En la imagen principal, vista general de la misa celebrada en honor a María Auxiliadora, patrona del colegio de las salesianas, ayer en la parroquia de San Gregorio. Abajo, los alumnos del centro escolar durante la eucaristía que se realizó por primera vez en el patio para cumplir con las medidas sanitarias. |

Ni las vistosas mantillas, ni la habitual retahíla de los casi 700 chiquillos bajando por la calle Ruiz siguiendo la imagen de la virgen. Las fiestas patronales del colegio María Auxiliadora, conocido como el de monjas, no se efectuaron a la manera convencional, suspendiendo la tradicional procesión para cumplir con las medidas sanitarias impuestas debido a la pandemia por el coronavirus. Sin embargo, eso no impidió que la devoción a la imagen continuase presente en el municipio.

Para salvar la festividad, las puertas de la parroquia de San Gregorio se abrieron de par en par y acogieron los nueve días anteriores de esta gran jornada a la talla, con el objeto de facilitar a los estudiantes y a los propios ciudadanos teldenses su visita y rezar durante la novena. “Nuestra capilla es muy pequeña, así que agradecemos que nos hayan permitido trasladarla antes”, explica la directora titular del centro salesiano, Maribel Barrera.

“No queríamos perder la esencia de nuestra fiesta de ninguna manera”, expresa Diana Nuez, directora pedagógica del centro escolar, que explica que a pesar de que el evento más importante para las fiestas tuvo que ser suspendido este año por la situación sanitaria, los alumnos no dejaron de sentir ese ambiente festivo en las aulas. Desde los pequeños de tres años hasta el curso de cuarto de secundaria ejecutaron diferentes actividades y talleres en relación a la virgen, así como los actos religiosos.

“Los mayores han vivido con pena estos días, porque es verdad que para ellos es un año importante”, añade Barrera, pues está establecido desde hace décadas que los jóvenes que cursan su último año en el colegio son los encargados de dirigir la tradicional procesión de María Auxiliadora cada 24 de mayo. “No solo no pudieron hacerlo los del año anterior, porque estábamos en pleno confinamiento, sino que tampoco han podido los de este año”, agrega la directora, aunque admite que en este curso han podido gozar de un poco más de protagonismo.

Los estudiantes fueron partícipes de la ejecución de la acción de gracias durante la eucaristía tradicional que se organiza en el colegio en esta fecha. “Debemos destacarles de alguna manera porque son los que se van del centro y comienzan una nueva andadura, siempre al lado de la virgen”, sostiene la directora, que detalla que a primera hora de la mañana se realizó la ceremonia por primera vez en el patio central, a la que asistieron los docentes y los estudiantes a partir de cuarto de primaria. “Ha sido un momento histórico, porque nunca se había llevado la misa al exterior; fue muy emotivo”, destaca Nuez por su parte.

Los más pequeños visitaron la capilla del colegio por turnos durante la primera hora del día. Finalmente el resto de la jornada escolar fue dedicada en exclusiva a la virgen con la ejecución de diferentes actividades y juegos en las distintas aulas, atendido a las medidas sanitarias. “Los pequeños tienen que sentir que es un día especial, que es el día de la Virgen”, consideran. Por eso el colegio también fue decorado con los colores particulares de María Auxiliadora, el rosa y el celeste. Decenas de banderines colgaban desde el segundo piso de la institución educativa y la estatua de la virgen que preside el patio fue decorada con bandas de las mismas tonalidades en las que se podían ver escritas los nombres de todos los alumnos del colegio.

“Los niños siguen emocionándose por estas fiestas”, confiesa Nuez. Y también lo piensa de esa manera Secundina Gil, presidenta de la asociación de antiguas alumnas del colegio. “Las fiestas no han cambiado mucho en los últimos años a excepción del virus, siempre se ha seguido la tradición y las mayores notamos el mismo entusiasmo que cuando nosotras estudiábamos”, manifiesta, aunque admite que el número de estudiantes se ha reducido considerablemente “porque ya no se tienen tantos hijos”, ríe y continua expresando la tristeza que sienten las veteranas ante la suspensión de la procesión. El ritual que se forma cada año alrededor de este momento es lo que más esperan muchas de las fieles; las participantes se reúnen en una sala del centro escolar unas horas antes de que se inicie la ceremonia para colocarse unas a otras las mantillas, algo que ha caracterizado el evento año tras año.

Como adelantó ayer entre risas la dirección escolar, a María Auxiliadora “se le acaba el permiso” para residir en la parroquia de San Gregorio. El traslado hasta la capilla del centro educativo se efectuará durante esta mañana. La virgen regresa con sus alumnos otro año completo, aunque toda la comunidad salesiana espera que el siguiente 24 de mayo vuelva a pisar las calles del barrio para reunirse con sus fieles.