El Tribunal Supremo ha confirmado la condena a 13 años de prisión y a pagar una indemnización de 137.200 euros por un asesinato en grado de tentativa, con las agravantes de parentesco y de género, a un policía nacional que intentó matar a su expareja en Telde, en Gran Canaria, y a la que acuchilló en presencia del hijo de ambos.

La Sala de lo Penal desestimó el recurso de casación planteado por el condenado, J.F.B.O, contra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, que confirmó a su vez la dictada por la Audiencia Provincial de Las Palmas.

Asimismo, el condenado tiene prohibido la comunicación con la agredida, por cualquier medio, directo o indirecto, así como la prohibición por igual tiempo de acercarse a ella, a su domicilio, lugar de trabajo o cualquier otro que frecuente a una distancia inferior a 500 metros, durante 23 años.

En los fundamentos de derecho, el fallo afirma que el relato de lo acontecido el 4 de marzo de 2017 es claro y que el acusado, tras una ruptura matrimonial, que determinó su marcha de la vivienda, regresó al domicilio acompañado de su padre.

En la casa se encontraba su exmujer y su hijo, y el acusado solicitó de su progenitor que le esperara en la calle para, tras mantener una conversación con su expareja, pedirle que fuese a la cocina a preparar el biberón del hijo y, mientras lo hacía, la abordó por la espalda y la cogió del cuello apretando con fuerza para asfixiarla.

Además, la agarró por el pelo para, a continuación, golpear su cabeza repetidamente contra los muebles de la cocina, tirándola después contra el suelo para seguir golpeándola con patadas y puñetazos.

Apunta la sentencia que acto seguido se dirigió a la encimera de la cocina cogió un cuchillo y apuñaló a la madre de su hijo hasta que se dobló por completo, cogiendo a continuación un segundo cuchillo para provocar un total de 64 heridas incisas en diversas partes del cuerpo.

Añade que, como se recoge en la fundamentación de la sentencia impugnada, el hecho probado transcribe las expresiones que el acusado dirigió a su mujer mientras sucedían los hechos y su padre intentaba entrar en la vivienda, que se encontraba cerrada.

Subraya que las expresiones recogidas en la grabación de la secuencia permiten conocer lo acaecido durante la ejecución de los hechos, como "ya es tarde, papa,… se acabó todo,… ya está hecho no te creas que vas a escapar de esta…. Yo no me voy de aquí hasta que mueras… se acabó… esto es lo que querías…", que denotan no sólo el fin perseguido, sino la conciencia de haber terminado la acción y de que ya había desarrollado los actos precisos para la muerte de la persona sobre la que había actuado