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La historia desenterrada de Jinámar

El historiador Isaac Mendizábal pone en relieve el conjunto arqueológico de la costa jinamera | El Cabildo acondiciona uno de los yacimientos más amplios del barrio

La historia desenterrada de Jinámar

El mundo avanza casi sin darnos cuenta. Nuevas infraestructuras se construyen en la tierra que un día perteneció a otros pobladores y así el mundo moderno se impone antes los vestigios del corazón de la sociedad antigua. El municipio teldense da cuenta de este fenómeno imposible de frenar, que además es necesario para el desarrollo de la vida humana. Desde los poblados de Cendro y Tara hasta la costa de Jinámar se erigía hace muchos años las infraestructuras que componían la original ciudad de Telde, de lo que hoy queda muy poco.

En el barrio jinamero concretamente encontramos elementos que recuerdan a ese pasado lejano; los yacimientos costeros, ubicado curiosamente junto a edificios tan modernos como los centros comerciales de El Mirador y Las Terrazas, frente a los edificios de viviendas del Valle de Jinámar y cerca del polígono industrial. Lo nuevo se mezcla con lo viejo es una especie de reflexión poética. “Es necesario poner en valor nuestros yacimientos porque son parte de nuestra historia, sobre todo para el conocimiento de las próximas generaciones”, considera Isaac Mendizábal, historiador del municipio, que resalta la importancia de dar valor a lo antiguo como método para conocer el presente.

Más de 10.000 antiguos canarios habitaron la zona de Bocabarranco y Llanos de las Brujas

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A raíz de una reciente intervención en la zona arqueológica de La Restinga, que supone uno de los mayores enclaves poblaciones de la sociedad antigua canaria en esta zona, el historiador reitera la necesidad de que las instituciones sigan apostando por conservar y realzar el patrimonio histórico canario. La actuación en esta zona se ejecutó el año pasado y supuso la mejoría de la imagen para el terreno histórico, en donde se aprecian 11 espacios domésticos de planta cruciforme que pertenecieron al siglo XII. El Cabildo insular acondicionó el espacio, creando un trazado de vías delimitados con tablas de madera ancladas en el suelo para facilitar el recorrido por la extensa zona a los visitantes. Asimismo, instaló nueva cartelería junto a cada una de las estructuras con los datos a destacar sobre cada una y realizó una limpieza de choque en el entorno.

“Para mí este es uno de los espacios más importantes de Jinámar, por ser uno de los más grandes y contar con tantas estructuras; es uno de los yacimientos de costa mejor conservados, a pesar de que ha sufrido bastante deterioro con el paso de los años”, expresa Mendizábal. El espacio fue declarado Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Canarias el 21 de junio de 1991; en su interior, delimitado por un gran muro de piedra, se aglutinan principalmente edificios destinados a vivienda, pero también destacan otras estructuras como “lo que parece ser una especie de edificio religioso”. El historiador llega a esta interpretación a través de la observación de la planta de la estructura, que indica que pudo haberse construido un siglo o dos después que el resto de inmuebles de la zona por influencia europea. “Sus muros son muy gruesos, lo que puede indicar que se construyó para sustentar una techumbre de al menos tres o cuatro metros de altura y además se han encontrado restos de tumbas a su alrededor”, aclara y relaciona su existencia con el Obispado de Telde, creado en sobre el año 1.357. “Es solo una teoría”, puntualiza.

El conjunto arqueológico fue hallado por Sebastián Jiménez, comisario y delegado de excavaciones arqueológicas en Gran Canaria en la década de los 40, y fue excavado por Juan Francisco Navarro Mederos en 1977 y la empresa de arqueología canaria Tibicena entre el 2006 y el 2015. La última campaña de excavación contó con financiación del Parque Marítimo de Jinámar, promotora de los centros comerciales que se ubican en la zona.

La Restinga cuenta con 11 espacios domésticos que fueron hallados en los años 40

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Mendizabal recuerda que este yacimiento puede señalarse como parte de un conjunto arqueológico más grande, en el que se encuentran también las zonas de Los Barros y los Llanos de la Bruja. “Más de 10.000 personas residieron entre los tres enclaves; que están tan cercanos entre ellos que posiblemente fuesen un solo macropoblado”, expresa Mendizabal, destacando que el núcleo más antiguo es el de Los Barros, que se localiza bajo el centro comercial de El Mirador. “De hecho, es el más antiguo de toda Jinámar”, resalta a la par que añade que la estrcutura data del siglo V.

El enclave fue excavado en 1976 también por Juan Francisco Navarro Mederos a raíz de las prospecciones para la realización de la urbanización del Polígono de Jinámar; en el que además de varios espacios de viviendas se descubrió el denominado Ídolo de Jinámar. Las visitas y excavaciones más recientes son del 15 de marzo del 2012, realizada a consecuencia del plan del cabildo de Gran Canaria, Abierto x obras, dirigido por la empresa de arqueología canaria Tibicenas y promovido a la vez por la empresa del Parque Marítimo de Jinámar. En la excavación se encontraron cerámicas, utensilios líticos y huesos (que suponen la explotación y consumo cárnico en la zona). Muchos de los objetos excavados en ese año están expuestos en la actualidad en el Museo Canario.

El de el Llano de las Brujas constituye el tercer yacimiento de la zona costa de Jinámar. Se sitúa en el margen derecho de la autopista en dirección hacia Las Palmas de Gran Canaria y en el margen izquierdo de la desembocadura del Barranco de Jinámar, en la cima de una pequeña colina conocida como Tablero del Conde. La zona en donde se sitúa fue excavada entre octubre de 1994 y diciembre de 1996 por Valentín Barroso Cruz y Consuelo Marrero Quevedo, a consecuencia de las obras de ampliación de cuatro a seis carriles de la autopista.

Años después se efectuó una remodelación por parte de la Inspección Insular de Patrimonio Histórico del Cabildo, que consistió en la colocación de una rampa de acceso hacia el yacimiento para evitar pisarlo, además de poner vallas metálicas para su protección unidos a postes de color rojo (cada diez metros de distancia), que se conservan hasta la actualidad. Mendizabal explica que desde entonces se han realizado otras actuaciones para mantenerlo en buen estado. En el año 2012, tras aprobarse el Plan General de Mantenimiento de Enclaves arqueológicos por el Cabildo de Gran Canaria, se intervino para efectuar un proyecto de acondicionamiento que consistió en limpieza, reparación y sustitución de piezas deterioradas para la protección del yacimiento, que se compone de tres espacios habitacionales construidas mediante la técnica de piedra seca (sin argamasa).

El historiador resalta estos trabajos, así como el resto de actuaciones y confia en la buena predisposición de las instituciones a mantener los yacimientos. Aun así reitera que “las acciones encaminadas para la conservación y restauración de los sitios arqueológicos debe ser una tarea que se prolongue en el tiempo”; por esta razón también propone la creación de centros de interpretación en las zonas arqueológicas, con el fin de motivar a investigar con asiduidad los yacimientos. En este sentido destaca que “por lo menos al de La Restinga lo que único que le falta sería eso”.

Por otro lado, no olvida mencionar la importancia de que desde el Ayuntamiento de Telde se forme una comisión de patrimonio; órgano que ya es de obligada constitución para los municipios de gran tamaño. Señala que este equipo, que deberá estar conformado por expertos en materias de arqueología, arquitectura y patrimonio, sería el encargado de luchar por que se ejecuten las tareas continuas de mantenimiento, limpieza y acondicionamiento de los conjuntos patrimoniales del municipio, un asunto imprescindible, porque “debemos a las generaciones futuras un espacio donde el patrimonio, la memoria colectiva y su protección deban ir de la mano”.

Otras infraestructuras

Telde cuenta con numerosas obras arquitectónicas y yacimientos arqueológicos con un gran valor que aún precisan de planes de actuación centrados en su conservación y mantenimiento. Yacimientos como Cuatro Puertas; El Bailadero (en el casco histórico) o Lomo los Melones (Taliarte) han sido criticados en varias ocasiones por su estado. En algunos casos se ha podido llevar a cabo restauraciones, pero en general la falta de mantenimiento e inversión en estos enclaves impide su buen estado a largo plazo. Otras infraestructuras como la Noria de Jinámar, un referente de la ingeniería hidráulica, pertenecen a la lista de ejemplos. El inmueble se encuentra en estado de abandono, a pesar de que hace dos años fue declara Bien de Interés Cultural. El Ayuntamiento de Telde inició hace un año los tramites para rehabilitarlo. | J. P.

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