en la calle Andrés Manjón del barrio de San Gregorio quedó completamente inhabilitada para residir. Así lo estipularon ayer desde la Policía Local, que se acercaron a la vivienda en dos ocasiones para comprobar su estado y si los inquilinos continuaban habitándola tras el incendio. No es así.

Tras el suceso, que tuvo lugar durante la madrugada, los vecinos residentes tuvieron que mudarse a otra vivienda de un familiar cercano. Los agentes detallan que cuando se introdujeron en la vivienda se estaban desprendiendo cascotes del techo, el fuego había roto las ventanas y aseguran que los muebles, materiales y otros elementos repartidos por el inmueble quedaron completamente destrozados, por lo que el rescate se produjo en un momento crítico.

Sin embargo, aseveran que no tardaron más que dos o tres minutos en llegar tras la llamada de alerta del 091. Por otro lado, sospechan que el origen del incendio podría haberse provocado por el encendido de una vela la noche anterior. De hecho, las fuentes policiales sostienen que las llamas fueron sofocadas en dos ocasiones; la primera en la noche del viernes y, tras un brote unas horas más tarde, sobre las dos de la madrugada del sábado.

En la vivienda residían un hombre y una mujer, que son hermanos. Tras desalojar el edificio (compuesto por un total de cuatro pisos), dos agentes de la Policía Nacional y otro de la Local entraron en la vivienda afectada durante el incendio, pero la cantidad de humo repartido por las dependencias imposibilitó la tarea en primera instancia. Los gritos de los vecinos aglomerados frente a la fachada del inmueble quemado y las súplicas de la hermana, que había conseguido abandonar la vivienda a salvo, les impulsó a introducirse por segunda vez para conseguir salvar al individuo. Aunque la misión era arriesgada, los agentes optaron por mojarse de la cabeza a los pies como método para salvaguardarse de las llamas y después reptar por la casa para intentar localizar a la persona atrapada. Desde el cuerpo de seguridad local aseguran que primero divisaron la mano del afectado, que se situaba agachado en un habitáculo que pudieron identificar como un baño.

Los operarios actuaron con rapidez para tirar de él y sacarlo a rastras del piso para que pudiera respirar aire limpio, ya que al intentar incorporarlo se dieron cuenta de que se encontraba en estado de semiinsconciencia y era incapaz de moverse por sí mismo.

Finalmente, una dotación de bomberos se encargó de extinguir el incendio con un total de 500 litros de agua, según se registró en el momento. Todos los agentes afectados y el residente (de unos 65 años) tuvieron que ser atendidos por una ambulancia medicalizada debido a la intoxicación sufrida por la inhalación del humo. El vecino fue trasladado posteriormente al Hospital Insular y los agentes a la clínica San Roque. Durante los días consiguientes tuvieron que tratarse con antibióticos porque persistían los síntomas de mareo y la tos.