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Costas obliga a retranquear un muro de Melenara y retrasa la obra del paseo

La pared quita terreno a la playa y fue construida sin el permiso de la institución estatal | Los empresarios temen que la demora afecte a las ventas en verano

Derribo del muro junto al muelle para el acceso a la playa de Melenara, en la calle Luis Morote . Andrés Cruz

La playa de Melenara experimenta desde el año pasado una profunda transformación. La reciente apertura de la carretera principal -que conecta el barrio directamente con la autopista-, la construcción del primer parque urbano de la costa y la remodelación del paseo marítimo supone una imagen completamente nueva y moderna para la zona. Sin embargo, este ambicioso plan está implica también varios sacrificios para la ciudadanía y la red empresarial

La orden de derribo de un muro que linda con la arena de la cala ha provocado el retraso de los trabajos que se están efectuando en la calle de Luis Morote, en donde se ubican la mayor parte de las terrazas. La Demarcación de Costas ha ordenado esta actuación tras comprobar por una denuncia del Partido Popular que el Ayuntamiento había ejecutado la pared en un espacio marítimo protegido, por lo que ahora están obligados a llevar a cabo su demolición y efectuar el retranqueo. 

De este modo, los trabajos, que debían ser concluidos el pasado abril al contar con un plazo de ejecución de seis meses, se alargarán unos meses más. La situación preocupa al sector de la restauración, que prevé una baja importante de visitas durante los meses estivales (su temporada alta). El incesante ruido de las máquinas, la polvareda que se produce por la obra y la pérdida de las vistas hacia el mar (ya que las obras se ejecutan justo en frente de la zona de restaurantes) son algunos de los inconvenientes con los que tendrán que lidiar los empresarios. 

Los trabajos debían concluir en abril para evitar coincidir con la temporada alta de verano

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Sin embargo, no son las únicas trabas a las que se enfrentan de cara al verano. También la pérdida de plazas de aparcamiento supone una incertidumbre tremenda para la hostelería. El uso de una de las parcelas municipales situadas detrás de la avenida marítima para la edificación del parque urbano y y el cierre repentino del histórico aparcamiento de tierra (que es de propiedad privada) ha supuesto de golpe un varapalo para el barrio. A pesar que la administración local ha adaptado algunos terrenos de los alrededores como espacios para estacionar, ni los hosteleros ni los vecinos se muestran satisfechos y manifiestan sus dudas con la capacidad de negociación del Gobierno.

Algunos negocios admiten que la situación ha provocado el descenso hasta un 50% de la clientela y temen lo peor los próximos meses. Otros se resignan a la situación, aunque critican la falta de ayudas que ha recibido la hostelería y recuerdan la enorme crisis sufrida por la pandemia de coronavirus y las duras restricciones impuestas por el Gobierno para evitar el aumento de contagios, de la que aún no se han recuperado. 

Asimismo, predicen con impotencia que las obras puedan alargarse incluso más tiempo pues entre algunas de las observaciones de vecinos y hosteleros se encuentra el hecho de que no hay demasiados operarios trabajando en el paseo. De hecho, algunos aseveran incluso que los retrasos no tienen que ver con el retranqueo del muro porque apenas se han visto avances en estos últimos meses y recuerdan a modo de comparativa que la propia carretera de Melenara, una obra que concluyó hace apenas unos meses, tuvo un retraso de casi dos años. 

La pérdida de plazas de aparcamiento también preocupa al sector de la hostelería

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Por el contrario, desde la administración se muestran tranquilos. Eloy Santana, concejal del área de Vías y Obras, declara que «todas las obras tienen imprevistos». Además explica sobre la situación del muro que «Costas no ha aceptado el criterio de los técnicos de primar la accesibilidad», ya que esta infraestructura servía de base para una rampa por donde las personas con movilidad reducida tenían un acceso directo a la playa. 

María Calderín, miembro del PP, recuerda que la cala ya contaba desde hacía varios años con un acceso nuevo por el cual el Gobierno local había gastado más de 20.000 euros. «No hacía falta construir una nueva rampa, podía haberse adaptado la antigua al proyecto de la avenida», expresa indignada. Por otro lado, Leo Hernández, presidente de la asociación de vecinos de Melenara, considera que «toda mejora merece un esfuerzo». El dirigente asevera que «esta es una obra súper esperada que ofrecerá al barrio un salto cualitativo y conllevará también unos potenciales económicos enormes para los empresarios». 

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