Transitar en coche por la urbanización de Eucaliptos II podría similar a un paseo por la superficie lunar. Los cientos de socavones que abren el asfalto oscuro de las carreteras podrían asemejarse a un paisaje extraterrenial visto desde las alturas. Pero este núcleo residencial no es la luna, ni sus residentes son astronautas. Más de 1.000 familias habitan en esta zona del barrio de Jinámar y esperan desde hace años el reasfaltado de las calles Obispo Diego de Muros y Fuente del Sao.
El presidente de la asociación vecinal Armiche, Aridane Montesdeoca, ha presentado numerosos escritos a la administración local para denunciar esta situación, que considera insostenible por la gran cantidad de personas que viven en los bloques de esta zona y de la urbanización de Los Cendros que se encuentra a escasos metros. «Hay que circular muy despacio para evitar que el coche se estropee al caer entre los baches, pero me gustaría que a partir de ahora los vecinos nos avisen cada vez que tengan una avería en sus vehículos a causa del mal estado del pavimento», expresa con contundencia el líder vecinal, que está dispuesto a presentar una nueva denuncia.
Rafael de Prada, de 82 años, asevera que ha tropezado y caído por el mal estado de las aceras
El problema es que el asfaltado no es su único problema. Las condiciones de las aceras (cuyas baldosas están levantadas), de los muros (agrietados e incluso inclinados por el peso de la tierra de los parterres) y las laderas (que acumulan basura de todo tipo) invita a los residentes a pasar sus ratos libres en otras localidades, a pesar de que la urbanización cuenta con una pequeña plaza pública e incluso un parque urbano. «Cuando inauguraron la infraestructura venía todos los días a pasear, pero desde hace muchos años no entro porque es peligroso», explica Rafael de Prada, residente de 88 años, que señala la superficie levantada por las raíces de los árboles.
El área cuenta además con un pequeño escenario que el colectivo vecinal utiliza cuando celebra las fiestas del barrio. Sin embargo, la gracia es que todos los bancos de piedra repartidos por el recinto están completamente rotos, asomándoles la estructura de hierro, por lo que es preciso colocar sillas para que los residentes más mayores tengan opción a sentarse para disfrutar de las actuaciones. «La última vez que realizamos fiestas vinieron 200 personas por la Gala Drag, pero el parque da pena», añade Montesdeoca.
De Prada coincide en esta afirmación, aunque incide en que para él la peor parte es la de los baches. «Da auténtico terror», expresa sin miramientos. La urbanización entera lo da. «Cualquiera podría caerse», sostiene por otro lado señalando el estado de las aceras. Y, de hecho, él ya lo ha hecho en varias ocasiones. La última hace un año por las escaleras que conectan la parada de guaguas más cercana con su bloque residencial. «El último tramo carece de barandilla, me tropecé y no tuve nada con que agarrarme», añade y se pregunta, como todos los vecinos, cuando actuará la administración local.
Los bancos de piedra del parque están partidos y las raíces de la arboleda ha levantado el suelo
El concejal de distrito, Servando González, recuerda que en estos momentos todo el barrio de Jinámar se encuentra en el marco de un plan de rehabilitación integral y que la urbanización -así como otras zonas de la localidad- será reformada próximamente. Este proyecto tiene una duración de diez años y se atienden primero las áreas con mayores necesidades, por lo que no puede hablar de un plazo de tiempo determinado en el que se iniciarán las obras en Eucaliptos II. Aún así los vecinos no quieren seguir esperando y solicitan con urgencia, por lo menos, la repavimentación.
