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El escultor Luis Arencibia recibe el título de Hijo Predilecto de la Telde

La alcaldesa asegura que «todavía duele de manera profunda» la marcha del artista teldense | Sus hijos Víctor e Idaira recogen el diploma y la medalla

Entrega de Honores y Distinciones del Ayuntamiento de Telde

El Ayuntamiento de Telde homenajeó ayer al escultor Luis Arencibia, fallecido el pasado 22 de marzo en Leganés, con la entrega a sus familiares del reconocimiento como Hijo Predilecto del municipio, a título póstumo, en el acto institucional por el 670 aniversario de la fundación de la ciudad, celebrado en la iglesia hospitalaría de San Pedro Mártir.

Luz María Blanco, en su discurso de agradecimiento en nombre de la familia del artista. | | JUAN CASTRO

El polifacético artista teldense fue el protagonista absoluto en el acto de Honores y Distinciones de este año 2021, tal como se reflejó en el discurso de la alcaldesa, Carmen Hernández, quien dijo que «todavía duele de manera profunda la marcha de Luis Arencibia».

«Estoy convencida -añadió la regidora- de que su arte, nacido a borbotones en distintas disciplinas, solo adquirirá su verdadera dimensión con el paso del tiempo, pues aunque seamos conscientes de su calidad profesional y su dimensión como hombre de la cultura, lo cierto es que el paisaje de muchos lugares, con Telde ocupando un lugar destacado, nos dejará ver con el transcurrir de los años la manera rotunda y hermosa con la que Luis Arencibia hizo de este mundo, y de esta ciudad, un lugar mejor. Su obra, quiero decirlo de forma clara, mejora nuestras vidas».

Tras la proyección de un vídeo con imágenes de la vida y la obra del escultor, en primer lugar se entregó el diploma de Hijo Predilecto a su hija, Idaira Arencibia Blanco, mientras que su hijo, Víctor Arencibia de la Vega, recogió la medalla conmemorativa de ese reconocimiento. A continuación intervinieron la viuda del artista, Luz María Blanco Manzanas, y su hijo, quienes agradecieron el premio y recordaron la entrega que tuvo siempre con su lugar de nacimiento.

En el inicio de su discurso, la alcaldesa Carmen Hernández reconoció que en la velada de anoche se entremezclaron «encontradas emociones», pues «la vida, la muerte, el destino o como queramos llamarlo, quiso que partiera prematuramente provocando una pena honda entre las innumerables personas que lo conocieron y lo estimaron».

El Senado –con el busto de otro teldense imprescindible, Fernando León y Castillo-, la Biblioteca Nacional de España, la Casa de la Moneda, el Museo Postal de Estrasburgo, el Museo de Salamanca o el Museo del Grabado «son solo algunos de los lugares donde hoy podemos seguir aprendiendo y gozando de su trabajo», recordó la regidora teldense, quien subrayó que «aquí en su tierra, Canarias, enclaves tan relevantes como el Museo Tomás Morales, el Museo Néstor o, ya aquí en Telde, el Museo León y Castillo, representan igualmente refugio para la actividad creativa de este genial y polifacético artista, pintor, dibujante, grabador y escritor, además de escultor».

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Entrega de Honores y Distinciones del Ayuntamiento de Telde Juan Castro

Aunque distintos municipios de Gran Canaria hospedan obras de Arencibia, la alcaldesa sostuvo que «indudablemente, las dos ciudades que más amó, Telde y Leganés, sentirán siempre el privilegio de haberse erigido en escenario principal de su virtuosismo».

En la ciudad madrileña, el Museo de Escultura al aire libre –reciente renombrado en honor al artista- y especialmente el Caballo de Agua, conocido como el Caballo de las cuatro cabezas, «son solo una muestra de toda la maestría con la que Luis regó el sur de Madrid, donde se instaló en su juventud y donde se involucró en la lucha contra la dictadura y a favor de los trabajadores», recalcó.

«Pero déjenme recrearme y darme un paseo por el Telde de Luis Arencibia, comenzando en Los Llanos de San Gregorio, donde vino al mundo, para caminar hacia el parque de Arnao y contemplar una vez más las sirenas, los peces y las ranas que lo embellecen», señaló Hernández, que luego prosiguió recordando por otros lugares y obras en Telde, el Instituto donde estudió y que lleva el nombre de su padre, José Arencibia Gil; la basílica de San Juan, que alberga en su capilla mayor la mesa-altar gótica de cantería verde «nacida del ingenio de Luis»; San Francisco y su relieve en bronce; el Monumento al Faycan, esbelto y noble, presidiendo la plaza de San Pedro Mártir.

«Y por fin», apuntó la alcaldesa, «llegamos al mar, tan lleno de la misma grandeza y libertad que alumbran toda la trayectoria artística y vital de Luis Arencibia. El imponente Neptuno de Melenara se ha convertido por derecho propio en una de las fotografías más representativas de esta isla redonda. Admirarlo, colosal, supone mirar de frente al talento mayúsculo de un artista con mayúsculas».

A su juicio, esa escultura del rey Neptuno significa para la población teldenses «más de lo que pueda parecer, un símbolo inequívoco de nuestra ciudad, que no solo dota de singularidad y personalidad a nuestro litoral, sino que apuntala la autoestima y el orgullo que como pueblo vimos lastimados y que hoy hemos recuperado, con paso firme hacia un futuro cargado de esperanza».

«Además de un hombre humilde y generoso, Luis era, sobre todas las cosas, cultura. Dijo el novelista francés André Malraux que la cultura es lo que, en la muerte, continúa siendo la vida. Luis Arencibia continuará siendo vida para nuestra ciudad», concluyó.

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