La caña dulce y los juegos tradicionales triunfan en Jinámar con las fiestas de la Concepción

El quinto día de celebraciones reunió en la plaza a cientos de visitantes, muchos de los cuales esperan la llegada de la Romería que tendrá lugar el jueves

Un niño practica el garrote canario junto a uno de los monitores de la Escuela Maestro Paquito Santana.

Un niño practica el garrote canario junto a uno de los monitores de la Escuela Maestro Paquito Santana. / Antonio Ali

Benyara Machinea

Benyara Machinea

"La Virgen está preciosa, parece que cuando se acerca su día se pone más bonita", destaca una de las tantas vecinas de Jinámar que acudía esta mañana a la plaza municipal para ver las actividades de las Fiestas de la Concepción y la Caña Dulce. El quinto día de celebraciones congregó a cientos de niños y adultos con motivo del puente de diciembre en una de sus jornadas más familiares, que arrancó con una degustación de leche con gofio, una muestra de artesanía y productos de la tierra y la práctica de algunos de los juegos tradicionales canarios más representativos. Los residentes de la zona ya esperan con ansias la llegada del jueves, que supondrá el regreso de su procesión y romería después de tres años marcados por la pandemia.

El único puesto de caña dulce que ofrecía esta mañana uno de los productos más característicos de la celebración, junto a las naranjas de Telde, es el de Ángel Álvarez, que desde hace años mantiene intactas sus plantaciones con el objetivo de seguir abasteciendo a las fiestas del barrio. "De los viejos vendedores que quedan en Jinámar, soy el único que sigue con la venta. De los demás, unos ya han fallecido y otros han dejado de montar sus puestos", explica Álvarez.

Pese a ser el producto que da nombre a las fiestas, lo cierto es que las grandes cantidades de agua que necesita la plantación de las cañas, junto a las atenciones y tareas de limpieza que requiere, desaniman a muchos agricultores a la hora de mantener el legado. "A ver si de la juventud nueva hay algunos que se animan y siguen con la historia para que no se pierda porque la verdad es que esto es grande. Cada vez desaparece más y es una pena que esto ocurra con una tradición que tiene detrás muchísimos años", señaló el vendedor local.

Aunque no le resulta rentable la venta de caña dulce al comerciante, que reconoce que "hoy por hoy no da negocio", el sentimiento de pertenencia al barrio le mueve a volver a montar el chiringuito siempre que se acerca el mes de diciembre. "Hoy sigo adelante por la tradición, porque uno es del pueblo y cuando va llegando el momento de las fiestas se te mete un hormigueo por el cuerpo y se despierta la necesidad de seguir celebrando", admite.

Dos vecinos de Jinámar prueban la leche con gofio en la celebración de las fiestas.

Dos vecinos de Jinámar prueban la leche con gofio en la celebración de las fiestas. / Antonio Ali

Muchos de los asistentes que acudieron a la plaza agarraban en su mano una caña, al tiempo que participaban en las distintas actividades. El día comenzó con una cata de leche con gofio, que despertó recuerdos entre los veteranos y descubrió la mezcla a los visitantes de fuera. "De momento es algo extraño esto de la leche con gofio pero está bien, no lo había probado nunca", sostiene tras dar un sorbo a su vaso Antonio, un residente de Gerona que pasaba ayer por el municipio junto a su pareja Eloisa, quien apuntilló que la bebida "huele a turrón de Jijona".

Otros niños aprovecharon el día sin clases para probar los talleres de juegos tradicionales de las Islas como la soga, los trompos, los boliches, los zancos, las chapas o el teje. "Lo que se pretende es que haya un intercambio intergeneracional entre niños y padres o abuelos y que se traslade la información lúdica existente en los juegos infantiles que jugaban sus antepasados", aclaró el monitor de la Concejalía de Deportes Luchoro. Junto a estas actividades contaron con una exhibición de garrote tradicional canario por parte de la Escuela Maestro Paquito Santana, protagonizada por sus alumnos y monitores.

Los recuerdos de los vecinos

El sentimiento de nostalgia que despiertan las fiestas permanece intacto para Paqui Suárez, que desde que se mudó de Agüimes en 1982 no se ha perdido ningún año las celebraciones. "Antes éramos una familia y nos conocíamos todos muy bien", aseguró la vecina, que sostiene que las mejores celebraciones tuvieron lugar entre las décadas de los 80 y los 90. De hecho, con motivo de la festividad probó por primera vez la experiencia de subirse a un cochito en 1983. "En mi vida lo hubiera hecho y ese año lo estrenamos, era algo nuevo y parecía que iba en un avión. Me lo pasé en grande", indicó.

La agüimense de nacimiento recuerda que lo más habitual en las primeras ediciones era que "el domingo después de las fiestas sirvieran potaje de berros y la cola era tremenda". "Eso alegraba a las personas pero lo de ayudar al pueblo poco a poco va a menos y es algo muy triste. La poquita comida que me tocaba siempre me sabía a gloria", incidió.

Las actividades de esta jornada continuarán a lo largo de la tarde y de la noche, empezando por la peregrinación que tendrá lugar a partir de las 18.30 horas en la plaza de San Juan, acompañada por la Escuela Municipal de Folclore. A las 20.00 horas terminará este acto con la ofrenda a la Virgen de la Concepción y se realizará un reparto de potaje a los peregrinos. Cerrará el día desde las nueve de la noche el IV Festival Folclórico C.B. Erasmo Hernández.

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