Que una maceta aparezca rota en el suelo al llegar a casa puede tener multitud de explicaciones. Sin embargo, ver moverse los muebles o que se rompan de pronto los cristales es un poco más complicado de explicar. Durante más de un mes esta fue la realidad que vivió una madre y sus dos hijos en el barrio de El Calero, en el municipio de Telde, hace justo 25 años. La situación conmocionó a toda la vecindad, que hasta el día de hoy recuerdan con escalofríos este inquietante pasaje de su historia.
Vivían en un inmueble de la finca Hoya la Pita, situada a pocos metros de la plaza principal -al final de la calle Pascal-, y su caso era conocido por todos los residentes de la zona, que se acercaban curiosos a comprobar desde fuera cómo era la vivienda. La familia, que siempre prefirió permanecer en el anonimato ante los medios de comunicación -que se hicieron eco de la noticia incluso a nivel nacional-, aseveraba que se caían injustificadamente objetos al suelo e incluso escuchaban voces a medianoche. El terror que sentían les impulsó a solicitar ayuda al Obispado de Canarias en agosto de 1996, esperando que enviasen un sacerdote formado para realizar un exorcismo y acabar con su sufrimiento.
No tardaron mucho tiempo en salir despavoridos y refugiarse en la casa de unos familiares cercanos, incapaces de seguir durmiendo en su vivienda. Varios sacerdotes se acercaron hasta la vivienda para santiguar las estancias, pero la insufrible situación no cesaba, según sañalaron en el momento los afectados. El vicario general de la época, Juan Artiles, sostuvo que era preciso un informe riguroso con testimonios que acreditasen la veracidad de los hechos antes de actuar. El párroco del barrio, Andrés Viera, manifestó por su parte que lo que había visto «no tenía explicación humana» y afirmó que estaba dispuesto a escribir un relato de los hechos, pero la Iglesia jamás reconoció el suceso.
Por este motivo, la familia acabó llamando al programa Fuerzas Ocultas que se retransmitía en la TVE por ese entonces. Dos especialistas en fenómenos paranormales acudieron a la vivienda en apenas unos días desde la llamada para comprobar la situación y limpiar el espacio de espíritus. Los profesionales aseveraron que la madre y sus dos hijos cargaban con un ser espiritual muy poderoso que producía los extraños fenómenos, según relataron alperiódico Diari de Sabadell. El proceso para despegar a ese ser duró diez horas, durante las cuales se rompió una cámara de televisión y se escucharon ruidos inexplicables. Esa misma noche volvieron a pernoctar en su casa y aseveraron que no ocurrió nada.
A pesar de que la situación acabó resolviéndose desde ese momento, pues la familia aseveró que ya no ocurrían más sucesos sobrenaturales, los rumores continuaban corriendo por toda la localidad. Los vecinos empezaron a señalar el inmueble como la casa encantada y a aseverar que el diablo visitaba la casa por las noches, entre otras historias. Los afectados manifestaron días después a LA PROVINCIA que «eran espíritus de buenas intenciones pues nadie ha sufrido daños, y en caso de que fuera el demonio, como se dice por ahí, correríamos peligro». Asimismo, declararon que quería olvidar cuanto antes lo sucedido y temían que el resto de los habitantes del municipio pensasen que eran diferentes o raros por lo que tuvieron que pasar.
La realidad es que 25 años después continúa recordándose este episodio, que se incluye en el gran listado de relatos terroríficos acontecidos en Telde, la localidad a la que se le sigue achacando como «ciudad de las brujas».
