El hombre acusado de intentar matar a su cuñado con la cabeza de un martillo aseguró ayer durante la segunda sesión del juicio, celebrado en la Audiencia Provincial, que no se había dado cuenta de que tenía el arma en la mano. "Cayó al suelo y cuando le fui a agarrar del cuello me di cuenta de que tenía el mazo en la mano, vi la sangre y me asusté", expresó durante su declaración, destacando ante todo que "soy incapaz de matar a una persona".

El procesado ratificó los hechos relatados por su esposa en la primera sesión del juicio. La disputa que, según su versión, inició su cuñado con una de sus hijas por poner música alta en la casa y el consiguiente tortazo que le pudo dar a la más pequeña durante la bronca fue lo que propinó el enfado del agresor y la pelea. "Estaba muy nervioso, me dijo que bajase a la calle si tenía cojones mientras se reía y yo veía a mi hija tirada en el suelo", explicó confesando que se dejó llevar por la situación. "Es verdad que sí bajé a darle piñas, pero yo no quería matar a nadie", recalca.

Tras las preguntas de su abogado, el imputado expuso a los magistrados presentes que trabaja en el sector de la construcción desde hace más de 20 años. "Si le hubiera dado con el martillo queriendo le podría haber matado de verdad, porque sé cómo se usa", expresó en su defensa, incidiendo en que desde que fue consciente de que tenía este objeto pesado en la mano paró la pelea y corrió hasta su casa para confesarle a la mujer lo que había ocurrido e instarle a que llamara a la ambulancia.

Sin embargo, sus argumentos no convencieron a Javier García Cabañas, fiscal del caso, que decidió mantener la petición de condena de ocho años. "No consumó su ánimo de matar gracias a la fortuna de la víctima", expresó con contundencia, recalcando que el Tribunal Supremo había sentenciado en otras ocasiones el intento de homicidio "simplemente por un golpe con una piedra en la cabeza". Asimismo, recalcó que los cuatro vecinos que presenciaron la pelea ratificaron que se oían los gritos de "te mato" y se apoyó en la declaración del acusado que reveló que una vez concluyó la disputa física le espetó al cuñado que "si vuelves a tocar a uno de mis hijos te mato".

Por otro lado, desechó por completo la idea de que el procesado hubiera actuado por un arrebato producido por la agresión a su hija e incluso relacionó la visita de la madre al centro de salud de Las Remudas para certificar el daño causado a la pequeña -"que no se trató de un puñetazo, sino de una manotada según afirmó el propio acusado", apuntó- con una decisión tomada premeditadamente para justificar el comportamiento violento del acusado. "Tardaron más de una hora en asistir al médico; si hubiera sido tan grave habrían ido inmediatamente", explicó en su argumentación, en la que también añadió que en una de las declaraciones del agresor hace dos años confesó que "pilló lo primero que encontró en la casa antes de bajar a por el cuñado", por lo que el fiscal comprende que tuvo que ir a buscar la cabeza de martillo a la solana antes de salir hacia el portal. "Lo quiso matar, no existe otra posibilidad interpretativa", reiteró. "Solo la suerte salvó a esta persona", expresó en referencia a la víctima.

El letrado de la defensa no tardó en manifestar su disconformidad con la mayoría de los razonamientos de Cabañas, solicitando una pena de un año y ocho meses para su cliente o "en caso de que lo califiquen como intento de homicidio, bajar a dos años y medio -dos grados menos de gravedad- e incluir un atenuante de arrebato". Por otra parte, defendió que el conflicto sí había surgido por una discusión y una agresión física a la hija. "Puede que no fuera un puñetazo, pero ante los ojos de un padre cualquier acto con agresividad se ve peor", explicó.

El abogado negó que se hubiera producido una "conspiración criminal" en el asunto del parte médico de la niña y aportó las horas en las que se registró la entrada de la menor y su madre al centro de salud para aclarar que no habían asistido una hora más tarde de los hechos, si no todavía estando el acusado detenido en la vivienda con el cuerpo policial.

"No es posible que pudieran inventarse esa trama, son tan toletes que cuando llegaron los agentes de policía les entregaron ellos mismos la famosa cabeza de martillo" y espetó que "solo una persona con horchata en las venas podría quedarse impasible al ver a alguien agredir a su pequeño". Por otro lado, sobre las pruebas peritales resaltó que "solo se constaron dos heridas, que además no necesitaron puntos y en el TAC no se precisó ningún daño interno".